En Escocia, los votantes decidieron en un referéndum no formar un país independiente. Se registró una participación histórica de 84% de los votantes, de los cuales 55% votó para continuar siendo parte del Reino Unido, mientras que el 45% apoyó la independencia. Antes de la votación, el Primer Ministro británico David Cameron prometió otorgar más poderes a Escocia como parte del proceso conocido como “descentralización”.
El Primer Ministro Cameron declaró: “Ahora es el momento de que nuestro Reino Unido se una y avance. Una parte fundamental de ese proceso será un acuerdo equilibrado, justo para la gente de Escocia y también para la población de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte”.