El primer ministro indio, Narendra Modi, inauguró el controvertido templo dedicado al dios Ram, un enorme templo hindú que fue construido sobre las ruinas de una histórica mezquita de la ciudad norteña de Ayodhya. En el terreno anteriormente se encontraba la centenaria mezquita de Babri, que fue demolida en 1992 por una multitud hindú, lo que desencadenó los disturbios religiosos más mortíferos desde la independencia de la India. La ola de violencia se cobró la vida de más de 2.000 personas, la mayoría de las cuales eran musulmanes. La inauguración del nuevo templo se considera un inicio no oficial de la campaña de reelección de Modi, quien buscaría un tercer mandato, y un triunfo para su agenda nacionalista hindú.
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