El rescate económico de Wall Street propuesto por el gobierno de Bush sigue siendo criticado mientras los altos funcionarios presionan al Congreso para que apruebe el plan. El martes, el Secretario del Tesoro, Henry Paulson, y el Presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, comparecieron ante el Comité Bancario del Senado, donde fueron interrogados durante cinco horas. Bernanke les dijo a los legisladores que el bienestar financiero del país depende de la aprobación del rescate económico.
El Presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, dijo: “Mi único interés es que la economía estadounidense se fortalezca y se recupere. Creo que si los mercados crediticios no están funcionando, esos puestos de trabajo se perderán, el índice de desempleo aumentará, más viviendas serán sometidas a ejecuciones hipotecarias, el Producto Bruto Interno disminuirá; que la economía no podrá recuperarse de una manera normal y próspera, sin importar qué otras medidas se adopten. Por lo tanto, considero que esto es una condición necesaria para una recuperación próspera de nuestra economía”.
El plan de rescate económico de Wall Street ha sido criticado por varios motivos. Quienes se oponen al mismo dicen que le otorgará facultades sin precedentes al Tesoro y sacará del apuro a Wall Street por su propia codicia. Se comenta que los demócratas están ejerciendo presión para que se brinde más ayuda a los propietarios y se establezcan límites en los pagos a ejecutivos de las empresas que recibirán ayuda del gobierno. Otras propuestas han sugerido que el gobierno otorgue préstamos de bajos intereses a las empresas en situación crítica en lugar de comprar directamente las deudas incobrables, y que el gobierno compre únicamente las acciones e hipotecas de las empresas que luego puedan tener algún valor.






