
Se acaba de publicar el libro de memorias póstumo escrito por Virginia Roberts Giuffre, que narra como fue víctima de engaño pederasta a manos de Jeffrey Epstein y su cómplice, Ghislaine Maxwell, a quien conoció en el complejo Mar-A-Lago, de Donald Trump. El libro se titula “Nobody’s Girl: A Memoir of Surviving Abuse and Fighting for Justice” (La chica de nadie: memorias de una sobreviviente del abuso y su lucha por la justicia), en él, Giuffre cuenta que fue obligada a tener relaciones sexuales con el príncipe Andrés en tres ocasiones, la primera de ellas cuando tenía 17 años, y que fue golpeada y violada por un “conocido primer ministro”. Virginia Giuffre murió por suicidio a principios de este año en Australia, a sus 41 años de edad.
Hablamos con Amy Wallace, quien acompañó a Giuffre en la escritura del libro. Wallace dice que Giuffre experimentó las “profundidades del infierno” con Maxwell y Epstein. “No es solo un catálogo de horrores. Es una mujer que fue terriblemente abusada cuando era niña, que escapa de ese terrible abuso y, valientemente, forma una familia, lo que es en sí mismo un triunfo, y luego sale a luchar por la justicia”, dice Wallace.
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Transcripción
AMY GOODMAN: La fiscal general de Arizona, Kris Mayes, está demandando al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano MIke Johnson, por negarse a juramentar a la congresista electa Adelita Grijalva, quien fue elegida en septiembre en una votación especial para representar a más de 800.000 personas del área metropolitana de Tucson. Grijalva dice que cree que Johnson se niega a posesionarla debido a que ella daría el voto final que se necesita en una petición de descargo para hacer públicos los archivos no clasificados sobre el agresor sexual convicto Jeffrey Epstein.
La semana pasada, el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes publicó nuevos documentos relacionados con el caso Epstein, incluyendo registros de llamadas que incluían a alguien identificado como Donald Trump.
A medida que todo esto tenía lugar el martes, se publicó un revelador libro de memorias de una de las sobrevivientes de los abusos de Epstein, la fallecida Virginia Roberts Giuffre, titulado “La chica de nadie: memorias de una sobreviviente del abuso y su lucha por la justicia”. Virginia fue la primera sobreviviente que denunció públicamente a Epstein.
En el libro, ella narra como fue víctima de engaño pederasta a manos de Epstein y su cómplice, Ghislaine Maxwell, quien conoció a Virginia mientras esta trabajaba en el resort Mar-a-Lago de Donald Trump. Maxwell está cumpliendo una condena de 20 años por tráfico sexual. Un extracto del libro dice: “En los años que pasé con ellos, me pusieron a disposición de muchas personas ricas y poderosas. Fui usada y humillada con regularidad y, en algunos casos, estrangulada y golpeada hasta sangrar. Creí que moriría como una esclava sexual”, escribió Giuffre. Virginia también describe cómo se vio obligada a tener relaciones sexuales con el príncipe Andrés en tres ocasiones, la primera de ellas cuando tenía 17 años. Virginia también dijo que fue golpeada y violada por un “conocido primer ministro”.
Virginia Giuffre murió presuntamente por suicidio a principios de 2025 en Australia a los 41 años de edad. Virginia terminó de escribir “La chica de nadie” justo antes de morir. En el prólogo del libro, su colaboradora, Amy Wallace, describe un correo electrónico de Virginia poco antes de su muerte, que dice, en parte: “El contenido de este libro es crucial, ya que tiene como objetivo revelar las fallas sistémicas que permiten la trata de personas vulnerables en todos los países. Es imperativo que se entienda la verdad y que los problemas que rodean este asunto se aborden, tanto para lograr que haya justicia como para crear conciencia. En caso de mi fallecimiento, quisiera asegurarme de que “La chica de nadie” sea publicado.
Para más información, nos acompaña en nuestro estudio de Nueva York Amy Wallace, quien colaboró con Virginia Giuffre en la escritura del libro de memorias póstumo que se acaba de publicar esta semana, “La chica de nadie: memorias de una sobreviviente del abuso y su lucha por la justicia”. La columna de opinión de Amy Wallace en la edición del domingo de The New York Times se titula: “Por qué Virginia Roberts Giuffre no dejaba de hablar sobre Jeffrey Epstein”.
Bienvenida a Democracy Now! Este libro es absolutamente doloroso, la portada es una fotografía de una joven Virginia desapareciendo, desvaneciéndose. ¿Puede comenzar hablando sobre el horror por el que ella tuvo que pasar, cuyos detalles están teniendo un impacto tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos? Es posible que, en Estados Unidos, esa sea la razón por la que el Congreso no ha reanudado sus actividades. Y, por supuesto, hemos visto lo que sucedió justo antes de que su libro fuera publicado, la renuncia voluntaria del príncipe Andrés a sus títulos reales debido a lo que se está revelando en este libro. ¿Por qué no comienza hablando sobre cómo Virginia Giuffre llegó a trabajar en Mar-a-Lago siendo una joven menor de edad, y luego fue víctima de tráfico sexual tanto por Maxwell como por Epstein?
AMY WALLACE: Sí. Ella tenía 16 años. Tenía un trabajo de verano en Mar-a-Lago. Estaba trabajando en el spa, así que trabajaba en una sección particular del hotel. Su padre trabajaba en Mar-a-Lago en el área de mantenimiento, y él la ayudó a conseguir ese trabajo. Sobre…
AMY GOODMAN: ¿Él también abusó de ella?
AMY WALLACE: Él también abusó de ella, lo cual ella revela en este libro por primera vez. Y podemos hablar más de eso.
Pero sí, ella llevaba un par de semanas en el trabajo, pero le encantaba trabajar allí. Era un lugar hermoso. Se sentía realmente privilegiada de estar ahí. Y una mujer británica entra con un vestido increíble, muy elegante y muy atractiva. Creo que Virginia escribe que “su bolso cuesta más que la camioneta de mi papá”. Claramente era una cuestión de diferencia de clases. La mujer la ve leyendo un libro de anatomía y le dice: “Oh, ¿te interesan los masajes?”. Y Virginia dice: “Bueno, la verdad no sé mucho al respecto, pero el spa me inspira mucho. Me encantaría aprender”.
Y le pidieron que fuera ese día a la casa de Epstein. Ella va porque una mujer se lo ha pedido y ella piensa que va a estar segura. Y ese mismo día, horas después, Ghislaine Maxwell y Jeffrey Epstein abusaron sexualmente de ella por primera vez. Y a partir de ese momento, ella estaba en la red.
JUAN GONZÁLEZ: ¿Y cómo pasó de estar en Mar-a-Lago a estar cerca de Epstein y en su círculo?
AMY WALLACE: Bueno, creo que hubo diferentes víctimas que fueron tratadas de manera diferente. Algunas chicas fueron en una ocasión a la casa de Palm Beach y luego… jamás se les volvió a ver. Y también había otras chicas que estaban en este tipo de círculo interno.
Y Virginia vivía muy cerca. Cuando conoció [a Epstein], ella vivía en Loxahatchee, que es una especie de área más rural y más pobre. Vivía en un remolque en la parte trasera de la casa de sus padres. Y él se interesó por ella. Creo que él pudo ver… Tanto él como Ghislaine eran muy buenos para identificar a chicas que ya habían sido víctimas de abuso y que eran más vulnerables a ser manipuladas. Y, de ese modo, la absorbió rápidamente en su mundo, le dijo que renunciara a su trabajo en Mar-a-Lago y alquiló un apartamento para ella. No quería que ella siguiera viviendo con sus padres, porque quería que ella pudiera ir y venir a cualquier hora. No quería que sus padres sospecharan.
Así que, muy rápidamente, ella se ve envuelta en todo esto. En un momento le dijeron: “No tienes pasaporte. Tenemos que conseguirte uno”. Y Ghislaine Maxwell le ayuda a llenar la solicitud, y luego ellos la llevan a Londres. Ese fue en realidad uno de sus primeros viajes importantes. Ciertamente, ella nunca había estado antes en el extranjero. Así que la llevan a Londres. Y esa fue la primera vez que ella fue forzada a estar con el príncipe Andrés. Para ese entonces, ella ya había sido forzada a tener relaciones sexuales con otras amistades de Epstein y Maxwell. Así que su descenso a las profundidades del infierno digamos que fue de trayecto muy rápido. Se convirtió rápidamente en una de las personas que viajaba con ellos por todo el mundo.
JUAN GONZÁLEZ: En el libro, ella no nombra a muchas de las personas que ella dice que la agredieron sexualmente, pero usted los conoce a todos porque verificó esa información. ¿Hay algo que pueda decir al respecto o sobre la razón por la que esos nombres no fueron revelados?
AMY WALLACE: Sí, creo que Virginia es bastante elocuente sobre esto en el libro. Pero, como sabe, cualquier sobreviviente de abuso sexual entiende que, al denunciar esto públicamente, debe considerar de alguna forma los pros y los contras. Sabe que quiere responsabilizar a estas personas por lo que le hicieron, pero también sabe que eso va a tener un costo, su privacidad, obviamente, pero también, en el caso de Virginia, algunos de estos hombres la habían amenazado. Algunos de estos hombres la habían amenazado físicamente. Había recibido amenazas de muerte, las cuales el FBI encontró creíbles y luego la contactaron. Virginia y su familia alquilaron una casa rodante en Australia, donde vivían, y huyeron a una zona remota de ese país durante tres semanas para tratar de decidir cuál sería el próximo paso. Así que había riesgos reales y riesgos legales. Había personas que básicamente le decían: “No importa lo que digas o lo que sea la verdad. Vamos a mantenerte en los tribunales por el resto de tu vida si no sacas nuestros nombres de tu boca”. Había muchas decisiones que ella debía tomar sobre qué nombres aparecerían en el libro. Hay nuevos nombres allí, pero, como usted dice, hay nombres que se quedaron por fuera.
Supongo que lo que agregaría es que este libro nunca fue pensado como una lista de nombres. Si quieren una lista de nombres, pueden ir a los archivos de Epstein, y están ahí… y no solo los nombres que ha dado Virginia, y conozco todos los que ella le facilitó repetidamente al FBI, sino los nombres que otras víctimas han denunciado con valentía. Y esta investigación ha durado muchos años desde la primera vez que Epstein fue arrestado e imputado en el año 2008, creo. Hay mucha información ahí. Así que, poner… Eso es lo que mi artículo de opinión en The New York Times argumenta, que siempre se pone la carga sobre las víctimas, que son las personas más débiles y que ya han sido lastimadas, para hacerlas repetir, repetir, repetir, repetir y repetir [su experiencia] cada vez que se les pide, en lugar de hacer que las autoridades hagan su trabajo. Y creo que por eso gran parte de la sociedad estadounidense está pidiendo la publicación de los archivos de Epstein.
AMY GOODMAN: En el libro, Virginia escribe que fue golpeada y violada por un “primer ministro muy conocido”. Creo que la versión británica del libro dice “ministro”. Un “primer ministro”. ¿De quién está hablando?
AMY WALLACE: Bueno, no puedo revelar ninguno de los nombres que no están en el libro. Y le daré dos razones. Uno, este es el libro de Virginia, y estas fueron decisiones que ella tuvo que tomar para su seguridad, y también para la seguridad de su familia. Y aunque Virginia se haya ido eso no significa que su familia no está en peligro. Algunas de estas personas dan miedo. Así que respeto sus decisiones. Esa es la respuesta corta. Es su libro, y no vamos a ir más allá de eso.
Hay nombres que ella ha citado en declaraciones públicas. Ha habido cuatro volcados de documentos. Los he leído todos y ahí hay nombres. Los nombres han sido publicados por otros en alguna ocasión. Entonces, los nombres son públicos. Pero, de nuevo…
AMY GOODMAN: Uno de los nombres que se menciona en estos volcados de documentos es el ex primer ministro israelí Ehud Barak, que era cercano a Jeffrey Epstein.
AMY WALLACE: Sí, su nombre es mencionado en los volcados de documentos.
AMY GOODMAN: Permítame preguntarle sobre lo que está sucediendo ahora mismo con el príncipe Andrés. Él, en vísperas de la publicación de “La chica de nadie”, renunció a sus títulos supuestamente de forma voluntaria. Pero el rey podía retirarle su título, ¿cierto? Su padre… perdón, su hermano.
AMY WALLACE: Su hermano, sí.
AMY GOODMAN: Su hermano. Él claramente… Y ella describe los encuentros con él. Ella describe haber sido violada por él una tercera vez durante una orgía, en la isla de Jeffrey Epstein en el Caribe, con mujeres jóvenes, niñas, que ni siquiera hablaban inglés porque eran de otros lugares. Ella dijo que a Jeffrey le gustaban esas mujeres porque era más fácil manejarlas. Pero él claramente sabía su edad, ¿verdad? Porque al comienzo, cuando estuvo con Ghislaine Maxwell… ¿Fue Jeffrey Epstein quien tomó la famosa foto con Ghislaine al fondo y Andrés con su… mejor dicho, el aún príncipe Andrés, con su brazo alrededor de Virginia?
AMY WALLACE: Sí, la historia alrededor de esa foto es que Virginia siempre viajaba con cámaras desechables, porque ella estaba a punto de dar la vuelta al mundo. Nunca había viajado tanto. No era una persona de recursos. Su familia no era rica. Así que viajó con estas pequeñas cámaras desechables.
Y cuando Ghislaine la despertó esa mañana le dijo: “Levántate, dormilona, hoy va a ser un día increíble. Hoy vas a conocer a un príncipe”. Así que le llevó de compras y le compró ropa… y Virginia eligió la ropa que vestía en esa imagen. Entonces, cuando él llega, cuando llega el príncipe y ella se presenta, se da cuenta… y decimos esto en el libro: “Mi mamá me mataría si conozco a un príncipe y no saco una foto de ese momento”. Así que corrió a su habitación, y tomó su cámara, y se la entregó a Epstein, y Epstein tomó la foto. Recuerden que esta es una mujer joven. Tiene 17 años en ese momento. Cuando era una niña había visto “La cenicienta”, la película, muchas veces. Conocer a un príncipe era algo importante. Se suponía que eran lo mejor de nosotros.
AMY GOODMAN: ¿Por qué sabía el príncipe Andrés su edad incluso antes de que ella lo dijera?
AMY WALLACE: Bueno, había un juego que Ghislaine Maxwell jugaba en el que a menudo le preguntaba a la gente que adivinara las edades de las chicas. Y en este caso en particular, como lo relatamos en el libro, ella le dijo a Andrés: “Adivina su edad”. Y él adivinó correctamente que tenía 17 años y luego explicó por qué es tan bueno en ese juego, y dice que es porque ella tenía “más o menos la misma edad” que sus hijas. Creo que sus hijas eran un poco más jóvenes.
Entonces, lo importante es que él sabía cuántos años tenía. Y creo que si pudieras poner uno tras otro a todos los hombres con los que Virginia fue traficada y les preguntáramos por qué lo hicieron, algunos de ellos probablemente tratarían de usar eso como excusa: “No sabíamos que eran menores de edad”. En este caso, tenemos una conexión directa entre su percepción de la edad de ella y la realidad. Y ese es un detalle increíble del libro.
AMY GOODMAN: Y deberíamos decir…
JUAN GONZÁLEZ: Quisiera…
AMY GOODMAN: … que el príncipe Andrés niega todo esto. Pero voy a darle la palabra a Juan.
AMY WALLACE: El príncipe Andrés sigue negando todo esto. Ha resuelto su demanda. Cuando ella lo demandó por violarla y golpearla, resolvió esa demanda.
AMY GOODMAN: Pagando millones de dólares.
AMY WALLACE: No sé la cantidad.
AMY GOODMAN: ¿Juan?
JUAN GONZÁLEZ: Quería preguntarle por Ghislaine Maxwell. Que no era solo una proxeneta de las víctimas. También abusó de forma directa de estas mujeres. ¿Puede hablar sobre eso?
AMY WALLACE: Absolutamente. No estoy muy segura de cómo de algún modo la narrativa sobre Ghislaine Maxwell ha cambiado, a pesar de que ha sido condenada por un tribunal de justicia por ser una miembro clave de este esquema de trata sexual. De alguna manera, la gente ha comenzado a pensar que tal vez ella era como una recepcionista o, ya sabe, que llevaba el libro de fechas. Esta es una mujer que abusó de las niñas, no solo ejerció de proxeneta, lo que es suficientemente malo, usar su género para atraer a las niñas a esta red.
AMY GOODMAN: Chicas pobres.
AMY WALLACE: Ella hizo eso. Chicas pobres, en particular. Hubo algunas que no lo eran, pero la mayoría eran pobres. Pero luego, ella no solo participó en la iniciación de estas niñas a la sala de masajes y todo el sexo y el abuso que ocurrieron ahí, sino que luego exigía que la atendieran sexualmente a ella. Ella las lastimaba durante el sexo. Virginia cuenta una historia sobre ser lastimada con un juguete sexual espantoso que Ghislaine estaba usando con ella y la lastimaba intencionalmente, porque por algún motivo estaba poco satisfecha o enojada con ella. Entonces, esta mujer es una abusadora sexual, y este libro lo deja claro.
AMY GOODMAN: Tenemos que concluir, porque sé que tiene que irse, pero solo quiero preguntar algo más. Cuando Virginia estaba viva, antes de quitarse la vida, tuvo tres hijos, y habló sobre escribir esto cuando nació su hija, y quería pasar a ser una sobreviviente y ser un modelo a seguir para que otras denuncien estas cosas. El presidente Trump, cuando se postuló para el cargo, prometió en su campaña que iba a publicar todos los archivos de Epstein.
AMY WALLACE: Absolutamente.
AMY GOODMAN: ¿Qué significaría para Virginia hoy si se publicaran estos archivos de Epstein, y que no tuviera que ser ella y todas las demás víctimas quienes hablaran, sino los archivos?
AMY WALLACE: Estuve con ella en octubre en Australia. Justo antes de las elecciones presidenciales. Y ella estaba emocionada de que el expresidente, que se estaba postulando para presidente, y ella esperaba que ganara la presidencia… ¿por qué? Porque él había prometido hacer públicos estos archivos. ¿Y por qué era tan importante para ella? Porque validaba la experiencia no solo de ella, sino de tantas otras.
Y me alegra que haya mencionado a sus hijos, porque una de las cosas que este libro hace es que muestra no solo un catálogo de horrores, sino una mujer que fue terriblemente abusada cuando era niña, y que escapa de ese terrible abuso —valientemente— y forma una familia, lo que es en sí mismo un triunfo, y luego se convierte en una activista. Por lo tanto, es todo el arco de su vida, y es una mujer en su totalidad, una mujer complicada en su totalidad, que no se define solo por las cosas que le hicieron. Era una persona con un gran corazón. Ella quería hacer del mundo un lugar mejor para todas nosotras. Ella realmente estaba velando por todos nuestros niños y niñas, no solo por los suyos.
AMY GOODMAN: Muchas gracias por estar con nosotros, Esperamos tenerla de vuelta. Quiero terminar con las palabras de la propia Virginia Roberts Giuffre. Ella escribió: “Yo también anhelo un mundo en el que los perpetradores enfrenten más vergüenza que sus víctimas y donde cualquier persona que haya sido víctima de trata de personas pueda enfrentar a sus abusadores cuando esté lista, sin importar cuánto tiempo haya pasado. Si este libro nos acerca incluso un solo centímetro a una realidad como esa, si ayuda a una sola persona, habré logrado mi objetivo”. Esas son las palabras de Virginia Roberts Giuffre. Amy Wallace, escritora fantasma de las memorias de Giuffre “La chica de nadie: memorias de una sobreviviente del abuso y su lucha por la justicia”. También enlazaremos a su artículo en The New York Times “Por qué Virginia Roberts Giuffre no dejaba de hablar sobre Jeffrey Epstein”.
A continuación, analizamos la creciente tensión entre Estados Unidos y Colombia, después de que el presidente Gustavo Petro condenara a Estados Unidos por bombardear embarcaciones en el Caribe. Quédense con nosotros.
[Pausa]
AMY GOODMAN: “Hungry Ghost”, por Alynda Segarra de Hurray for the Riff Raff, cantando en nuestro estudio.






