El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, canceló la cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong-un, que estaba planificada para el 12 de junio en Singapur. En una carta dirigida a Kim, Trump sostiene que el motivo de la cancelación es la “tremenda ira y hostilidad evidente” que emanan de los recientes comentarios del norcoreano. Esto se produce después de que Corea del Norte reiterara su amenaza de cancelar la cumbre y citara declaraciones del vicepresidente estadounidense, Mike Pence, a las que calificó de “ignorantes y estúpidas”. El lunes, Pence había repetido el argumento esgrimido por el Gobierno de Trump acerca de que Corea del Norte podría terminar como Libia si no abandona sus armas nucleares, en una referencia a la intervención liderada por Estados Unidos en 2011 que condujo al derrocamiento del líder Muammar Gaddafi, quien fue arrastrado por las calles y asesinado públicamente por los rebeldes. En respuesta, un alto funcionario norcoreano declaró el miércoles: “Que Estados Unidos se encuentre con nosotros en una sala de reuniones o en un enfrentamiento depende por completo de la decisión… de Estados Unidos”. En la Casa Blanca, el presidente Trump respondió con evasivas cuando el miércoles le preguntaron si la cumbre del 12 de junio seguía en pie.
Donald Trump enunció: “Veremos qué pasa con lo de Singapur. Veremos. Podría perfectamente llevarse a cabo, pero, sea lo que sea, lo sabremos la semana que viene. [a Singapur], creo que será algo muy bueno para Corea del Norte”.
El jueves, Corea del Norte invitó a periodistas extranjeros para que observaran mientras aparentemente demolía las instalaciones donde lleva a cabo las pruebas de armas nucleares. Muchos observadores creen que las instalaciones ya estaban dañadas a raíz de las numerosas pruebas nucleares realizadas y habían quedado inutilizables.