En el estado de California, activistas exigen justicia para Keenan Anderson, un hombre negro que murió a manos de la policía de Los Ángeles el 3 de enero. Keenan Anderson tenía 31 años y era padre y profesor de inglés de una escuela secundaria. Los oficiales se encontraban respondiendo a una llamada de emergencia generada por un accidente automovilístico. Mientras la policía intentaba arrestar a Anderson, lo electrocutaron durante varios minutos, lo derribaron y empujaron contra el pavimento, lo esposaron y sujetaron por los tobillos. Luego, Anderson fue llevado al hospital, donde murió de un paro cardíaco. El Departamento de Policía de la ciudad de Los Ángeles reconoció la muerte de Anderson tres días después. Patrisse Cullors, artista y cofundadora del movimiento Black Lives Matter, publicó en Instagram que Anderson era su primo. El lunes, ella escribió: “Keenan merece estar vivo en este momento, su hijo merece ser criado por su padre”. Los oficiales del Departamento de Policía de la ciudad de Los Ángeles han matado a al menos tres personas en lo que va de 2023.
Los datos de la organización Mapping Police Violence muestran que 2022 fue el año más mortífero del que se tenga registro en relación a la violencia policial en Estados Unidos, ya que al menos 1.176 personas murieron a manos de las fuerzas del orden público en ese país.