Estados Unidos vivió otro fin de semana mortal de violencia con armas de fuego. En la pequeña ciudad de Dadeville, en el estado de Alabama, un atacante mató a cuatro personas e hirió a otras 28 luego de abrir fuego en un recinto lleno de adolescentes que celebraban la fiesta de una joven que cumplía 16 años. Entre las víctimas fatales se encontraba el estudiante y talentoso atleta Phil Dowdell, quien fue recordado por un entrenador y docente de su escuela secundaria.
Mardracus Russell: “[Dowdell era un] gran estudiante y atleta. Él no solo ganó las carreras de 100 y 200 [yardas] el año pasado, sino que se puso metas para poder competir y ganar eso. Él estaba muy enfocado en sus objetivos, siempre tenía una sonrisa en su rostro, estaba [siempre] dispuesto a ayudar a cualquiera”.
Mientras tanto, en el estado de Kentucky, un atacante mató a dos personas tras abrir fuego contra una multitud de cientos de personas en un parque de la ciudad de Louisville. El ataque se produjo al tiempo que Louisville todavía se está recuperando de un tiroteo masivo que tuvo lugar el lunes pasado en un banco y que se cobró la vida de cinco personas.
En el estado de Hawái, un tiroteo que se produjo el viernes en el oeste de la isla de Oahu dejó un saldo de dos personas fallecidas.
Por otro lado, en la ciudad de Kansas City, en el estado de Misuri, un adolescente negro fue hospitalizado tras recibir un disparo después de tocar accidentalmente el timbre equivocado cuando intentaba recoger a sus hermanos de una casa.
En la ciudad de Nashville, una mujer embarazada de siete meses fue llevada la semana pasada de urgencia al hospital, donde se le realizó una cesárea de emergencia, después de que un empleado de la cadena de farmacias Walgreens le disparara y dijera que sospechaba que ella había robado en la tienda. El empleado alegó haber actuado en defensa propia, a pesar de que le disparó tras seguirla hasta el estacionamiento de la tienda.
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