En el estado de Texas, los funcionarios designados por el gobernador republicano Greg Abbott para detener a los solicitantes de asilo en la frontera sur de Estados Unidos recibieron la orden de empujar a los niños y niñas pequeños y a los bebés lactantes de regreso al río Bravo, así como de negarles agua a los migrantes incluso en medio las sofocantes altas temperaturas. El periódico Houston Chronicle informa haber recibido un correo electrónico de un agente del Departamento de Seguridad Pública de Texas en el que pedía que se implementen cambios en la política.
El agente, Nicholas Wingate, pide que se retiren los barriles envueltos en alambre de púas que fueron colocadas a lo largo del río Bravo para impedir que los migrantes lo crucen, y dijo a sus colegas: “esto no es más que una trampa inhumana en aguas profundas y con poca visibilidad”. En el correo electrónico, el agente describe dos incidentes que tuvieron lugar en junio, en los que una niña migrante de cuatro años y una mujer embarazada que estaba teniendo un aborto espontáneo resultaron gravemente heridas tras chocar contra los barriles cubiertos de alambre de púas mientras cruzaban el río. La niña también se había desmayado debido al agotamiento que le provocó el calor. Wingate también escribió que una madre migrante y uno de sus hijos se ahogaron en el río Bravo a principios de julio, y que el otro hijo de la mujer nunca fue encontrado. Esos ahogamientos nunca fueron oficialmente informados.