Cómo la industria de la telefonía celular convenció a los usuarios de que los teléfonos celulares son seguros y eligió cuidadosamente estudios de riesgos

Reportaje05 de abril de 2018

En la actualidad, noventa y nueve adultos estadounidenses de cada cien son propietarios de un teléfono celular. Y en el mundo, tres de cada cuatro adultos tienen ahora acceso a un teléfono celular. La telefonía celular es una de las industrias que crece más rápidamente en la Tierra: se registraron ventas anules por un monto de $440 mil millones de dólares en el año 2016. Pero ¿los teléfonos celulares son seguros? Una nueva investigación realizada por la revista The Nation sugiere que esa es una pregunta que los gigantes de la telefonía celular prefieren que no se haga. Para saber más de este tema, hablamos con Mark Hertsgaard. Hertsgaard es corresponsal de temas ambientales y editor de investigaciones de la revista The Nation. Su informe, escrito en coautoría con Mark Dowie, se titula “How Big Wireless Made Us Think That Cell Phones Are Safe” (Cómo las grandes empresas de telefonía celular nos hicieron creer que los teléfonos celulares son seguros).

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now! el Informe de Guerra y Paz. Somos Amy Goodman y Nermeen Shaikh.

NERMEEN SHAIKH: En Estados Unidos, 95 de cada 100 personas adultas poseen hoy en día un teléfono celular. Y a nivel mundial, tres de cada cuatro personas adultas tienen acceso a teléfonos celulares. La industria de la tecnología inalámbrica es una de las de más rápido crecimiento en el mundo, con una recaudación anual de 440 mil millones de dólares en 2016. Pero ¿son seguros los teléfonos celulares? Una nueva investigación de la revista The Nation sugiere que las grandes empresas de telefonía celular prefieren que no nos hagamos esa pregunta. Los periodistas Mark Hertsgaard y Mark Dowie escribieron a partir de su investigación una nota titulada: “How Big Wireless Made Us Think That Cell Phones Are Safe” (Cómo las grandes empresas de tecnología inalámbrica nos hicieron creer que los teléfonos celulares son seguros). Allí señalan que la comercialización de teléfonos celulares se inició en Estados Unidos en la década de 1980 sin ninguna prueba de seguridad por parte del gobierno. Luego, una década más tarde, uno de los investigadores que las empresas habían elegido cuidadosamente, George Carlo, habría dicho a altos funcionarios de dichas empresas, como Apple, AT&T y Motorola, que algunos de los estudios que habían encargado planteaban serias dudas sobre la seguridad de los teléfonos celulares. El 7 de octubre de 1999, Carlo envió cartas a los directores ejecutivos de estas empresas, instándoles a dar a los y las usuarias “la información necesaria para que pudieran decidir de manera informada en qué medida desean asumir este riesgo desconocido”. En lugar de eso, la Asociación de Telecomunicaciones móviles e Internet (CTIA) habría intentado desacreditar los hallazgos de Carlo y en febrero de 2000 lo expulsaron de las instalaciones donde se desarrollaba la conferencia anual de la CTIA.

AMY GOODMAN: Las investigación de la revista The Nation señala que la historia de Carlo “evoca similitudes inquietantes con dos casos tristemente célebres de engaños corporativos: las campañas implementadas por las empresas tabacaleras y de combustibles fósiles para ocultar los peligros del tabaquismo y los efectos de los combustibles fósiles en el cambio climático, respectivamente”. Para más información, estamos en comunicación con San Francisco donde se encuentra uno de los autores de esta nueva investigación, Mark Hertsgaard, corresponsal ambiental y editor de investigaciones de la revista The Nation, autor de siete libros, entre ellos “Hot: Living Through the Next Fifty Years on Earth” (Caliente: atravesando los próximos cincuenta años en el planeta). Mark, bienvenido a Democracy Now!

MARK HERTSGAARD: Hola Amy.

AMY GOODMAN: Cuéntanos acerca de esta investigación; qué sabemos sobre el impacto de los teléfonos celulares en la salud y cuán peligrosos son.

MARK HERTSGAARD: Permíteme enfatizar, Amy, que nuestro artículo no es sobre cuán peligrosos pueden ser los teléfonos celulares para la salud. Lo que publicamos es una investigación periodística que revela cómo las empresas de telefonía celular se han esforzado durante 25 años para convencer a la gente de que los teléfonos celulares son seguros, cuando, de hecho, existen investigaciones científicas financiadas de manera independiente que muestran que no hay acuerdo al respecto. Y como mencionaste, evidencia de eso es ese comunicado o más bien carta que escribió George Carlo en 1999, diciendo a los directores ejecutivos de todas estas grandes empresas: “Miren, esta tecnología está generando serias preguntas referidas a la salud, especialmente acerca de la exposición en niños, el cáncer y daño genético”. Y creo que ahí radica el paralelismo con lo que hicieron las grandes empresas petroleras y tabacaleras. En cada caso, los propios científicos contratados por estas grandes empresas comunicaron hacia dentro de la empresa que había graves riesgos potenciales en sus productos, ya fueran cigarrillos, combustibles fósiles o teléfonos celulares. Y en cada caso, los ejecutivos decidieron no hacer pública esa información sino todo lo contrario, se guardaron la información y salieron a decirle a la gente, a la prensa, a funcionarios y legisladores que no había ningún problema. Hay muchos estudios que indican que deberíamos utilizar los teléfonos celulares con cuidado. La Organización Mundial de la Salud ha incluido los teléfonos celulares en su lista de posibles carcinógenos. Y la semana pasada desde los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos se difundió un importante estudio, que pasó el proceso de revisión por pares, sobre las radiaciones de los teléfonos móviles. Y los científicos que realizaron la revisión por pares, que son independientes del gobierno, dijeron que había “evidencia clara” de que los teléfonos celulares pueden causar cáncer. Y es algo que no ha salido en ninguno de los grandes medios de comunicación estadounidenses. Y debo decir que esa es otra parte de esta historia, Amy, cómo los medios de comunicación y el periodismo estadounidense han sido engañados, una vez más, por una campaña de propaganda corporativa, dando más voz a los estudios presentados por las empresas que a los estudios científicos independientes.

NERMEEN SHAIKH: Mark, ¿podrías hablar un poco sobre la forma en que las empresas de tecnología inalámbrica han buscado influir en la investigación científica acerca de los efectos, los efectos potenciales del uso del teléfono celular?

MARK HERTSGAARD: Claro. El término que usan es “juego de guerra”. Lo que hacen es implementar estrategias de guerra contra ciertos estudios científicos. Eso se desprende de un comunicado interno de Motorola del año 1994. Motorola es una importante empresa que fabrica teléfonos celulares, que ya en ese momento estaba enfrentando demandas de clientes que afirmaban que sus tumores cerebrales estaban vinculado con el uso de equipos fabricados por Motorola. Estos “juegos de guerra” incluyen una cantidad de acciones diversas, como financiar estudios científicos favorables a los intereses de las empresas y desacreditar los estudios científicos o intentar callar a las y los investigadores que son críticos de las empresas. Y también implica tratar de poner científicos cercanos a las empresas en organismos clave, como la Organización Mundial de la Salud. Y en nuestro artículo en la revista The Nation mostramos que cuando la Organización Mundial de la Salud estaba realizando su evaluación sobre el tema en el año 2011, para emitir un dictamen sobre el potencial riesgo cancerígeno de los teléfonos celulares, las empresas se aseguraron de incluir a varios de sus científicos en las juntas asesoras consultadas por la OMS para tomar esta decisión. Y eso va en contra del reglamento de conflicto de intereses que tiene la OMS, pero las empresas lograron esquivar el reglamento. Pusieron dinero en el proceso. Y finalmente, en su dictamen de 2011, la OMS —Organización Mundial de la Salud— calificó la radiación de teléfonos celulares como un “posible” carcinógeno. Pero entrevistamos a varios de los científicos que formaron parte de ese comité y dijeron que querían calificarlo como “probable” carcinógeno. Y un científico incluso quería calificarlo como carcinógeno “conocido”. De modo que a fines de este año, la OMS volverá a abordar esta cuestión de la radiación de los teléfonos celulares y nos han dicho que analizarán cuidadosamente este estudio que difundió la semana pasada el Programa Nacional de Toxicología del gobierno de EE. UU. que encontró evidencia clara de que los teléfonos celulares pueden causar cáncer.

AMY GOODMAN: Mark, ustedes señalan que las empresas “también montaron una campaña para desacreditar a Lennart Hardell, un profesor sueco de oncología que partició en aquel grupo de trabajo. Los estudios de Hardell encontraron un aumento en gliomas y neuromas acústicos en gente que usa prolongadamente el teléfono celular y estuvieron entre las pruebas más firmes con las que trabajó el equipo”. Explícanos que son los gliomas y neuromas acústicos, y en qué crees que su trabajo ha sido negado o desacreditado.

MARK HERTSGAARD: Bueno, Lennart Hardell, el científico sueco que mencionas, Amy, fue el científico del comité de la OMS que quería calificar la radiación de los teléfonos móviles como carcinógeno “conocido” –no probable ni posible, conocido. Esa sería la Categoría 1 de riesgos. Y esta postura de él se basaba en sus estudios de gliomas. Son tumores cerebrales desagradables, cáncer de cerebro, difíciles de tratar. No son un nódulo específico que se puede extraer, sino que más bien se filtran a través del cerebro en largas hebras. Y Hardell estaba especialmente preocupado por el impacto de esto en los niños. Y debo señalar aquí, Amy, que bueno, en esto EE.UU. es bastante diferente a otros países avanzados. En Gran Bretaña, en Francia, en Israel, los gobiernos han emitido normativas que limitan muy estrictamente el uso infantil de los teléfonos celulares. En las escuelas públicas de Francia no se permiten iPads, no hay conexión inalámbrica, en parte por el tema de la adicción, pero también debido a las preocupaciones sobre la salud. Y en el caso de Lennart Hardell en Suecia, cuando comenzó a publicar esos hallazgos en el año 2002, inmediatamente las empresas se movieron para que dos de sus amigos… de sus científicos amigos publicaran un documento condenando a Hardell. Bueno, estos dos científicos se presentaron como científicos independientes y dijeron que el Sr.... que los hallazgos del Dr. Hardell tenían incoherencias metodológicas. Y bueno, nosotros descubrimos que en ese mismo momento estaban trabajando como consultores de Motorola, como peritos de la empresa en un juicio de tumor cerebral. Entonces, ¿a quién le vamos a creer?

AMY GOODMAN: Tenemos que despedirnos. Vamos a realizar una segunda parte de esta entrevista y la publicaremos en democracynow.org. Nos queda mucho por hablar, desde el “Internet de las cosas” y la tecnología 5G, a cómo la campaña de las empresas de telefonía móvil refleja lo qué pasó con las grandes empresas tabacaleras. Pondremos un enlace en nuestro sitio web a la nueva investigación especial de Mark Hertsgaard, que se titula: “How Big Wireless Made Us Think That Cell Phones Are Safe” (Cómo las grandes empresas de tecnología inalámbrica nos hicieron creer que los teléfonos celulares son seguros).


Traducido por Lissette Favorite. Editado por Verónica Gelman y Democracy Now! en Español.

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