
Analizamos cómo el asesinato de Charlie Kirk está siendo usado por el Gobierno de Trump como herramienta para reprimir la disidencia y la libertad de expresión. El domingo 21 de septiembre, decenas de miles de personas se congregaron en Arizona en una ceremonia de conmemoración para el activista conservador, en la que también estuvo su esposa, Erika Kirk. Si bien ella llamó a perdonar, el presidente Trump y otros oradores principales, entre ellos el vicepresidente JD Vance y el jefe adjunto de gabinete de la Casa Blanca, Stephen Miller, volvieron a pedir venganza contra la oposición política. “No es solo retórica”, plantea Jameel Jaffer, director del Instituto Knight para la Primera Enmienda, de la Universidad de Columbia. “El presidente realmente está usando todos los mecanismos de los que dispone para silenciar, reprimir e incluso encarcelar a sus enemigos políticos”. Trump también ha insinuado que debería ser ilegal que una cobertura periodística muestre su presidencia de manera negativa.
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