El estado de Michigan ha llegado a un acuerdo con la ciudad de Flint. El estado acordó pagar casi 100 millones de dólares para reemplazar las cañerías de agua en miles de casas cuya agua ha sido envenenada por plomo.
La crisis del agua de Flint comenzó cuando un administrador de emergencias no electo, nombrado por el estado, cambió la fuente del agua potable de la ciudad al contaminado río Flint, en un intento de ahorrar dinero. El agua tuvo un efecto corrosivo en las cañerías antiguas de la ciudad, lo que causó una filtración de niveles venenosos de plomo en el agua potable de la ciudad.
Los funcionarios afirman que el agua de Flint aún no es apta para beber sin un filtro, y muchos residentes continúan recelosos de beber el agua aunque sea filtrada.