La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución que condena el golpe de Estado militar del 1 de febrero en Birmania y que tiene el fin de “evitar el flujo de armas” hacia ese país en medio de una represión mortal contra las manifestaciones que ya lleva varios meses. No obstante, el organismo internacional no llegó a pedir un embargo de armas global contra el Ejército birmano. El representante de Birmania ante Naciones Unidas, Kyaw Moe Tun, habló en respuesta a la resolución.
Kyaw Moe Tun: “Estamos muy decepcionados de que haya llevado casi tres meses adoptar esta limitada resolución, aunque no incluye muchos puntos importantes para salvar las vidas de la población de Myanmar”. Myanmar es el nombre con el que el régimen militar rebautizó a Birmania en 1989.
Kyaw Moe Tun, quien ha permanecido en su puesto oficial en la ONU a pesar de sus fuertes críticas al golpe de Estado y a la junta militar, también advirtió que se estaba acabando el tiempo para revertir la toma del poder militar y evitar una guerra civil. Una agrupación local de derechos humanos calcula que al menos 872 personas han muerto a manos de la junta militar desde el golpe de Estado, y cientos de miles de residentes han tenido que huir de sus hogares; en particular, personas de minorías étnicas de los estados de Kayah y Kayin.