En la Casa Blanca, las diferencias entre el personal superior quedaron plenamente demostradas el jueves, luego de que el recientemente designado director de Comunicaciones, Anthony Scaramucci, protestara por las filtraciones en una serie de entrevistas en las que empleó numerosas palabras inapropiadas. El miércoles, Scaramucci se comunicó por teléfono con el corresponsal de la revista The New Yorker, Ryan Lizza, y exigió que se le diera a conocer quién había filtrado la información sobre una cena en la Casa Blanca y amenazó con despedir a todo el equipo de comunicaciones de la Casa Blanca. Luego Scaramucci acusó al jefe de gabinete, Reince Priebus, de estar detrás de las filtraciones y predijo que pronto se pedirá su renuncia, además de referirse a él como “un maldito esquizofrénico, un paranoico”. Scaramucci también atacó al jefe de estrategias de Trump, Steve Bannon, con una referencia vulgar a un acto sexual y agregó: “Lo que quiero hacer es matar a todos los malditos responsables de las filtraciones y poner en marcha los planes del presidente para poder triunfar por el pueblo estadounidense”. El jueves por la mañana, Scaramucci llamó al programa “New Day”, de CNN, donde comparó su relación con Reince Priebus con los hermanos bíblicos Caín y Abel y dijo que los responsables de las filtraciones recibirán un castigo duro.
Anthony Scaramucci afirmó: “Las filtraciones de la Casa Blanca son pequeñeces al lado de filtrar cosas sobre Siria, Corea del Norte o Irak. Este es el tipo de filtraciones que son traicioneras y por las cuales los responsables hubieran sido colgados hace 150 años”.
En la Casa Blanca, la secretaria de Prensa, Sarah Huckabee Sanders, se negó a comentar si el presidente Donald Trump aún confiaba en su jefe de gabinete, Reince Priebus.
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