En Nueva Zelanda, más de 10.000 personas están participando en una marcha hacia la ciudad capital, Wellington, para protestar contra una legislación que redefiniría un tratado de 1840, que es considerado el documento fundacional del país, y revertiría derechos de larga data de las comunidades indígenas maoríes. El jueves, la legisladora maorí de 22 años Hana-Rawhiti Maipi-Clarke rompió una copia del proyecto de ley y, junto con otros legisladores, realizó un haka, un cántico rítmico maorí de desafío, en la sala el Parlamento, hecho por el cual se suspendió la sesión.
Esto ocurre apenas unos días después de que el primer ministro de Nueva Zelanda, Christopher Luxon, pidiera disculpas a las personas sobrevivientes y a las familias de cientos de miles de niños, niñas y adultos vulnerables que, durante los últimos 70 años, fueron víctimas de abusos físicos, sexuales y psicológicos en instituciones estatales, una gran proporción de los cuales pertenecían a la comunidad maorí.