
En la zona central de Texas, los equipos de rescate siguen buscando a unas 160 personas que desaparecieron en las catastróficas inundaciones del 4 de julio. La cifra oficial de muertes asciende a al menos 121 víctimas. Mientras tanto, todas las miradas se centran en las autoridades del estado, con preguntas vinculadas a la falta de precauciones en el sistema de emergencias de Texas y el negacionismo que la dirigencia política republicana expresa frente al cambio climático. “Muchas de las vidas perdidas podrían haberse salvado si no se hubieran cortado eslabones de comunicación en nuestra cadena de respuesta a desastres”, señala Mónica Medina, exfuncionaria de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por su sigla en inglés), el organismo federal que, entre otras tareas, monitorea las condiciones meteorológicas extremas. La NOAA se ha visto afectada por importantes recortes de fondos y personal por parte del Gobierno de Trump, a pesar del aumento que se registra en la frecuencia e intensidad de los desastres naturales causados por el cambio climático. Medina es una de muchos expertos en políticas climáticas que están alertando sobre los impactos que tiene la desfinanciación de la NOAA y de otros organismos meteorológicos y de respuesta a desastres. “Se está despidiendo a la gente. Se está dejando de tomar información. Se está dejando de investigar. Se están apagando los satélites. Se está haciendo todo lo posible para esconder la cabeza en la arena en medio de condiciones climáticas cada vez más peligrosas”.
Para ver la entrevista completa en inglés, haga clic aquí.