Mientras tanto, decenas de miles de migrantes están varados en la isla de Lesbos, en Grecia, mientras continúa la avalancha de personas que huye al sur de Europa desde Siria, Afganistán y otras regiones afectadas por la guerra. En Lesbos, los migrantes están viviendo en campamentos sin saneamiento básico y en dos pequeños centros de detención, que actualmente albergan diez veces más personas que las que pueden alojar. Los migrantes han criticado las condiciones en las que se encuentran.
Ahmed, un migrante sirio, declaró: “Huimos de la muerte hacia la muerte. Encontramos a la muerte en cada paso de nuestro camino. Escapamos de la muerte en nuestro país para encontrar la muerte en el mar, y escapamos de la muerte en el mar para encontrarla aquí en el campamento”.
Sin embargo, los funcionarios de la isla han dicho que son incapaces de hacer frente a la situación, en particular dada la crisis económica actual en el país.
El alcalde Spyros Galinos declaró: “Es como si la comunidad internacional, la Unión Europea, la Cruz Roja y la ONU hubieran colocado una bomba en mis manos y el detonador ardiera lentamente y pido ayuda en forma desesperada para apagarlo, pero ellos esperan que la bomba explote antes de acudir a nuestra ayuda”.