En el estado de Texas, crece la indignación pública en relación a la poca información que han proporcionado los investigadores sobre el tiroteo masivo que tuvo lugar en un centro comercial de Allen, un suburbio del área metropolitana de Dallas. Mientras tanto, los investigadores del caso continúan recopilando detalles sobre el hombre armado de 33 años que mató a ocho personas e hirió a otras siete en el incidente. En las redes sociales, el atacante había realizado publicaciones en las que se podía ver que tenía una esvástica y un símbolo de las “escuadras de protección” nazi SS tatuados en su cuerpo y que con frecuencia respaldaba puntos de vista racistas, incluidos los elogios hacia Adolf Hitler y otros asesinos en masa. En 2008, el atacante se unió al Ejército de Estados Unidos pero fue expulsado tres meses después por presentar problemas de salud mental no especificados. El atacante nunca fue sometido a una verificación de antecedentes antes de comprar legalmente en Texas las armas de fuego de vendedores de armas privados, incluido el rifle de asalto tipo AR-15 que utilizó en el ataque.
Más víctimas de la masacre fueron identificadas el lunes, entre las que se encuentran Daniela y Sofía Mendoza, dos hermanas en edad escolar primaria cuya madre recibió un disparo y permanece en estado crítico; y Kyu Song y Cindy Cho, una pareja estadounidense de origen coreana que murió junto con James, su hijo de tres años. Por su parte, William, su hijo de seis años, ha sido hospitalizado. Según la organización Gun Violence Archive, ya ha habido 202 tiroteos masivos en Estados Unidos en 2023, lo que significa que, en promedio, ha habido más de un tiroteo masivo por día.