En Turquía, la policía hizo uso de gases lacrimógenos y cañones de agua contra manifestantes durante una movilización llevada a cabo el lunes, tras un cruento atentado que costó la vida a 30 jóvenes activistas en la localidad fronteriza mayoritariamente kurda de Suruc. En Turquía, los kurdos se han pronunciado contra lo que perciben como un fracaso por parte del gobierno turco a la hora de enfrentar la propagación del autoproclamado Estado Islámico. Por otra parte, en Washington, el secretario de Prensa de la Casa Blanca, Josh Earnest, condenó el atentado del lunes.
Earnest afirmó: “Puedo decir que Estados Unidos condena firmemente el atentado terrorista perpetrado al sur de Turquía. Extendemos nuestras condolencias a los familiares de las víctimas, muchas de las cuales habían llegado a esa localidad para colaborar en su reconstrucción. Expresamos nuestra solidaridad al gobierno turco, así como al pueblo de Turquía, y reafirmamos nuestra determinación de luchar contra la amenaza compartida del terrorismo”.