España ha declarado tres días de luto nacional después de que el número de muertos por las devastadoras inundaciones repentinas que azotaron el país a principios de esta semana ascendiera a 205. La mayoría de las muertes ocurrieron en Valencia, donde las inundaciones arrancaron árboles, derribaron tendidos eléctricos, destruyeron puentes y carreteras, y dejaron cientos de vehículos esparcidos como juguetes y enterrados en el barro. La catástrofe se produjo cuando una serie de tormentas sin precedentes provocó que, en tan solo ocho horas, cayera el equivalente a un año de lluvias.
Patricia Villar: “Todo destrozado, comercios, supermercados, colegios, coches, todo destrozado. Estas caravanas vienen del [barrio] 27, casi en Valencia. Recorrieron todo esto hasta llegar aquí. Y aquí a la derecha, no sé si lo habéis visto, hay un barco. Y todo, o sea, ha sido increíble, alucinante”.
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, advierte que la devastación causada por las inundaciones repentinas “no ha terminado”, mientras que la agencia meteorológica española ha advertido que un nuevo frente de tormentas traerá este viernes más lluvias torrenciales. Los científicos climatólogos advierten que la actividad humana está impulsando el aumento de la temperatura global, que hace que los eventos climáticos extremos sean más frecuentes y destructivos.