El sábado en Francia tuvieron lugar por undécimo fin de semana consecutivo las manifestaciones que lleva adelante el movimiento conocido como los “chalecos amarillos”, que no muestra signos de desaceleración. Varios sindicatos se han unido a este movimiento y reclaman solidaridad en sus luchas por la justicia social.
En paralelo, se ha denunciado la violencia perpetrada tanto por la policía como por algunos manifestantes. Aproximadamente 10.000 personas marcharon en París llevando bufandas rojas en protesta contra el vandalismo y varios actos de violencia que se han asociado con las protestas de los chalecos amarillos.
La policía francesa ha sido objeto de fuertes críticas por su excesivo empleo de la fuerza, incluido el uso de balas de goma, que, según los manifestantes, causaron lesiones graves. El abogado de Jérôme Rodrigues, un prominente manifestante perteneciente al movimiento de los chalecos amarillos, anunció que su cliente quedará discapacitado de por vida como consecuencia de haber recibido el sábado un disparo de un proyectil de goma. La semana pasada, el ministro del Interior anunció que la policía antidisturbios comenzará a usar cámaras corporales.