En Chad, decenas de miles de refugiados que han huido de la violencia en Sudán se enfrentan a otra amenaza letal: la escasez de agua corriente en medio de temperaturas abrasadoras. Los refugiados sudaneses afirman que deben beber la poca agua a la que tienen acceso, por lo que casi no queda agua disponible para los retretes y la higiene.
Eve: “Esperamos seis horas para obtener agua, y pasamos aquí todo el día. Esto está abarrotado de personas. Hay cortes de agua, altas temperaturas, la gente tiene hambre y sed, y los contenedores de agua son limitados. No tenemos ollas, colchones, mantas ni fundas. Nos pasamos el día expuestos a las altas temperaturas. Cuando uno viene a buscar agua, hace calor, cuando uno se queda sentado en la tienda, también hace calor”.