
Sudán es escenario del conflicto armado de mayor escala a nivel mundial. Decenas de miles de personas han muerto y millones se han visto obligadas a desplazarse desde abril de 2023, cuando estallaron los enfrentamientos entre el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), que cuenta con el respaldo de Emiratos Árabes Unidos, y el ejército sudanés (SAF). La semana pasada, las FAR mataron a más de 40 niños y niñas en un ataque a un jardín de infantes. “Casi no hay zona de Sudán que no se vea afectada de alguna manera por esta guerra”, en la que abundan las denuncias de matanzas de menores de edad y violencia sexual generalizada, señala la analista política sudanesa Kholood Khair. En las imágenes satelitales revisadas por el investigador Nathaniel Raymond, de la Escuela de Salud Pública de Yale, se ve a la ciudad de El Fasher, tomada por las FAR, como un “pueblo fantasma”, lo que indica que dicho grupo paramilitar respaldado por Emiratos Árabes Unidos habría llevado a cabo una enorme masacre de la población civil. Khair pone de relieve el déficit del financiamiento humanitario destinado a Sudán y exhorta a la comunidad internacional a apoyar financieramente a las organizaciones de la sociedad civil y al fondo de respuesta a las crisis de la ONU. “Nadie les está ayudando. Nadie les está aportando dinero y recursos para que puedan salvar vidas”.
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