Numerosos dolientes se congregaron durante el fin de semana en Nueva Zelanda y alrededor del mundo para rendir homenaje a las víctimas de la masacre terrorista perpetrada el viernes en dos mezquitas en la ciudad neozelandesa de Christchurch. La cifra de víctimas fatales ascendió a 50 personas, y al menos otras 50 resultaron heridas. La policía arrestó y acusó por la masacre al australiano Brenton Tarrant, de 28 años, quien presuntamente actuó por su cuenta y es descrito como un supremacista blanco de derecha y contrario a los inmigrantes. Tarrant transmitió el ataque en directo por Facebook y publicó un manifiesto en el que elogió al presidente estadounidense, Donald Trump, como “un símbolo de la identidad blanca renovada y el propósito común”. Tras el horrendo ataque, que constituyó el tiroteo más mortífero que se haya cometido en la historia de Nueva Zelanda, la primera ministra Jacinda Ardern prometió reformar las leyes de tenencia de armas que rigen en el país.
Jacinda Ardern afirmó: “No podemos ser disuadidos del trabajo que debemos hacer en Nueva Zelanda con respecto a nuestras leyes de armas. Deben cambiar. Independientemente de la actividad que pueda o no haber ocurrido con los minoristas de armas, [las leyes] cambiarán”.