La ofensiva de Estados Unidos en el norte de Irak ya lleva cinco días. Obama autorizó los ataques la semana pasada, en lo que denominó un intento de detener el avance de los militantes del Estado Islámico en la ciudad de Erbil y de evitar una masacre de la minoría yizadí en Irak. Miles de yizadíes han huido de una montaña en la que quedaron atrapados durante una semana debido al avance de los rebeldes. Otros miles aún permanecen en el Monte Sinjar. Funcionarios estadounidenses confirmaron que la CIA ha estado enviando armas y municiones en secreto directamente a las fuerzas kurdas conocidas como Peshmerga, que están luchando contra los rebeldes. El lunes, un alto funcionario del Pentágono, el teniente general del ejército William Mayville, sostuvo que es improbable que los ataques estadounidenses logren reducir la capacidad de combate del Estado Islámico.
Mayville declaró: “Creemos que los ataques aéreos de Estados Unidos en el norte de Irak han disminuido la periodicidad operativa del ISIL [Estado Islámico] y han interrumpido temporalmente su avance hacia la provincia de Erbil. Sin embargo, es poco probable que los ataques afecten la capacidad general del ISIL o sus operaciones en otras zonas de Irak y Siria”.