En Azerbaiyán, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, denominada COP29, ha entrado en su recta final y los negociadores de casi 200 países aún están muy lejos de alcanzar un nuevo compromiso para la financiación de la lucha contra el cambio climático. Uno de los principales puntos de debate es la propuesta de un mercado de carbono avalado por las Naciones Unidas, que, según sus promotores, ayudaría a reducir las emisiones de carbono en 5.000 millones de toneladas métricas adicionales al año. Quienes se oponen a la propuesta afirman que los mercados de carbono permiten a las grandes empresas contaminantes hacer un “lavado de imagen ecológico” de sus emisiones mientras causan impactos devastadores en las comunidades más vulnerables a la crisis climática. Estas fueron las palabras expresadas por Eriel Deranger, directora de la organización Acción Indígena contra el Cambio Climático.
Eriel Deranger: “Estos mercados de carbono están, literalmente, exponiendo nuestras tierras y territorios a la apropiación de tierras al tiempo que ofrecen a las multinacionales un sistema que, de alguna manera, les permite pagar para continuar causando contaminación”.
Un estudio reciente publicado en la revista Nature Communications analizó el uso de créditos de carbono en más de 2.000 proyectos. Según este estudio, menos del 16% de los créditos de carbono emitidos constituían reducciones reales de emisiones.
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