En Turquía, el líder rebelde kurdo Abdullah Öcalan, quien se encuentra encarcelado, ha pedido a los combatientes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en inglés) que depongan las armas y disuelvan su organización, un mensaje que ha allanado el camino para el establecimiento del primer alto el fuego desde que colapsó un proceso de paz en 2015. Desde 1984, Turquía ha librado una campaña contra la insurgencia liderada por el Partido de los Trabajadores de Kurdistán en la región sureste del país, dominada por los kurdos, donde los combates se han cobrado la vida de más de 40.000 personas.
Mientras tanto, el comandante de la organización liderada por los kurdos Fuerzas Democráticas Sirias, que controla el noreste de Siria, dijo que la directiva de Öcalan no se aplica a su organización.
Mazloum Abdi: “Este asunto de la deposición de armas está relacionado con el Partido de los Trabajadores de Kurdistán, y no tiene nada que ver con nosotros, y no está dirigido a nosotros ni a nuestros combatientes. Pero si esta operación tiene éxito, nosotros también nos beneficiaremos de ella, porque a Turquía le preocupa el PKK, y debido a dicha organización, Turquía está atacando nuestras regiones. Y como el PKK se disolverá y depondrá las armas, entonces no habrá peligro para Turquía y no habrá excusa para atacar nuestras regiones”.
El Ejército turco ha atacado repetidamente a las milicias kurdas en Siria, incluidas las Unidades de Protección Popular, que Turquía considera parte del Partido de los Trabajadores de Kurdistán.