La presidenta saliente de Georgia, Salomé Zourabichvili, se negó el domingo a dimitir, al tiempo que Mikheil Kavelashvili, un destacado exfutbolista y conservador respaldado por el Kremlin, tomaba posesión del cargo. Zourabichvili afirmó que abandonará el palacio presidencial, pero insistió en que su sucesor es un líder ilegítimo. Tras denunciar que hubo fraude en las elecciones celebradas en octubre, cuatro partidos de oposición decidieron no participar en la ceremonia de investidura que se realizó el domingo en el Parlamento de Georgia, en la capital del país, Tiflis. Se produjeron enfrentamientos entre la policía y grupos de manifestantes que se congregaron cerca del Parlamento.
Anna Akhaladze: “Nuestro Gobierno ilegítimo intenta colocar en el poder a una persona sin legitimidad que no posee experiencia en política, diplomacia ni economía y no tiene idea de cómo gestionar un país, cuya única habilidad es tal vez haber marcado uno o dos goles en un partido [de fútbol]. [Kavelashvili] es un exfutbolista que no tiene ningún tipo de formación ni educación. Por el contrario, Salomé Zourabichvili fue una gran presidenta que tuvo una formación sobresaliente y cursó estudios en Francia. Ella ha hecho mucho por este país y está luchando para que nuestras voces sean escuchadas en Occidente, está manteniendo conversaciones con muchas autoridades diplomáticas y está trabajando para encaminar a este país en la dirección correcta”.