Embajador boliviano ante la ONU: una “élite racista” diseñó el golpe de Estado para restablecer el neoliberalismo en Bolivia

Original en Español19 de noviembre de 2019
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Hoy hablamos del golpe de estado en Bolivia, donde al menos 23 han muerto en medio de una creciente violencia desde que el presidente Evo Morales renunció a petición del ejército la semana pasada. El creciente malestar se convirtió rápidamente en caos y violencia el viernes en los alrededores de Cochabamba cuando las fuerzas militares abrieron fuego contra los manifestantes indígenas pro-Morales, matando al menos a nueve personas e hiriendo a más de 100.
La violencia comenzó poco después de que miles de manifestantes, muchos de ellos productores indígenas de hoja de coca, se reunieron para una marcha pacífica en la localidad de Sacaba y luego intentaron cruzar un punto de control militar para acceder a la ciudad de Cochabamba. La masacre se produjo un día después de que la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez emitiera un decreto que exime a los militares de responsabilidad penal por los actos violentos. En medio de esta violencia creciente y de informes de actos generalizados de racismo contra los indígenas, los manifestantes están exigiendo la renuncia de Áñez, una senadora boliviana de derecha que se autoproclamó presidenta en una sesión legislativa sin el quórum necesario la semana pasada. Añez nombró un nuevo gabinete sin ningún miembro indígenas; pero finalmente incluyó a personas indígenas debido a la presión pública. En el pasado Áñez ha calificado las comunidades indígenas de “Satánicas” y ha declarado que con su presidencia la Biblia vuelve a Bolivia. Añez dijo la semana pasada que al presidente socialista exiliado Evo Morales, quien huyó a México después de que el ejército lo destituyera el domingo pasado, no se le permitirá postularse en unas nuevas elecciones y que será procesado si regresa a Bolivia. Morales es el primer presidente indígena de Bolivia, un a país con una población mayoritariamente indígena. El domingo, el enviado especial de la ONU para Bolivia, Jean Arnault, pidió que se abran conversaciones entre Jeanine Anez y los líderes del Movimiento al socialismo, el partido de Morales. Aún no se ha establecido una fecha para esas conversaciones. Para ahondar más sobre el tema, nos acompaña Sacha Llorenti, representante de Bolivia en las Naciones Unidas

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now!, democracynow.org, el informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman con Juan González.

JUAN GONZÁLEZ: Hoy hablamos del golpe de Estado en Bolivia, donde al menos 23 personas han muerto en medio de una creciente violencia desde que el presidente Evo Morales renunció a petición del Ejército la semana pasada. El creciente malestar se convirtió rápidamente en caos y violencia el viernes en los alrededores de Cochabamba, cuando las fuerzas militares abrieron fuego contra los manifestantes indígenas pro-Morales, matando al menos a 9 personas e hiriendo a más de 100. La violencia comenzó poco después de que miles de manifestantes, muchos de ellos productores indígenas de hoja de coca, se reunieron para una marcha pacífica en la localidad de Sacaba y luego intentaron cruzar un punto de control militar para acceder a la ciudad de Cochabamba. Esta es una de las manifestantes en Sacaba:

MANIFESTANTE: “…los del MAS son los que atacan”, y no es así señores. En realidad ellos han venido tranquilamente, han esperado largo tiempo. Y los periodistas de Bolivia, toditos, toditos no graban, no pueden entrevistar a uno de aquí porque saben que van a hablar la verdad y ellos no quieren que salga a la luz la verdad. Nosotros lo que pedimos es paz para Bolivia, por favor. Ya no queremos más muertos, ya no queremos esta tristeza. Usted está viendo cuántos muertos hay.

JUAN GONZÁLEZ: La masacre se produjo un día después de que la autoproclamada presidenta, Jeanine Áñez, emitiera un decreto que exime a los militares de responsabilidad penal por los actos violentos. En medio de esta violencia creciente y de informes de actos generalizados de racismo contra los indígenas, los manifestantes están exigiendo la renuncia de Áñez, una senadora boliviana de derecha que se autoproclamó presidenta en una sesión legislativa sin el quorum necesario la semana pasada. Áñez nombró a un nuevo gabinete sin ningún miembro indígena, pero finalmente incluyó a personas indígenas debido a la presión pública. En el pasado, Áñez ha calificado a las comunidades indígenas de satánicas y ha declarado que con su presidencia la Biblia vuelve a Bolivia. Áñez dijo la semana pasada que al presidente socialista exiliado, Evo Morales, quien huyó a México después de que el Ejército lo destituyera el domingo pasado, no se le permitiría postularse en unas nuevas elecciones y que será procesado si regresa a Bolivia. Morales es el primer presidente indígena de Bolivia, un país con una población mayoritariamente indígena. El domingo, el enviado especial de la ONU para Bolivia, John Albó, pidió que se abran conversaciones entre Jeanine Áñez y los líderes del Movimiento Al Socialismo, el partido de Morales. Aún no se ha establecido una fecha para esas conversaciones.

Para ahondar más sobre el tema nos acompaña Sacha Llorenti, representante de Bolivia en las Naciones Unidas. Bienvenido a Democracy Now!. ¿Nos puede hablar especialmente, embajador, de las conversaciones que usted ha tenido con Evo Morales acerca de cuáles fueron las amenazas y la razón por la cual él renunció?

SACHA LLORENTI: Sí, Juan. Estuvimos en contacto permanente antes de la renuncia, durante la renuncia y ahora en su exilio en México. Este fue, por supuesto, un golpe de Estado muy bien planificado, con participación de las dos instituciones armadas en Bolivia, me refiero a la Policía, que primero se amotinó y se plegó al golpe y luego las Fuerzas Armadas. Un golpe de mano racista con tintes claramente fascistas, que ha utilizado la exacerbación de sentimientos religiosos y regionales para generar una protesta que luego concluyó en este golpe. Es importante señalar que después de que se autoproclamó como presidenta la senadora Jeanine Añez, ella manifestó públicamente que iban a cumplir todos los compromisos que tenían con la Policía. Es decir, la Policía se sumó al golpe de Estado sobre la base de un acuerdo con los golpistas y lo mismo sucedió con las Fuerzas Armadas, que ahora se beneficia de un decreto supremo y de más de cinco millones de dólares para sus acciones represivas, para quedar absolutamente impune. En las conversaciones que tuve con el presidente Evo, porque él todavía es el presidente constitucional de Bolivia, porque solamente cuando la Asamblea Legislativa acepte de su renuncia, él deja de ser el presidente, él manifestó claramente su, bueno, las condiciones en las que tuvo que salir del país, cuando antes de renunciar ya se le había retirado parte de su seguridad, no se le permitía utilizar el avión presidencial. Uno de los miembros más cercanos de su equipo de seguridad le mostró mensajes de texto en el que decían que ofrecían 50 mil dólares para quienes entreguen a Evo Morales. La policía, y existen pruebas absolutamente incontrastables, inició una “cacería” para tratar de detener al presidente con distintos operativos en varios puntos del país, en varios aeropuertos del país. Y luego, cuando México ofreció el asilo, las Fuerzas Armadas y fundamentalmente la Fuerza Aérea Boliviana, primero impidió el ingreso del avión. Cuando el avión llegó a Bolivia impidió que saliera de Bolivia. Algunos países de la región impidieron que sobrevolara su espacio aéreo. Fue realmente un periplo, una odisea, hasta que el presidente llegase a México.
Pero lo que ha pasado en Bolivia es que se ha instalado, Juan, un Gobierno autoproclamado, ilegal, ilegítimo, como decía, racista, que ha exacerbado sentimientos religiosos y regionales, pero que tiene un proyecto económico lúcido, es decir, claro. Ellos quieren reinstaurar el modelo neoliberal, promover la privatización de las empresas que se habían nacionalizado y recuperado, como ya lo han dicho claramente, beneficiar a una élite agroindustrial en el oriente del país y en lo que se refiere a la política exterior, alinearse en todo lo que diga Washington.

JUAN GONZÁLEZ: ¿Y cómo está la situación con los miembros de la Asamblea Legislativa? Especialmente cuando tenía una mayoría o tiene una mayoría de miembros de MAS. ¿La seguridad de los representantes?

  • SACHA LLORENTI*: Bueno, mire, yo le voy a le voy a decir qué tipo de amenazas han hecho en Bolivia quienes están ahora ilegítimamente en el poder. La ministra de Comunicación amenazó con acusar de sedición a pseudo periodistas, según sus palabras. El ministro de Gobierno advirtió con ir a la cacería de personas vinculadas con el Gobierno de Evo Morales y específicamente los llamó animales, además del decreto supremo que exime de responsabilidad penal a los militares. E incluso este ministro de Gobierno, de este Gobierno autoproclamado, señaló que se creó un aparato especial de la Fiscalía para detener a legisladores acusados de subversión, en sus palabras, es decir, un aparato especial de la Fiscalía para detener a los miembros electos de la Asamblea Legislativa. ¿Qué es lo que sucede, Juan?, y su pregunta es muy importante: el Movimiento al Socialismo tiene dos tercios de miembros, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados de la Asamblea Legislativa. Es la Asamblea Legislativa la que tiene primero que considerar la renuncia del presidente Evo Morales. Por eso la persecución contra los asambleístas. Y segundo, cualquier acuerdo que tenga algún mínimo de institucionalidad y de legitimidad para convocar a nuevas elecciones debe necesariamente pasar por la Asamblea Legislativa. Entonces, ahora los asambleístas están bajo una durísima presión, perseguidos ellos y sus familias. Hay que recordar que el presidente, el anterior presidente de la Cámara de Diputados, tuvo que renunciar porque quemaron su casa, secuestraron a uno de sus familiares exigiéndole la renuncia y bajo esa presión renunció. Estamos, sin lugar a dudas, ante un golpe claramente no solamente autoritario, violento, sino fascista.

AMY GOODMAN: Quería preguntarle sobre la masacre de Sacaba que tuvo lugar el viernes por la noche. La Red Andina de Información entrevistó a más de dos docenas de testigos de la masacre, habló con el Instituto de Investigaciones Forenses y vio los certificados de defunción de los asesinados. Los testigos no quisieron ser identificados por motivos de seguridad. Esta es una de ellas.

MANIFESTANTE: “los del MAS son los que atacan”, y no es así señores. En realidad ellos han venido tranquilamente, han esperado largo tiempo. Y los periodistas de Bolivia, toditos, toditos no graban, no pueden entrevistar a uno de aquí porque saben que van a hablar la verdad y ellos no quieren que salga a la luz la verdad. Nosotros lo que pedimos es paz para Bolivia, por favor. Ya no queremos más muertos, ya no queremos esta tristeza. Usted está viendo cuántos muertos hay.

AMY GOODMAN: Y este es otro manifestante hablando en Sacaba tras la masacre:

MANIFESTANTE: Quiero manifestar mi preocupación por estos policías que se han vendido a los que están manejando con plata, a Camacho, a Mesa, ellos están totalmente vendidos. Ellos nos están dando directamente con bala, con helicópteros, como estarían en la guerra. Pero ellos nunca, nunca nos han dado guerra. Cuando estaba Evo presidente nunca ellos nos han metido ni una bala, pero para nosotros viene la bala y helicópteros, hasta aviones de guerra mandan y tanques. Todo nos mandan a nosotros. Hoy día tenemos muertos, casi por seguro hasta cinco, siete ahorita.

AMY GOODMAN: Hasta el momento sabemos que nueve personas fueron asesinadas y que hay cientos de heridos. Esto ocurrió en la noche del viernes, en las afueras de Cochabamba. Embajador, ¿quién es Jeanine Áñez, la autoproclamada presidenta de Bolivia, quien en el pasado ha calificado a las comunidades indígenas de “satánicas” y ha declarado que con su presidencia la Biblia vuelve a Bolivia?

SACHA LLORENTI: Sí, Amy. Ahora, con relación a la masacre en Sacaba, existe un cerco mediático, un intento de encubrir lo que ha sucedido. Pero la verdad es que por lo menos, como usted decía, nueve personas han sido asesinadas. Existen decenas y decenas de personas heridas. Pero además, también muchas personas detenidas cuyo paradero se desconoce. Lo que sucede es que las organizaciones de derechos humanos han sido desmanteladas en los últimos años. Una de las más conocidas. La Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, de la que yo fui presidente el año 2004 y 2005, se ha plegado al golpe de Estado hace mucho tiempo, se ha sumado al golpe de Estado. Lamentablemente la Defensoría del Pueblo está desmantelada, tienen mucho miedo de actuar. Es por eso que hemos pedido a la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, con quien he conversado personalmente, para que se despliegue el mayor equipo posible, no solamente para investigar, sino para proteger a las personas que están todavía siendo perseguidas, amenazadas. Existe una movilización militar no solamente en Cochabamba, en Potosí, en El Alto, en las provincias de La Paz y amenazando estas protestas pacíficas que lo que hacen es reclamar porque se respete también su voto. El otro factor es el racismo: han quemado… Una de las primeras cosas que hicieron después de la renuncia del presidente Evo fue quemar whipalas. Las whipalas son las banderas indígenas reconocidas por la Constitución. Las han quemado públicamente, las han bajado de instituciones públicas, las han quitado de emblemas y eso ha ofendido muchísimo la identidad de los pueblos indígenas de Bolivia y ha motivado en gran medida esta movilización masiva, fundamentalmente de indígenas en el país.
¿Y quién es Áñez? Ella está circunstancialmente en ese puesto, porque quienes han liderado el golpe de Estado tienen que ver con los poderes económicos, financieros, de una élite, fundamentalmente del departamento de Santa Cruz, pero vinculada también a la élite del resto del país, que se ha visto desplazada, que lamentablemente se ha visto desplazada por el proceso de cambio del presidente Evo Morales. Muchos de sus intereses han sido afectados. Muchos de sus intereses han sido, reitero, fundamentalmente con el tema de la tierra y después, por supuesto, con el tema de la banca, se les ha limitado en exportaciones, para dar otro ejemplo. Pero lo que ellos, lo que este grupo pretende es llegar fortalecido a las elecciones, que seguramente habrán, y así revertir todo lo que se ha avanzado en el proceso de cambio. El otro factor que usted mencionaba es el factor de la religión. A partir de la Constitución del año 2009, Bolivia se declaró un Estado no confesional, como la mayoría de las democracias modernas, separando al Estado de la religión. Y ellos han utilizado, han exacerbado el tema de la religión para movilizar gente con el discurso de que la Biblia tiene que volver al Palacio. Y eso por supuesto, además calificando a las tradiciones indígenas como satánicas y generando así una mayor reacción. Estamos todavía viviendo momentos difíciles. La Asamblea Legislativa tiene que sesionar, pero está siendo amenazada. Hoy hay tanques, tanquetas en las calles de La Paz, en la sede de Gobierno, y nosotros hacemos un llamado para que se evite la violencia, que se deje el funcionamiento de las instituciones y que prime el diálogo y la negociación.

JUAN GONZÁLEZ: ¿Nos puede hablar un poco acerca de la reacción de la comunidad internacional, los otros países de América Latina, en términos de la autoproclamación de esta nueva presidenta y también de la política extranjera, las primeras señales que tenemos de cómo este nuevo Gobierno que se autodeclaró está funcionando vis a vis con otras naciones de América Latina?

SACHA LLORENTI: Sí, esa es una excelente pregunta, Juan, porque supongamos que no ha sido un golpe de Estado, supongamos que este es un Gobierno de transición. Los gobiernos de transición no tienen que modificar las políticas ni económicas ni la política exterior del Estado. Su única tarea es llevar a hacer unas elecciones. Es lo que nos pasó el año 2005. Solamente administrar las elecciones. Pero los que este Gobierno claramente está haciendo, porque tienen un proyecto definido, es revertir las medidas económicas pero además alinearse claramente con los Estados Unidos. Uno de los primeros Gobiernos que reconoció a la autoproclamada fue justamente el de Donald Trump. Segundo, algunos países de la región alineados con Estados Unidos también lo hicieron. Es el caso de Ecuador y Brasil, pero otros Gobiernos no los reconocen a ellos, a ese Gobierno. Es el caso muy encomiable de Uruguay o de México y la actitud del presidente electo de la Argentina, Alberto Fernández, que desde un principio calificó esto como un golpe. Y además, no solamente eso, él ayudó, yo soy testigo presencial de eso, ayudó en muchas de las labores humanitarias, incluida la salida del presidente Evo Morales con vida de Bolivia. Pero las medidas que han tomado, han reconocido al otro autoproclamado, Juan Guaidó, han retirado a Bolivia del ALBA, han retirado a Bolivia, están haciendo los trámites para retirar a Bolivia de Unasur. Y bueno, pues está absolutamente clara cuál es su política exterior, de subordinación. Si de algo nos hemos preciado estos catorce años es de que Bolivia ha tenido una política exterior independiente, soberana, en la que hemos hablado claramente sobre los temas de la situación en Palestina, la situación en Cuba, la guerra en Siria, la guerra en Libia. Hemos condenado el ataque a Irak, hemos defendido las causas de la humanidad, de la Carta de las Naciones Unidas y hay un retroceso también en ese plano. Y por supuesto, si usted hace seguimiento a las declaraciones de Trump, del senador Rubio, es la misma lógica de las políticas de cambio del régimen. Por eso decía que la OEA es el guante a través del cual actúa la mano de los Estados Unidos, en este caso en Bolivia y en mi región.

AMY GOODMAN: Quería preguntarle por Luis Fernando Camacho, quien ha dicho que quiere llevar la Biblia de nuevo al palacio de Gobierno de Bolivia, promesa que cumplió, como escribió la revista Time, literalmente, “cuando llevó una Biblia al palacio presidencial en el centro de La Paz el 11 de noviembre, junto a una bandera de Bolivia y una carta de renuncia que quería que Morales firmara”. Quería preguntarle por Camacho, el magnate agroindustrial y gasístico de la región de Santa Cruz, quien era prácticamente un desconocido hasta que hace poco fue catapultado al poder, algo parecido a lo que ocurrió con Guaidó en Venezuela. ¿Quién es Camacho y que representa?

SACHA LLORENTI: Luis Fernando Camacho es un miembro de la élite del oriente del país, que ha sido directamente afectado por varias decisiones del Gobierno, sobre todo vinculadas a la tierra y a la nacionalización de los hidrocarburos. Si usted ve los denominados papeles de Panamá, encontrará cuentas de esta persona en ese denominado paraíso fiscal. Pero además representa a ese grupo que ha pretendido dividir a Bolivia. En el año 2007, 2008, representa a Branko Marinkovic, un croata boliviano, quien fue uno de los artífices más importantes de una intención armada de dividir a Bolivia. Llevaron a Bolivia mercenarios de Europa Oriental para tal efecto. Pero ellos lo que hacen es defender además el sector de la agroindustria, vinculada específicamente a la exportación de soya fundamentalmente, a la ampliación irrestricta de la frontera agrícola. Y, es decir, es un liderazgo que también se ha construido exacerbando los sentimientos religiosos y los sentimientos regionales. Hace orar, arrodillar a sus seguidores y rezar el padrenuestro. Pero además él, en una de sus declaraciones que ha sido ampliamente difundida, y ahí su toque fascista, dijo que iba a hacer lo mismo que el narcotraficante Pablo Escobar, es decir, generar una agenda con los nombres de quienes le llama traidores. Él ha financiado los grupos de choque que han quemado instalaciones electorales. Él lo ha admitido públicamente, es decir, él ha dicho que ha dado dinero a gente que ha ido a quemar el Tribunal, las oficinas del Tribunal Electoral en Santa Cruz. Y él es uno de los líderes claros de este golpe de Estado.
JUAN GONZÁLEZ: Embajador, la semana pasada, Democracy Now! habló con el que era el embajador de Bolivia ante la ONU antes de usted, Pablo Solón, y le preguntamos a él si él pensaba que lo que había pasado en Bolivia era un “coup d’etat”. Esto es lo que él dijo:

PABLO SOLÓN: Yo creo que decir que es un golpe de Estado es simplificar la realidad. Lo que ha habido en Bolivia es una rebelión popular muy grande contra el abuso de poder, contra un fraude. Y esta rebelión popular obviamente combina a sectores de diferente tipo, sectores de ultraderecha, sectores que vienen de la izquierda, sectores de campesinos, sectores de indígenas que no aceptan que haya una nueva burla, porque hubo una burla por parte de Evo Morales cuando convocó al referéndum el año 2016 y no respetó los resultados de ese referéndum. Evidentemente, el Gobierno cometió fraude. Este fraude no solo fue advertido por la Organización de Estados Americanos, sino que aquí en Bolivia hubo diferentes informes, diferentes investigaciones que mostraron muchas evidencias de cómo este fraude había ocurrido. Y, obviamente, cuando hay un fraude, y este fraude ocurre en favor del candidato que es el presidente, genera una explosión social, que es lo que hemos vivido. Que las fuerzas de derecha reaccionarias van a aprovecharse —y se están aprovechando— es cierto, pero tenemos que aprender a reconocer nuestros errores, porque esta situación se provocó por esta adicción al poder de Evo Morales y de sectores de la izquierda.

JUAN GONZÁLEZ: Las palabras de Pablo Solón. ¿Su respuesta?

SACHA LLORENTI: Ese es exactamente el libreto de quienes han propiciado este golpe de Estado. Yo creo que hay dos hechos que son absolutamente claros, incontrastables, y creo que la mejor persona que los ha manifestado ha sido Bernie Sanders. Es decir, cuando la Policía y las Fuerzas Armadas, las dos instituciones que administran el monopolio de la violencia legal, le piden a un presidente renunciar, cuando intervienen en asuntos políticos, entonces estamos hablando de un golpe de Estado. Si es que cualquier persona no reconoce eso y lo justifica de otras maneras, lo que no tiene es honestidad intelectual, porque definitivamente ha sido un golpe de Estado, no existe otra. Más allá de las otras circunstancias, de los errores, no errores, etcétera, si es que uno no puede reconocer que ha sido un golpe de Estado entonces es muy difícil tener una clara conversación, un debate honesto sobre el tema, primero. Yo creo que eso hay que separarlo. El tema del golpe de Estado, hay que separarlo de lo otro, que también hay que hablar, uno, del tema del fraude, el llamado fraude, y otro, el tema de la repostulación del presidente Evo Morales. Hay que poner aparte el tema del golpe, eso yo creo que está absolutamente claro. Segundo, en el tema del denominado fraude ya han surgido dos informes de instituciones altamente creíbles, entre ellas una estadounidense, que señalan que no hubo fraude, que hubo una manipulación de la Organización de Estados Americanos para promover esta lógica de convulsión. Y le doy un ejemplo que creo que es clarísimo para ver la mano de la Organización de Estados Americanos. La Organización de Estados Americanos tenía que presentar su informe preliminar el día martes. El martes fue, entiendo, 12 de noviembre. El martes 12 de noviembre. Ahí todo el mundo estaba esperando que saque ese día. Pero, ¿por qué la Organización de Estados Americanos saca su informe preliminar el día domingo 10, a las 4 de la mañana? ¿Por qué? Porque dos días antes Luis Fernando Camacho había anunciado que el día definitivo, no dijo el golpe, pero dijo que el día definitivo era el lunes 11. La OEA saca ese informe preliminar para aún exacerbar más los ánimos, para poner más dudas sobre el proceso electoral y, obviamente, precipitar los sucesos para que entre en consonancia con el cronograma golpista. Pese a ello, el presidente, acogiendo las recomendaciones de la OEA que dicen que hay que convocar nuevas elecciones, él hace una conferencia de prensa en la mañana de ese domingo diciendo “hagamos unas nuevas elecciones, elijamos un nuevo Tribunal Electoral e incluso podemos hacer las elecciones con actores políticos nuevos”. No aceptaron eso y luego vinieron los ya acordados pronunciamientos de la Policía y las Fuerzas Armadas. Si ustedes ven esas imágenes, ambos están leyendo en un par de papeles preparados y casi con las mismas palabras. Y luego sucede lo que ya sabemos. Eso sobre el tema del fraude. Miren, hay muchísima información sobre ese tema y un dato importante: más del 90 por ciento de las actas han sido ratificadas por miembros de la oposición. Y luego, sobre el tema de la reelección, también lo hablemos, en términos absolutamente legales, fue no solamente el Tribunal Constitucional, fue la propia Organización de Estados Americanos que no pudo rechazar la repostulación del presidente Evo Morales porque ya había sucedido en otros países de América Latina, entre ellos Costa Rica, y nadie dice que Costa Rica se haya afectado su propia institucionalidad. Pero además, los propios candidatos, es decir, Carlos Mesa y todos los de la oposición, aceptaron las condiciones de esas elecciones. Lo que pasa es que existe y con eso termino, Juán, una gravísima falta de honestidad intelectual y un intento de ponerle maquillaje a lo que ha sido un golpe de Estado violento, cruento y que ahora se ha desplegado una persecución sistemática fascista en contra del Movimiento al Socialismo.

JUAN GONZÁLEZ: Y, como usted dice, el presidente Morales estuvo de acuerdo con la recomendación de la OEA de tener elecciones nuevas y nadie duda que él sacó la mayor votación de los candidatos en esta ronda del voto y la decisión de él de decir “bueno, yo estoy dispuesto hasta a no correr de nuevo”, demuestra que sí había un atentado aquí de, no solamente frenar su presidencia, pero de hacer una revolución completa en contra de todas las reformas de su Gobierno.

SACHA LLORENTI: Es cierto Juan, porque, primero, si uno lee el informe preliminar de la OEA, ni siquiera ellos pueden negar que Evo Morales ganó en la primera vuelta. De lo que tenían duda era si había alcanzado más de 10 por ciento, primero. Y si es que había dudas, si había alcanzado o no 10 por ciento, lo que correspondía era hacer una segunda vuelta. El presidente renunció a la segunda vuelta y dijo “hagamos nuevas elecciones”. Incluso dijo “yo no voy a participar en las elecciones” y continuaron con el golpe porque lo que se quiere no es realmente unas nuevas elecciones. Se quiere un cambio de régimen, un cambio de política. Quieren, en el tablero geopolítico, quieren que Bolivia esté alineada con el gobierno de Donald Trump. Eso es, en pocas palabras, lo que está pasando. Y para ello hay muchos actores en este tablero, entre ellos la Organización de Estados Americanos, que ha sido el alfil preferido para sumarse, lo decía, al propio cronograma golpista.

AMY GOODMAN: El presidente Morales ha dicho que quiere volver a Bolivia del exilio en México, donde está ahora mismo, para terminar los dos últimos meses de su mandato, y que no se postulará para la reelección. ¿Qué opina de esto?

SACHA LLORENTI: Bueno, lo que pasa es que ahora existe una imperiosa necesidad de hacer negociaciones, que esperemos sean facilitadas por la Organización de Naciones Unidas, porque más bien el secretario general, a quien yo agradezco, envió, valga la redundancia, a un enviado personal para ver este tema. En esas negociaciones tienen que verse todas las condiciones de garantía de los miembros del Movimiento al Socialismo y de las organizaciones sociales. Se tienen que ver los plazos para las nuevas elecciones. Se tiene que ver la forma en la que el presidente Evo Morales participaría, si no es candidato, si va a estar en el país, si se va permitir al Movimiento al Socialismo hacer una campaña en igualdad de condiciones, etcétera. Ahora el único camino que hay hacia adelante es una negociación para nuevas elecciones, pero eso no significa que nosotros vayamos a reconocer a este golpe de Estado. Este golpe, Amy, Juan, no ha sido solamente, como decía una activista en Bolivia, cuyo nombre no recuerdo, este no ha sido un golpe solamente contra el Estado, no ha sido un golpe contra la institucionalidad, ha sido un golpe de Estado contra las organizaciones sociales, ha sido un golpe de Estado contra los pueblos indígenas, ha sido un golpe de Estado contra el pueblo boliviano.

AMY GOODMAN: ¿Sigue usted siendo embajador ante la ONU o ya ha sido despedido?

SACHA LLORENTI: Bueno, han intentado despedirme, pero yo continúo como embajador porque quien me da las credenciales de embajador es el presidente Evo Morales. Yo he sido ratificado por dos tercios de los miembros del Senado boliviano y Naciones Unidas no reconoce al Gobierno impuesto, autodeclarado de la senadora Áñez. Y en tanto la Comisión de Credenciales de Naciones Unidas no se reúna yo continúo como embajador de Bolivia ante las Naciones Unidas y estoy haciendo mi tarea. Estoy en contacto con la Secretaría General, he conversado con la alta comisionada Michelle Bachelet. Estoy en contacto con todos los actores de Naciones Unidas cumpliendo mi trabajo.

JUAN GONZÁLEZ: Bueno, muchas gracias por estar con nosotros. Sacha Llorenti, embajador de Bolivia ante las Naciones Unidas y presidente del primer comité de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Yo soy Juan González con Amy Goodman en Democracy Now!.

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