
El Gobierno de Trump está intentando revocar una normativa histórica que permite a la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés) regular las emisiones de gases con efecto invernadero de automóviles, centrales eléctricas y otras fuentes bajo la autoridad que le otorga la Ley de Aire Limpio. Durante más de una década, la herramienta conocida como “Declaración de peligrosidad” ha sido uno de los fundamentos jurídicos más importantes utilizados por el Gobierno federal estadounidense para combatir el cambio climático. Hablamos con David Doniger, del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC, por su sigla en inglés), quien señala que, desde que se instituyó esta normativa, “hemos avanzado mucho” en la reducción de las emisiones de gases con efecto invernadero. “Pero ahora [el director de la EPA, Lee] Zeldin, está intentando, a contramano de la evidencia científica, revocar la declaración que establece que estas cosas son peligrosas”. Este cambio en las regulaciones se está anunciando en momentos en que comunidades de todo Estados Unidos lidian con los efectos de desastres naturales cada vez más frecuentes e intensos, desde inundaciones hasta olas de calor y fuertes tormentas. “Lo que estamos viviendo, estos eventos climáticos extremos, son una demostración de que las emisiones de carbono representan un peligro para nuestra salud, más aún, para la salud del planeta”, añade el científico especializado en cambio climático Michael Mann.
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