En Malí, el presidente Ibrahim Boubacar Keïta renunció el martes después de que soldados en la capital, Bamako, dieran un golpe de Estado tras semanas de protestas contra el Gobierno. El primer ministro de Malí también fue destituido por los líderes golpistas que se autodenominan “Comité Nacional para la Salvación del Pueblo”. En una emisión en la televisión estatal, los líderes del golpe prometieron organizar nuevas elecciones.
Coronel Mayor Ismael Wagué: “Pueblo de Malí, no estamos interesados en el poder, pero sí en la estabilidad del país, que nos permitirá organizar, dentro de un plazo razonable, elecciones generales que permitan que el país pueda formar instituciones capaces de regular nuestra vida cotidiana y restaurar la confianza entre el Gobierno y los gobernados”.
Las Naciones Unidas y la Unión Africana condenaron el golpe y la detención del presidente de Malí. Los líderes de la oposición elogiaron el golpe como una “insurrección popular”. Antes del golpe del martes, el presidente Keïta se enfrentó a semanas de protestas contra la corrupción desenfrenada, la brutalidad policial y la creciente violencia de los grupos separatistas de Malí.