El Gobierno de Trump permitirá que los agentes federales de inmigración realicen redadas en escuelas, hospitales y lugares de culto, una medida que pone fin a una política de larga data que prohibía al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas arrestar a personas en estos lugares.
Todo esto ocurre al tiempo que la agencia de noticias Reuters informa que casi 1.600 refugiados afganos, que habían sido autorizados por Estados Unidos para reasentarse en el país, han quedado en un limbo migratorio después de que el Gobierno de Trump suspendiera la admisión de refugiados. El grupo incluye a menores afganos no acompañados que esperan reunirse con sus familias en Estados Unidos y personas que colaboraron en la ocupación estadounidense de Afganistán y ahora temen perder sus vidas o ser castigados por el Gobierno talibán.