El sábado, los manifestantes de los chalecos amarillos salieron a las calles de París a manifestarse contra el Gobierno por vigésima semana consecutiva, a pesar de la represión ordenada por las autoridades francesas. El mes pasado, el Gobierno francés desplegó fuerzas militares y les prohibió a los manifestantes marchar por la avenida Los Campos Elíseos y por otras zonas, después de que los manifestantes se enfrentaran a la policía y provocaran daños a los comercios, y de que se produjeran casi doscientas detenciones. La policía usó gases lacrimógenos y cañones de agua contra la multitud en París. De acuerdo a las estimaciones del Gobierno, más de 33 mil personas participaron en las manifestaciones el sábado en todo el país, muchas menos de las 300 mil de noviembre. Las manifestaciones semanales empezaron el año pasado cuando Francia anunció planes para aumentar los impuestos a los combustibles y la gente salió a las calles en todo el país para manifestarse en contra del Gobierno del presidente Emmanuel Macron. El nombre de los manifestantes se debe a que llevan chalecos de seguridad amarillos que los conductores franceses deben tener en sus coches para usar en caso de emergencia. Desde entonces, en las protestas que ya llevan cinco meses, “los chalecos amarillos” han denunciado las políticas económicas que lleva adelante Macron favorables a la clase empresarial, en demanda de salarios justos para los ciudadanos de clase medias y de sectores trabajadores, así como una mayor carga impositiva sobre los sectores ricos.
Para saber más de este tema, puede ver la entrevista que le hicimos (en inglés) a Alexis Poulin. Poulin, que se comunica con nosotros desde París, es cofundador del sitio de noticias Le Monde Moderne.