El estado de Tennessee ha ejecutado a un recluso de 68 años que padecía demencia, daño cerebral e insuficiencia renal y cardíaca. Personas que estuvieron presentes el martes durante la ejecución afirman que Byron Black dijo que estaba “sufriendo mucho”, después de que funcionarios penitenciarios lo ataran a una camilla y comenzaran a inyectarle una dosis letal de pentobarbital. La ejecución se llevó a cabo a pesar del argumento de Black de que un dispositivo implantado que regulaba sus latidos cardíacos podía emitir descargas dolorosas a su corazón al intentar reanimarlo durante la ejecución.
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