Las fuerzas armadas polacas han seguido arrestando a cientos de migrantes y refugiados en la frontera con Bielorrusia y han enviado a otros 3.000 soldados a la zona a medida que se intensifica la crisis. Al menos siete personas han muerto en los últimos días, y unos 4.000 migrantes y refugiados se enfrentan a temperaturas bajo cero y no tienen acceso a alimentos ni atención médica. La mayoría de los refugiados proceden de Medio Oriente, Afganistán y África. Los líderes europeos amenazaron con aumentar las sanciones contra Bielorrusia por la violenta represión. Estas fueron las palabras expresadas por un migrante sirio sobre el maltrato que recibió por parte de un soldado bielorruso.
Youssef Atallah: “Me dio una patada en la cara, así que me desmayé durante un par de minutos; me quebró la nariz y me rompió un hueso de la cara. Y mis ojos están muy hinchados”.
Las autoridades polacas han acusado al presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, de utilizar la crisis de refugiados como un arma contra la Unión Europea en represalia por las sanciones impuestas a Bielorrusia por ese bloque de países.