Las fuerzas armadas rusas lanzaron el lunes por la noche bombas guiadas contra Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, donde 30.000 usuarios quedaron en la oscuridad debido a que varios tendidos eléctricos resultaron dañados durante el ataque. Tres de las bombas impactaron en un hospital y causaron heridas a cuatro personas.
Natalia Nikityuk: “El primer ataque fue en un lugar más lejano, y el segundo fue muy fuerte. La puerta salió volando. Mi ventana se abrió de golpe. Tengo suerte de que hay una sala del otro lado. Simplemente, me senté muy asustada. Me dolía el corazón. No todas las salas del hospital estaban ocupadas por completo, pero hubo personas que sufrieron lesiones a causa de los vidrios de las ventanas”.
El ataque ruso más reciente se produce al tiempo que el Organismo Internacional de Energía Atómica está presionando a Moscú y Kiev para que acuerden un alto el fuego local con el fin de restaurar el suministro de energía externa a la central nuclear de Zaporiyia, la instalación de energía nuclear más grande de Europa, que actualmente se encuentra ocupada por Rusia. La planta ha estado operando con generadores diésel de respaldo desde el 23 de septiembre, después de que una serie de ataques dañara la red eléctrica, lo que dejó a la central vulnerable a un desastre nuclear. Esta es la décima vez, y, por un amplio margen, la más prolongada, que la planta se queda sin energía eléctrica externa.
Mientras tanto, el mandatario ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha anunciado que planea reunirse el viernes con el presidente Trump en la Casa Blanca, al tiempo que intenta conseguir más armas, incluidos misiles crucero de largo alcance Tomahawk.