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En el sur de Ucrania se está organizando la evacuación de miles de personas frente a las crecientes inundaciones provocadas por la destrucción de una represa del río Dniéper, en la ciudad de Nueva Kajovka, durante la noche del 5 de junio. La situación empeora el desastre humanitario que vive la región, que ha sido escenario de fuertes combates desde la invasión rusa. El Gobierno de Ucrania afirma que las inundaciones ponen en riesgo a 80 pueblos y aldeas, así como a la ciudad de Jersón en la que viven 300.000 personas. La destrucción de la represa también podría limitar el suministro de agua potable en Jersón y Crimea. Funcionarios ucranianos acusan al ejército ruso de sabotear deliberadamente la represa, calificando el hecho de “ecocida”. Por su parte, funcionarios rusos culpan al fuego de artillería ucraniano por el colapso de la represa. El desastre aumenta los temores de un accidente en la central nuclear más grande de Europa, la planta de seis reactores de Zaporiyia, que se encuentra aguas arriba del lugar donde cayó la represa y depende de ésta para mantener sus fundamentales sistemas de refrigeración activos. Desde Kiev se comunica con Democracy Now! Olexi Pasyuk, subdirector de la ONG ucraniana Ecoaction, quien analiza las implicaciones ambientales de estos hechos.
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