En Sudán, organizaciones de defensa de los derechos humanos afirman que, a principios de noviembre, combatientes del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido mataron en tres días a unas 1.300 personas de la comunidad Masalit en la región sudanesa de Darfur Occidental. Unas 2.000 personas resultaron heridas en los ataques, mientras que al menos otras 300 siguen desaparecidas. Los supervivientes de la masacre dicen que los combatientes de las Fuerzas de Apoyo Rápido fueron de casa en casa en busca de hombres, y mataron a todos los que encontraron. El viernes, la Organización de las Naciones Unidas advirtió que más de seis millones de personas se habían visto obligadas a abandonar sus hogares en Sudán desde que estallaron en abril los combates entre facciones militares rivales. Unos 25 millones de personas, más de la mitad de la población de Sudán, dependen de la ayuda humanitaria. Estas fueron las palabras expresadas por la coordinadora humanitaria de la ONU para Sudán.
Clementine Nkweta-Salami: “No tenemos palabras para describir cuán horroroso es lo que está ocurriendo en Sudán. Seguimos recibiendo constantemente informes espantosos de violencia sexual y de género, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y graves violaciones de los derechos humanos y de los derechos de los niños y niñas. Lo que está sucediendo roza la maldad pura”.