En Serbia, cientos de miles de manifestantes inundaron el sábado las calles de la capital del país, Belgrado, para exigir justicia para las 15 personas que murieron en la ciudad norteña de Novi Sad en noviembre de 2024 cuando el techo de una estación de tren se derrumbó sobre ellas. El desastre desencadenó meses de manifestaciones antigubernamentales en las que se pide la dimisión del presidente Aleksandar Vučić, en medio de acusaciones generalizadas de negligencia y corrupción. A las protestas, lideradas por estudiantes, se han sumado docentes, agricultores y trabajadores de otros sectores de la sociedad.
Kristina Petrović: “Estamos esperando que las autoridades rindan cuentas por lo ocurrido en Novi Sad, ya que creemos que los organismos estatales actuaron con irresponsabilidad”.
Aleksa Cvetanović: “Hoy nos manifestaremos para mostrar nuestra disconformidad y para hacer patente la cantidad de gente que saldrá a exigir las cosas por las que estamos luchando: un Estado normal, que respete el Estado de derecho, libre de corrupción, mentiras, presiones a la prensa y a los ciudadanos, expulsiones, sentencias injustas, etc.”.
El Gobierno de Serbia negó los informes de organizaciones de defensa de los derechos humanos que indican que la policía utilizó un arma sónica de uso militar contra los manifestantes. Las imágenes de la manifestación del sábado muestran que un ruido repentino dirigido contra los manifestantes provocó pánico y una breve estampida.