“Solito”: El poeta salvadoreño Javier Zamora narra en su libro de memorias el viaje de 6.500 kilómetros que emprendió en solitario con solo 9 años para llegar a EE.UU.

Original en Español12 de mayo de 2023
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El presidente estadounidense, Joe Biden, está poniendo fin a la política migratoria basada en el Título 42 del Código de Regulaciones Federales, establecida por el Gobierno de Trump durante la pandemia para impedir el ingreso de solicitantes de asilo, pero planea implementar restricciones más fuertes en la frontera. En este contexto, hablamos con el poeta y escritor salvadoreño Javier Zamora, acerca de su exitoso libro de memorias “Solito”. El libro narra la odisea que vivió Zamora a sus 9 años cuando viajó sin su familia hacia el norte y, con la ayuda de otros migrantes, atravesó Guatemala, México y, finalmente, el desierto de Sonora, para poder llegar a Arizona y reunirse con su madre y padre. “Somos simplemente seres humanos que buscamos la oportunidad de tener una vida mejor”, dice Zamora sobre su trabajo, que busca humanizar a las personas que están envueltas en la crisis migratoria.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now!, democracynow.org, el informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman. Este jueves 11 de mayo Estados Unidos pondrá fin a la política impuesta durante la pandemia y conocida como Título 42 que ha sido utilizada por los Gobiernos de Trump y Biden para impedir que casi tres millones de solicitantes de asilo ingresen a Estados Unidos a través de la frontera con México. Algunos informes indican que hay hasta 150.000 migrantes en el lado mexicano de la frontera esperando para solicitar asilo en cuanto se levante dicha política. Este es un migrante colombiano hablando el martes desde la valla fronteriza en la ciudad mexicana de Tijuana.

YOVANI ARIAS, MIGRANTE COLOMBIANO: Estoy como en un limbo, hermano, vamos a ver. Vamos a ver qué pasa mijo, espero que pueda pasar a Estados Unidos porque yo tengo un hijo allá de 18 años, y pues quiero estar con mi pelaito, ¿me entiende?

AMY GOODMAN: Esta semana, las autoridades de El Paso y otras ciudades fronterizas de Estados Unidos han llevado a cabo “operativos” dirigidos contra cientos de migrantes que ya habían cruzado la frontera y dormían en las calles frente a albergues desbordados. El presidente Biden habló por teléfono el martes con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, sobre las medidas de seguridad en la frontera.

PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS, JOE BIDEN: ​​”Hoy pasé casi una hora [hablando] con el presidente mexicano [Andrés Manuel López Obrador]. Estamos haciendo todo lo que podemos. La respuesta [a si estamos preparados] es que aún está por verse. México está cooperando abrumadoramente. También estamos en el proceso de establecer oficinas en Colombia y otros lugares donde quienes buscan asilo pueden ir primero. Pero está por verse [qué va a pasar]. Va a ser caótico por un tiempo.

AMY GOODMAN: La cadena CBS News informa que el Gobierno de Biden establecerá esta semana nuevos procedimientos para deportar rápidamente a los migrantes que lleguen a la frontera. Quienes sean deportados no podrán volver a entrar al país en 5 años. La mayoría de los migrantes tendrían que pedir asilo en otro país, como México, antes de llegar a Estados Unidos. Esta semana, 233 organizaciones pro derechos humanos enviaron una carta abierta a Biden exigiendo que cumpla con su compromiso de no detener a las familias migrantes y cerrar las cárceles para migrantes con fines de lucro. La carta dice: “La detención pone a las personas en condiciones que causan problemas mentales y físicos, además de dañar y poner en peligro sus vidas. La detención no disuade a los migrantes que no tienen otra opción que huir de condiciones peligrosas o violentas en busca de una vida mejor”.

Para más, nos acompaña Javier Zamora, cuyo libro de memorias “Solito”, éxito de ventas del New York Times, cuenta la historia de su propia odisea para llegar a Estados Unidos cuando era un niño de 9 años, atravesando en barco, autobús y a pie Guatemala, México y, finalmente, el desierto de Sonora. Javier hizo el viaje él solo. Después de que un coyote abandonara a su grupo en Oaxaca, México, llegó a Arizona gracias a la ayuda de otros migrantes. Javier Zamora también es el autor de Unaccompanied, un poemario sobre su experiencia de migrar a Estados Unidos cuando era niño para reunirse con sus padres. Javier Zamora, bienvenido a Democracy Now!. Es un honor que esté con nosotros.

Antes de que nos hable de su propio viaje, una experiencia muy poderosa e importante de entender, ¿podría darnos su opinión sobre la situación actual, con el presidente Biden diciendo que “habrá caos en la frontera por un tiempo”, y con el fin de la política migratoria del Título 42 implementada por Trump durante la pandemia que expira el 11 de mayo?

JAVIER ZAMORA: El caos siempre ha existido. Ha existido en los 80, cuando bastante gente de El Salvador estaba emigrando a este país. Ha existido en los 90, en los 2000 y está existiendo ahorita y va a seguir existiendo, porque las situaciones en nuestros países no cambian y esta no es la solución. Y ojalá que este presidente o futuros presidentes de verdad quieran cambiar la situación para inmigrantes y refugiados en este país y también en nuestros países, porque todavía no ha cambiado nada y por eso es que la gente todavía está arriesgando sus vidas para venir a este país.

AMY GOODMAN: ¿Y cómo cree que debería tomar forma ese cambio? ¿Cómo debería ser ese cambio?

JAVIER ZAMORA: Creo que necesitamos diferentes políticas que de verdad ayuden a la gente pobre en nuestros países, porque hay muchas visas, siempre se habla de visas, pero yo solo conozco la situación en El Salvador. En El Salvador, donde el sueldo diario en un buen trabajo es de 20 dólares… no, de 5 dólares, y si para entrevistar para obtener una visa es 800 a 900 dólares, no calca. Así que, comenzando desde ahí, las cosas deben de cambiar. Y en el otro punto, de verdad creerle a los inmigrantes que son sobrevivientes y que sí son refugiados, y ayudarlos en vez de meterlos en la cárcel, darles terapistas, consejeros y ayudarlos a tener una mejor transición de ser emigrante a involucrarlos en este país y en esta sociedad.

AMY GOODMAN: Javier, creo que la forma más poderosa de acercarse a la experiencia del migrante es que nos lleve por ese viaje que hizo cuando tenía nueve años desde su casa en El Salvador, a través de Guatemala, México, el desierto de Sonora de Arizona, y que usted describe en su impactante libro de memorias Solito. ¿Puede explicarnos por qué finalmente no pudo viajar con un miembro de su familia en su intento por reunirse con sus padres en Estados Unidos? Háblenos sobre El Salvador y sobre sus padres, ¿cuál era la política estadounidense hacía El Salvador en la década de 1980 y cómo esto afecta la migración hoy, por qué la gente decide irse?

JAVIER ZAMORA: Bueno, la historia de El Salvador casi no ha cambiado. En la generación de mis papás, que ellos nacieron en los 70, en 1971, querían cambiar nuestra sociedad a una que era más igualitaria y donde existiera la igualdad de género, de todo. Así que por la ideología de mi papá, que era de izquierda… Y eventualmente esas son las razones por las que él tiene que huir de La Herradura, el pueblo de donde yo soy. Y en ese entonces, este país, los Estados Unidos, solo le estaba dando más dinero diario a otro país en el mundo que es Israel. Así que en un punto llegó a [darle] tres millones diarios a los militares en mi país, así que eso cambió la guerra completamente. Y la guerra “termina”, entre comillas, en el 92, pero no termina. Y mi mamá, por esas razones, tiene que huir también en 1995 y yo me quedo con mis abuelos del 95 hasta 1999, y creo que en 1997 algo ocurre, que a más personas en mi pueblo las están matando. Y en 1997 la conversación con mis padres cambia de “vos vas a venir a estar con nosotros en este país” en vez de “nosotros vamos a regresar al Salvador”, porque la situación ya se estaba empeorando otra vez y llega a la situación en que estamos hoy en el 2023. Y todas esas fueron las razones [por las] que nosotros también intentamos —cuando digo “nosotros”, son mis padres—, mis papás y mis abuelos trataron de mandarme por aire legalmente y no funcionó. Así que la única otra forma que tenían para reunirme con mis papás fue usando el mismo coyote que le ayudó a mi mamá a llegar aquí. Y él promete algo y todo cambia, él promete estar conmigo todos los días y les promete a mis papás que yo voy a llegar aquí en menos de dos semanas, pero ya son tres semanas y él nos deja a mí y a seis otros inmigrantes en Ocós, Guatemala, y después ya no lo volvemos a ver. Y me toma nueve semanas para finalmente llegar y cruzar la frontera de los Estados Unidos y reunirme con mis papás.

AMY GOODMAN: Quisiera volver atrás por un momento, para aquellos que quizás no estén tan familiarizados con la política de EE.UU. en El Salvador, y hablar de importantes figuras salvadoreñas como el arzobispo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980, y del papel que jugó EE.UU. al apoyar a los militares salvadoreños y a los escuadrones de la muerte que fueron responsables de su asesinato. O de los seis sacerdotes jesuitas, su empleada doméstica y la hija de esta que fueron asesinados a tiros por militares salvadoreños en 1989. O de algo que la gente quizás sepa, la historia de las hermanas de la congregación Maryknoll, las cuatro misioneras estadounidenses asesinadas en El Salvador meses después de que mataran al arzobispo Romero. Y aparte de estos líderes religiosos están los miles de salvadoreños que también fueron asesinados. Usted mencionó la inclinación ideológica de su padre. ¿Puede hablar de lo que estaba haciendo él en El Salvador y por qué sintió que tenía que irse?

JAVIER ZAMORA: En esos tiempos, mi papá es el último de 17, y uno de sus hermanos es desaparecido en 1980 y a la que iba a ser la futura esposa de mi tío Israel Zamora, María de los Ángeles, la matan, y la matan porque ella era una estudiante. Así que como acabas de decir, Amy, hubieron miles de personas que fueron desaparecidas y también matadas por la derecha, por el Gobierno militar de mi país. Irónicamente, de eso casi no se habla. No había, en las universidades de mi país, no existía la historia hasta el 2010. Es decir, que estas son cosas que son duras de hablar, pero son necesarias. Y creo que cuando a alguien le matan una persona, que fue el hermano de mi papá, eso no se olvida. Y es por eso que mi papá se mete, no directamente a la política, pero comienza con teorías de izquierda y se mete en problemas en mi pueblito, que era más pequeño de lo que es ahora, y esas son las razones por las que se tiene que ir.

AMY GOODMAN: ¿Podría hablar sobre ese viaje que hizo, comenzando con su abuelo, quien lo llevó de El Salvador a Guatemala, y lo que sucedió después?

JAVIER ZAMORA: El plan era que el coyote y mi abuelo iban a estar conmigo hasta Guatemala, y de Guatemala iba a ser bien rápido, como menos de una semana, íbamos a ir en autobús y autobús hasta llegar a la frontera. Pero eso no ocurre. Mi abuelo y yo estamos dos semanas en Tecún Umán, y después de las dos semanas mi abuelo se tiene que ir, porque en ese entonces daban dos semanas de permiso a cualquier centroamericano para ir a otro país centroamericano sin visa. Así que mi abuelo se va y es la primera vez que yo estoy completamente solo, solo, porque nunca en mi vida, en mis nueve añitos de vida he estado sin alguien que no era familiar. Y en Ocós, Guatemala, me la tengo que, [como] decimos en El Salvador, “rebuscar” para convencer a los adultos, porque no solo era yo y el coyote, habíamos seis otros adultos salvadoreños y dentro de ese grupo de seis otros adultos, hay uno de 19 que es —mal apodo—, era chino, una mamá de 3, quiero decir 30 años, que se llama Patricia y una niña de 12 años que era la hija de Patricia, que se llama Carla. Y en Ocós es la primera vez que ellos comienzan a convertirse en mi familia y es por la ayuda de ellos tres que eventualmente, después de siete semanas desde Ocós, Guatemala, hasta Tucson, Arizona, en esas siete semanas ellos me ayudan a sobrevivir y muchas cosas que el grupo de nosotros sufrió.

AMY GOODMAN: Mientras se dirigía a México, usted casi pierde la vida. Me gustaría que la gente recuerde que ahora usted es un adulto, pero en ese entonces tenía nueve años. Es difícil para muchos adultos recordar lo pequeños que eran a esa edad. A los nueve años, usted estaba tomando decisiones de adultos.

JAVIER ZAMORA: Sí. Yo, como miles de otros niños —y “niños”, yo quiero usar ese término [para] cualquier persona menor de 18 años, pero también alguien menor de 24 años, que técnicamente es un niño también—, que yo no soy el único que he arriesgado mi vida, pero mi cerebro de nueve años no lo entendía así. Así que la primera vez fue cuando yo paso 22 horas en una lancha para cruzar Chiapas, desde Ocós, Guatemala, hasta Oaxaca y yo no podía nadar. Era de noche, y una semana antes, tres botes, tres lanchas se perdieron y todos los inmigrantes murieron. Esa fue la primera cosa donde yo estaba bien cerca de la muerte. Después, al cruzar México, que eso también casi no se habla, que quizás la frontera más peligrosa es el país, todo el país entero que es México, para nosotros que no somos mexicanos, y a muchos que estaban con nosotros también los militares mexicanos los deportan. Y poquito a poquito, eventualmente llegamos al desierto de Sonora y ya para ese entonces el coyote que nosotros contratamos que no era el mismo coyote, se unieron con otros coyotes y habían muchos inmigrantes de todas partes del mundo, hasta de Brasil, de Ecuador, de Cuba, y tratamos de cruzar la primera vez, quiero decir que éramos más de 60. Y nos agarran, y cuando la migra nos agarra muchos se corrieron y ojalá que ellos hayan sobrevivido, pero cuando eso ocurre también es bien peligroso para nosotros. Así que muchas cosas que yo me recuerdo después de años de terapia y años de entender que el trauma nunca se puede olvidar y que es mejor aceptar eso y comenzar a ver eso y recordar lo que nunca se olvida para sanar.

AMY GOODMAN: ¿Podría hablar de su paso de México a Estados Unidos? Usted describió cómo todo México fue un país muy peligroso para usted, un migrante que se está abriendo camino. ¿Qué significó llegar e incluso cruzar la frontera? Hable del peligro que representa el desierto de Sonora. Democracy Now! hizo un reportaje en este desierto con un artista que estaba clavando cruces en honor a las personas que han muerto allí. Miles de personas han perdido su vida intentando llegar a Estados Unidos a través del desierto de Sonora. Hable sobre esa experiencia, ¿cómo cruzó la frontera, y cómo el peligro no terminó allí?

JAVIER ZAMORA: A mí y al grupo con el que yo estaba nos tomó tres veces intentar cruzar la frontera. La primera vez quizá fue la más corta, pero fue cuando nos agarró la migra. Y, como acabo de decir… Y esto fue en 1999, que es el año donde comienzan a contar las muertes en el desierto. Así que nadie sabe cuántos miles de personas murieron antes de 1999 y espero que esos inmigrantes que se corrieron cuando nos atrapó la migra, espero que no hayan muerto, pero estadísticamente quizás, y es eso, sus caras y las personas que ellas son, que son recuerdos en mi mente de nueve años, ellos son por los que yo estoy aquí. Y esas vidas también son por las que yo escribo y las que me hacen despertarme día a día y que me dicen “seguí trabajando”.

Y esa fue solo la primera vez. La segunda vez fuimos otros 50 diferentes. Y para ese entonces yo solo estaba con Chino, Patricia y Carla, y yo, de los inmigrantes que se fueron de El Salvador. Otros 50, y otra vez, esa vez sí se nos acabó el agua y fue la más larga que pasamos en el desierto, quiero decir, tres días, dos días, que al final de eso ya mi conciencia estaba aquí y allá, ya necesitaba agua. Y otra vez nos agarró la migra y fue hasta la tercera y otra vez, no eran 50, éramos como 25 o 30, así que… Y eso solo fueron dos semanas en junio, en 1999. Esto pasa a diario. Está pasando ahorita que estoy platicando aquí, que es miles de personas que están tratando de llegar aquí solo por la oportunidad de tener una mejor vida, una vida donde uno no tiene que estar con esa angustia de que “¡oh!, mataron a alguien”, “¡oh!, hay violencia doméstica donde yo estoy”, muchas cosas que son las razones todavía en el 2023 por las que nosotros arriesgamos nuestras vidas y queremos llegar a este país.

AMY GOODMAN: Javier, ¿cómo se convirtió en escritor y cómo fue la experiencia de ver a sus padres nuevamente por primera vez en Estados Unidos a sus nueve o diez años? ¿Dónde se estableció? ¿Qué significaba no tener papeles en este país en ese momento y luego cómo logró obtenerlos?

JAVIER ZAMORA: Yo me voy de El Salvador un 6 de abril de 1999 y llego aquí un 11 de junio de 1999. Y mis papás llegaron a Tucson, Arizona, que ahora es donde yo vivo, el coyote abre la puerta y yo veo dos sombras e inmediatamente reconozco a mi mamá, porque ella me dejó a los cinco años, todavía la conocía, y después veo a un hombre que no se parece al mismo hombre que me mandaba fotos, y que es mi papá y no lo conozco, y eso es una metáfora por las semanas que siguen después, no… Se tiene que ganar mi confianza. Y de Tucson, llegamos a San Rafael, California, que está arriba de San Francisco, y ahí desde 1999 hasta el 2011, que es cuando yo tengo 21 años, donde finalmente me sale el TPS, que no es papeles, que tengo que, por muchos de esos años, que fingir que soy nacido aquí para sobrevivir, porque yo no quiero que nadie me pregunte de dónde soy o si tengo papeles.

Y esa es la misma razón por la que yo empiezo a escribir, porque… Yo empiezo a escribir cuando tengo 17 años, que es el mismo tiempo que trato de agarrar una licencia y no puedo y al mismo tiempo estoy aplicando a ir a universidades y hay muchas cosas que yo no puedo aplicar para ellas porque no tengo papeles. Así que mi mundo se hace más difícil y la poesía es la única cosa que yo tengo para analizar mi vida, porque no tenía más dinero para un terapista, y es donde yo comienzo a recordarme de El Salvador y eventualmente escribo mi libro de poemas, que es más como analizando el porqué mi familia está aquí y es cuando les comienzo a preguntar y a hacerles preguntas sobre la guerra. Y este otro libro, que ahora son mis memorias de esas nueve semanas, está tratando de responder esa misma pregunta que es por qué yo estoy aquí y por qué yo sufrí tanto. Y ha sido muy complicado y creo que también yo necesitaba tener papeles, que es una “green card” o una visa, a los 28 años, para comenzar a escribir este libro, que es más personal que mis poemas, que es la historia de esas nueve semanas que me toman para llegar aquí. Y creo que tener papeles era algo necesario, porque es cuando yo puedo finalmente regresar a El Salvador después de 19 años y es donde yo puedo regresar a la frontera porque con TPS yo no podía cruzar o llegar tan cerca a la frontera.

AMY GOODMAN: Javier Zamora, quiero agradecerle por estar con nosotros, poeta y escritor salvadoreño, autor del exitoso libro de memorias “Solito”, y también del poemario “Unaccompanied”, que trata sobre su experiencia al migrar a Estados Unidos cuando era un niño de nueve años para reunirse con sus padres. Para ver nuestra entrevista en inglés, visite democracynow.org. Soy Amy Goodman. Muchas gracias por acompañarnos.


Transcripción: Iván Hincapié. Producción de la entrevista en español: Clara Ibarra, Igor Moreno Unanua, Iván Hincapié y Democracy Now!.

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