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Tres pacifistas que se infiltraron en una fábrica de armas nucleares fueron liberados de la cárcel, tras la anulación de sus condenas. En el año 2012, la organización auto denominada “Transform now Plowshares” [en referencia a una cita bíblica del libro de Isaías] ingresó sin permiso a las instalaciones nucleares Y-12 ubicadas en Oak Ridge, Tennessee. Conocidas como “Fort Knox of Uranium”, el complejo alberga suficiente uranio como para hacer diez mil bombas nucleares. Los activistas abrieron agujeros en el alambrado, pintaron consignas pacifistas y arrojaron sangre en las paredes, lo que reveló graves problemas de seguridad en dichas instalaciones, que procesa uranio para bombas de hidrógeno. El ingreso, al que el periódico New York Times se refirió como “la mayor falla de seguridad en la historia de los complejos nucleares de EE.UU.”, desató una serie de audiencias en el congreso. Las tres personas fueron condenadas por dañar un sitio de defensa nacional. Después de pasar dos años tras las rejas, un tribunal federal de apelaciones acaba de invalidar sus condenas, al afirmar que la fiscalía no probó que las tres personas tuvieran intenciones de afectar “la defensa nacional”. Los tres fueron liberados este fin de semana hasta que haya un nuevo fallo en relación al resto de los cargos de daño contra la propiedad del gobierno. Es probable que ya hayan pasado en la cárcel más tiempo del que reciban en la nueva condena. Nos acompañan dos de los activistas, la hermana Megan Rice, una monja católica de 85 años de edad, y Michael Walli, así como el abogado de ambos, Bill Quigley.
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