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2 de Febrero 2011
Escuche/Vea/Lea (en inglés) Parte I
y Parte II
En las últimas semanas, los levantamientos populares ocurridos en el mundo árabe han provocado la destitución del dictador tunecino Zine El Abidine Ben Ali, el inminente fin del régimen del presidente egipcio Hosni Mubarak, el nombramiento de un nuevo gobierno en Jordania y la promesa del dictador de tantos años de Yemen de abandonar el cargo al final de su mandato. Hablamos con el profesor del MIT Noam Chomsky acerca de lo que esto significa para el futuro de Medio Oriente y de la política exterior de Estados Unidos en la región. Al preguntarle sobre los comentarios vertidos anoche por el presidente Obama sobre Mubarak, Chomsky dijo: “Obama fue muy cuidadoso de no decir nada; está haciendo lo que los líderes estadounidenses hacen habitualmente cuando uno de los dictadores favoritos tiene problemas, intentan apoyarlo, hasta el final. Si se llega al punto en que la situación es insostenible, cambian de bando”.
Amy Goodman:¿Cuál es su análisis de lo que está sucediendo y cómo puede repercutir en Medio Oriente?
Noam Chomsky: En primer lugar, lo que está pasando es espectacular. El coraje, la determinación y el compromiso de los manifestantes son destacables. Y, pase lo que pase, éstos son momentos que no se van a olvidar y que seguramente van a tener consecuencias a posteriori: abrumaron a la policía, tomaron la plaza Tahrir y se están quedando allí a pesar de los grupos mafiosos de Mubarak. El gobierno organizó esas bandas para tratar de expulsar a los manifestantes o para generar una situación en la que el ejército pueda decir que tuvo que intervenir para restaurar el orden y después, quizás, instalar algún gobierno militar. Es muy difícil predecir lo que va a pasar.
Los Estados Unidos están siguiendo su libreto habitual. Ha habido muchas veces en las que un dictador “cercano” perdió el control o estuvo en peligro de hacerlo. Hay como una rutina estándar: seguir apoyándolo tanto tiempo como se pueda; cuando se vuelva insostenible –especialmente, si el ejército se cambia de bando–, dar un giro de 180 grados y decir que siempre estuvieron del lado de la gente, borrar el pasado y después hacer todas las maniobras necesarias para restaurar el viejo sistema pero con un nuevo nombre. Presumo que eso es lo que está pasando ahora. Están viendo si Mubarak se puede quedar. Si no aguanta, pondrán en práctica el libreto.
Amy Goodman: ¿Qué opina de la apelación de Obama a que se inicie ya la transición en Egipto?
Noam Chomsky: Cuidadosamente, Obama no dijo nada. Mubarak también estaría de acuerdo con que debe haber una transición ordenada. Un nuevo gabinete, algunos arreglos menores en el orden constitucional no es nada. Está haciendo lo que los líderes norteamericanos generalmente hacen.
Los Estados Unidos tienen un poder abrumador allí. Egipto es el segundo país que más ayuda militar y económica recibe de Washington. Israel está en primer lugar. El mismo Obama se mostró muy a favor de Mubarak. En el famoso discurso en El Cairo, el presidente estadounidense dijo: “Mubarak es un buen hombre. Ha hecho cosas buenas. Mantuvo la estabilidad. Seguiremos apoyándolo porque es un amigo”.
Mubarak es uno de los dictadores más brutales del mundo. No sé cómo después de esto alguien pudo haberse tomado en serio los comentarios de Obama sobre los derechos humanos. Pero el apoyo ha sido muy grande. Los aviones que están sobrevolando la plaza Tahrir son por supuesto estadounidenses. EE.UU. es el principal sostén del régimen egipcio. No es como en Túnez, donde el principal apoyo era Francia. Los Estados Unidos son los principales culpables en Egipto y también Israel, que junto con Arabia Saudita fueron los que prestaron apoyo al régimen cairota. De hecho, los israelíes estaban furiosos porque Obama no sostuvo más firmemente a su amigo Mubarak.
Amy Goodman: ¿Qué significan todas estas revueltas en el mundo árabe?
Noam Chomsky: Este es el levantamiento regional más sorprendente que puedo recordar. A veces, lo comparan con Europa del Este, pero no es contrastable. Nadie sabe a lo que llevarán estos levantamientos. Los problemas por los que los manifestantes protestan son de larga data y no se van a resolver fácilmente. Hay una pobreza tremenda, represión, una falta de democracia y también de desarrollo. Egipto y otros países de la región recién pasaron por el período neoliberal, que trajo crecimiento en los papeles junto con las consecuencias habituales: una alta concentración de la riqueza y de los privilegios, un empobrecimiento y una parálisis de la mayoría de la población. Y eso no se cambia fácilmente.
Amy Goodman: ¿Cree que hay alguna relación directa entre estos levantamientos y las filtraciones de Wikileaks?
Noam Chomsky: En realidad, la cuestión es que Wikileaks no nos dijo nada nuevo. Nos dio la confirmación para nuestras razonables conjeturas.
Amy Goodman: ¿Qué pasará con Jordania?
Noam Chomsky: En Jordania, recién cambiaron al primer ministro. Fue reemplazado por un ex general que parece ser moderadamente popular, o al menos no es tan odiado por la población. Pero esencialmente no cambió nada.
Traducido por Página 12