La CIA ha enviado a la Casa Blanca un correo electrónico no clasificado con los nombres y las iniciales de los apellidos de los empleados contratados en los últimos dos años, en respuesta a una orden del Gobierno de Trump, que avanza para reducir drásticamente la plantilla federal. Exfuncionarios de la CIA han calificado la medida como un “desastre de contrainteligencia” y han advertido que los empleados podrían ser identificados fácilmente.
Mientras tanto, el fiscal general adjunto en funciones, Emil Bove, acusó a líderes del FBI de “insubordinación” después de que se negaran a identificar al “equipo principal” de agentes que participó en las investigaciones de la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos. Bove es un abogado que representó a Trump en el juicio penal que este enfrentó por los pagos secretos que realizó a fin de encubrir información que podía perjudicarlo previo a las elecciones de 2016. El Departamento de Justicia está buscando información de más de 5.000 empleados del FBI que participaron en esas investigaciones.