El presidente Barack Obama condenó el asesinato de tres estudiantes musulmanes en Chapel Hill, Carolina del Norte, ocurrido la semana pasada. En un comunicado, Obama llamó a los asesinatos “brutales e indignantes”, añadiendo: “Nadie en Estados Unidos debería ser un blanco por ser quién es, por cómo es su aspecto ni por su religión”. El FBI anunció una investigación mientras continúa la de la policía local. El hombre armado sospechoso del hecho, Craig Stephen Hicks, había publicado con frecuencia comentarios anti-religiosos en su perfil de Facebook. El viernes, decenas de musulmanes rindieron homenaje a las víctimas en una congregación de oraciones fuera de la Casa Blanca.
Ali Hassan declaró: “Podría haber sido cualquiera de nosotros. Podría haber sido mi prometida que cubre su cabello; podría haber sido mi madre, que también cubre su cabello. Y lo que más duele es que ellos no fueron asesinados por ninguna otra razón que no fuera el hecho de que eran musulmanes”.