En Estados Unidos, una familia del estado de Misisipi exige rendición de cuentas después de que un agente de policía le disparara a un niño negro de once años que había llamado al teléfono de emergencias para pedir ayuda. La madre de Aderrien Murry, Nakala Murry, le había dado al niño un teléfono celular y le había pedido que llamara a la policía durante un altercado doméstico con el padre de otro de sus hijos. Nakala Murry describió lo que sucedió cuando el agente Greg Capers llegó al lugar de los hechos en la madrugada del sábado.
Nakala Murry: “[El agente] me dijo: '¡Salga con las manos en alto!'. En ese momento fue cuando apareció mi hijo. […] Yo estaba con las manos en alto, pero igualmente empezaron a disparar, no lo entiendo. […] 'No quiero morir', decía mi hijo mientras estaba en el suelo. Le dije: 'No vas a morir, cariño. No vas a morir. Solo sigue hablando'”.
El niño fue dado de alta del hospital el miércoles después de ser tratado por un colapso pulmonar, una fractura de costillas y una laceración hepática.