En Los Ángeles, agentes federales de inmigración fuertemente armados, algunos a caballo, irrumpieron de manera dramática en un parque público, lo que avivó las tensiones en una ciudad ya sacudida por las redadas masivas impulsadas por el Gobierno de Trump. La alcaldesa Karen Bass se presentó en el lugar y les exigió a los agentes que se retiraran del parque MacArthur, un espacio público muy concurrido, ubicado en un barrio habitado en su mayoría por inmigrantes y personas de clase trabajadora, donde muchos niños y niñas estaban jugando. Activistas y miembros de la comunidad, algunos de los cuales habían sido alertados del operativo, enfrentaron a los agentes, lanzándoles insultos a los hombres armados y enmascarados, y en algunos casos arrojándoles frutas. La alcaldesa Bass condenó más tarde el incidente.
Alcaldesa Karen Bass: “Francamente, es indignante y contrario a los valores estadounidenses que tengamos vehículos federales armados en nuestros parques cuando no está ocurriendo nada allí. […] Es indignante y antiestadounidense que el Gobierno federal se apodere de la Guardia Nacional de nuestro estado. Es indignante y antiestadounidense que infantes de marina, que están entrenados para matar soldados enemigos en el extranjero, estén desplegados en nuestra ciudad”.