“En esta instancia, no puedo ofrecer más que mi palabra. Soy empleado gubernamental de alto nivel en organismos de inteligencia. Espero que entiendan el enorme riesgo que implica ponerme en contacto con ustedes … No será una pérdida de tiempo”. Este fue uno de los primeros mensajes que Edward Snowden escribió a la cineasta Laura Poitras, al inicio de un intercambio que ayudó a exponer públicamente el aparato de vigilancia masiva creado por la Agencia de Seguridad Nacional. Meses después, Poitras se reuniría con Snowden por primera vez en un cuarto de hotel en Hong Kong. Mientras Snowden revelaba el contenido de los documentos a los periodistas Glenn Greenwald y Ewen MacAskill, Poitras juntó más de 20 horas de filmación. Ese material —en su mayor parte inédito hasta ahora— es el eje central de su nueva película, llamada “Citizenfour”. Hoy, ella nos acompaña para contarnos, tanto sobre la película y como su propia experiencia con el espionaje del gobierno. Esta película es la tercera parte de la trilogía de Poitras sobre el 11 de septiembre, formada por “My Country, My Country” (Mi país, mi país), sobre la guerra de Irak, y “The Oath” (El juramento), sobre la base militar estadounidense de Guantánamo, Cuba. El trabajo periodístico de Poitras sobre la NSA contribuyó a que los periódicos The Guardian y The Washington Post recibieran el premio Pulitzer al servicio público. Hablamos también con Jeremy Scahill, que aparece en la película informando sobre revelaciones recientes referidas al espionaje de la NSA realizadas por una nueva fuente gubernamental anónima. Scahill, Poitras y Greenwald, han fundado el nuevo emprendimiento mediático “The Intercept” (La intercepción) con el objetivo de seguir investigando las filtraciones de diferentes denunciantes.
Crédito de la imagen: radio-TWC
Transcripción
AMY GOODMAN: Hoy presentamos “Citizenfour”.
LAURA POITRAS: [leyendo a Edward Snowden] “Laura, en esta instancia no puedo ofrecer más que mi palabra. Soy empleado gubernamental de alto nivel en organismos de inteligencia. Espero que entiendas el enorme riesgo que implica ponernos en contacto. A partir de ahora, debes ser consciente de que todas las fronteras que cruzas, todas las compras que haces, los números telefónicos que marcas, las antenas de telefonía celular que ves, las amistades que mantienes, las páginas que visitas y los asuntos de todos tus correos electrónicos … están en manos de un sistema cuyo alcance es ilimitado pero no así sus mecanismos de seguridad. … Al fin y al cabo, si se publica el material original lo más seguro es que yo me vea implicado de inmediato. … Sólo te pido que te asegures de que ésta información pueda llegar a la gente estadounidense. Gracias y ten cuidado. Citizen Four”.
EWEN MACASKILL: Disculpa, yo no sé nada sobre tí.
EDWARD SNOWDEN: Bueno, yo trabajo para—
EWEN MACASKILL: Disculpa, es que ni siquiera sé su nombre.
EDWARD SNOWDEN: Ah, lo siento, mi nombre es Edward Snowden. Me llaman Ed. Edward Joseph Snowden es mi nombre completo.
NERMEEN SHAIKH: Veíamos el trailer de la nueva película “Citizenfour”, dirigida por la cineasta Laura Poitras, que trata sobre el denunciante de la Agencia Nacional de Seguridad Edward Snowden. Este documental ofrece una mirada íntima sobre lo que sucedió en un cuarto de hotel de Hong Kong, a lo largo de ocho días en junio de 2013, cuando Snowden se reunió por primera vez con Laura Poitras, Glenn Greenwald y el periodista del periódico The Guardian, Ewen MacAskill para filtrar documentos secretos de inmenso valor sobre el aparato de vigilancia masiva construido por Estados Unidos para espiar a la gente en Estados Unidos y alrededor del mundo.
AMY GOODMAN: Laura Poitras obtuvo más de 20 horas de filmación en la habitación del hotel, incluyendo ese momento en que Snowden respondía las preguntas de Ewen MacAskill de The Guardian. A esa altura, ya se habían publicado las primeras revelaciones periodísticas basadas en las filtraciones de Snowden, pero su identidad aún no era de conocimiento público.
EWEN MACASKILL: ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Cuándo crees que te presentarás públicamente? O…
EDWARD SNOWDEN: Creo que será muy pronto. O sea, con la reacción que ha generado, esto se está intensificando con mayor rapidez. Creo que tan pronto comiencen a querer centrar el asunto en mi persona, lo que me imagino que sucederá en cualquier momento…
EWEN MACASKILL: Sí.
EDWARD SNOWDEN: Ahí me presentaré en público, sólo para decir: “Hey, esto no es, no se trata de una persona que merodea en las sombras. Se trata de asuntos públicos. No es un asunto mío. O sea, son asuntos que conciernen a todo el mundo. Y no les tengo miedo. No lograrán hacerme callar con intimidaciones, como lo han hecho con todos los demás. Y si nadie más se anima a hacer esto, yo lo haré. Y con suerte, cuando yo no esté, sea lo que sea que hagan conmigo, habrá otra persona que se anime a hacer lo mismo. Seremos una especie de Hidra de la Internet: es decir, podrán pisotear a una persona, pero siete más surgiremos”.
EWEN MACASKILL: Sí. ¿Te vas poniendo cada vez más nervioso?
EDWARD SNOWDEN: Mmm, no. Creo que, mi forma de ver el tema del estrés, sobre todo porque, en cierto modo, sabía que iba a pasar esto, porque de alguna manera me metí en esto voluntariamente. De modo que ya me hice a la idea. No estoy preocupado. Cuando alguien tire abajo la puerta y entre a buscarme, ahí sí me pondré nervioso de golpe y me afectará mucho lo que pase. Pero mientras tanto…
AMY GOODMAN: Veíamos un fragmento de “Citizenfour”, la nueva película de la directora Laura Poitras. Su primera película, “My Country, My Country” (Mi país, mi país) se centró en la guerra de Irak, fue nominada a un premio Oscar en 2007. Su segunda película, “The Oath” (“El juramento”), es sobre Guantánamo. Citizenfour es la tercera parte de su trilogía sobre el 11 de septiembre. La película se estrena el viernes en Nueva York, Los Ángeles, San Francisco y Washington DC. El trabajo periodístico de Poitras sobre la NSA contribuyó a que los periódicos The Guardian y The Washington Post recibieran el premio Pulitzer al servicio público. El miércoles entrevistamos a Laura en Washington DC. Comenzamos preguntándole acerca del nombre de su película, “Citizenfour”.
LAURA POITRAS: “Citizen Four” fue el alias que utilizó Edward Snowden para ponerse en contacto conmigo en enero de 2013. Nos escribimos durante cinco meses en los que yo no sabía quién era él. Fue apenas días antes de viajar a Hong Kong que finalmente supe el nombre de la persona con la que me había estado comunicando.
AMY GOODMAN: ¿Y por qué él eligió “Citizen Four” como alias? ¿Qué significa?
LAURA POITRAS: Sí, sí, es una buena pregunta. De hecho, hace no mucho tiempo, hice un viaje a Moscú para filmar una parte del final de la película, en la que él aparece con quien es su pareja de años, Lindsay Mills. Y ahí le pregunté, porque nunca había sabido realmente de donde venía ese nombre, y él dijo: “Bueno, yo no soy la primera persona en salir públicamente a revelar información que la gente debería saber, y no seré el último”. Así que, de allí es que viene.
NERMEEN SHAIKH: Laura, una de las cosas más llamativas sobre la película es no pareciera que Snowden haya considerado la posibilidad de filtrar información de manera anónima. ¿Te sorprendió eso?
LAURA POITRAS: Sí, bueno, de hecho me impactó mucho. Él me contactó en enero y durante mucho tiempo nos estuvimos escribiendo por correo electrónico. Y en ese tiempo, durante los tres primeros meses, yo había asumido que él iba a permanecer como una fuente anónima, que no me daría ningún detalle sobre su, bueno, sobre dónde trabajaba o dónde vivía. Y yo pensaba que estaba hablando con alguien que en algún momento me enviaría los documentos y después, bueno, él desaparecería y yo nunca sabría quién era esa persona. Pero luego, en abril, me reveló quién era, me dijo: “Bueno, deberías saber que de hecho mi idea es salir a la luz públicamente, revelar quién soy y decir que soy la fuente de esta información”. Y aclaró que no quería ocultarse, ni dejar que otros tomasen la responsabilidad, si se hacía una investigación sobre la filtración, y esas cosas.
Entonces, cuando me dijo eso, ahí fue que le dije: “Bueno pues, siendo así las cosas me gustaría mucho poder conocerte y filmarte, como una manera de, bueno, entender tus motivaciones”. Y su primera respuesta fue que no se sentía cómodo con eso, porque no quería que la historia se centrara en él, que es algo que también, que se ve que resuena mucho en la película, en su conversación con Glenn en la primera entrevista. Ahí dice: “No soy yo la historia”. Y yo le dije: “Bueno, la gente, los medios de comunicación van a centrar la historia en tí y entonces realmente es importante conocer tus motivaciones”. Y ahí él estuvo de acuerdo, y así fue que, de alguna manera, eso llevó a que nos reuniéramos cara a cara en Hong Kong.
AMY GOODMAN: Laura, ¿cómo fue que te encontró?
LAURA POITRAS: Bueno, o sea, sabes que Glenn Greenwald escribió en su libro que había recibido unos mensajes por correo electrónico en diciembre de 2012 en los que le pedía abrir una vía de comunicación cifrada, diciendo que tenía información que creía que podría interesarle a Glenn. Pero eran mensajes muy, muy imprecisos, no decía nada específico. Y Glenn no tenía, no utilizaba correo electrónico cifrado en aquel entonces. Y bueno, en enero yo recibí un correo electrónico anónimo, de un remitente desconocido, pediéndome mi clave pública. Una clave pública es lo que se utiliza para encriptar la comunicación. Es un sistema de cifrado llamado PGP. Cada quien tiene una clave, se intercambian las claves con otra persona y eso permite comunicarse de manera segura. Y bueno, yo tenía mi clave. Ya hacía tiempo que estaba usando el cifrado, así que me resutaba fácil responder al pedido.
Así que bueno, simplemente le dije: “Aquí tienes, ésta es mi clave” y le pregunté: “¿Quién eres? ¿Qué quieres?” Y entonces, ahí comenzamos a escribirnos. Y su primer correo, su siguiente correo electrónico fue ese que se escucha al comienzo de la película, mientras la imagen atraviesa un túnel, donde él dice: “Trabajo en organismos de inteligencia. Esto no será una pérdida de tiempo”. Y da otros detalles, como: “Imagina que tu adversario es capaz de hacer un billón de conjeturas por segundo”. Y fue que comenzó, de alguna manera, nuestra correspondencia en enero.
NERMEEN SHAIKH: Bueno, de hecho, Snowden te dice o mejor dicho, te escribe: “Preguntas por qué te escogí a tí. No lo hice. Tú te escogiste a ti misma”. Eso te dice en una de las conversaciones.
LAURA POITRAS: Así es. Eso fue, bueno, en el primer correo electrónico que le respondo, le digo algo así como: “Bueno, está bien, entonces, ¿por qué yo? Tienes que ayudarme a entender esto”. Porque yo estaba un poco cautelosa, sin saber, bueno, si eso podía llegar a ser una trampa o algo así. Y ahí él dijo, hizo referencia al hecho de que me habían puesto una lista y me habían detenido varias veces en la frontera de Estados Unidos. Así que me imagino que él había leído acerca de eso. Glenn había escrito algo sobre el hecho de que yo había sido detenida en la frontera. Además, en agosto de 2012, yo había publicado un video corto sobre otro denunciante de la NSA, William Binney, en el sitio web del periódico New York Times. Y me imagino que él había visto estas dos cosas y sabía que yo era alguien que trabajaba en cosas relacionadas con la NSA, y sabía también que yo había sido perseguida de alguna manera por este sistema, o sea que quizás tenía, en cierto sentido, una conexión personal con el tema.
AMY GOODMAN: Bueno, Laura, Edward Snowden escribió: “Haber sido víctima del sistema de la NSA te hace ser muy consciente de la amenaza que implica para la democracia el desarrollo irrestricto y secreto de estas capacidades. Esta es una historia que no muchas personas más que tú pueden contar”. Comentabas recién que has sido detenida en la frontera decenas de veces. De hecho, así comienza “Citizenfour”. También has contado esto en Democracy Now! en otras oportunidades. Háblanos acerca de esas experiencias. ¿Cuántas veces te han detenido al cruzar la frontera?
LAURA POITRAS: Creo que unas 40 veces. Comenzó en 2006 y siguió pasando hasta el 2012. De hecho, fue hasta que Glenn escribió al respecto. Ahí dejaron de detenerme e interrogarme en la frontera. Y bueno, lo que sucede en la frontera, o sea, yo hice una película sobre la guerra de Irak, así que pasé bastante tiempo en la zona de la guerra, y mis detenciones comenzaron alrededor de un año y medio después de terminar esa película. Y lo que pienso es que, o sea, no creo que el gobierno de Estados Unidos esté mirando películas y sean como una especie de policía del pensamiento que dice: “No nos gusta esta película, vamos a detener a esta persona”. Pero claramente, ya sabemos el crecimiento que ha habido en los servicios de inteligencia, que han creado esta especie de mecanismo de las listas secretas. Y la gente es puesta en ellas, y luego, una vez que te ponen ahí no hay realmente forma de saber por qué estás allí ni cómo hacer que te saquen.
Así que cada vez que regresaba a Estados Unidos, subían agentes de migración al avión y me llevaban a un sector especial para ser interrogada. Y sucedieron muchas situaciones diferentes. Cada vez pasaba alguna cosa diferente. Algunas veces fotocopiaban mi cuaderno de notas, a veces fotocopiaban mis tarjetas de crédito, una vez confiscaron mi computadora, otra mi cámara. Y bueno, me hacían preguntas sobre lo que estaba haciendo, o sea, por qué viajaba a los lugares a los que viajaba. Al principio, yo era ingenua. Pensaba que claramente se trataba de un error y respondía las preguntas. Decía: “Bueno, soy cineasta. Estoy yendo a un festival de cine. Hice una película sobre la guerra de Irak”. Con la idea de que al explicar todas esas cosas me sacarían de la lista.
AMY GOODMAN: Y ellos se enojaron cuando comenzaste a anotar sus preguntas.
LAURA POITRAS: Claro, en un momento, como que las cosas cambiaron. Me puse un poco más atenta, empecé a pensar: “Bueno pues, no parece que esto vaya a terminar pronto”. Y entonces empecé a tomar notas, cada vez que viajaba apuntaba los nombres de los agentes, apuntaba las preguntas, las veces que era detenida y etc. Y digamos que a ellos no les gustó mucho que yo hiciera eso. Y la cuestión se intensificó en 2012, una vez que ingresé al país por el aeropuerto de Newark y estaba tomando notas, me amenazaron con esposarme por tomar notas. O sea, su argumento fue que pensaban que yo iba a hacerles daño, a herirlos físicamente con la pluma, lo que por supuesto era absurdo.
Así que, después de eso, como que decidí hacerlo público. No es que hubiera mantenido en secreto el hecho de que me venían deteniendo, pero por el tipo de trabajo que hago, muchas veces, a los lugares que iba, trataba de pasar desapercibida. Y bueno, es difícil salir a hablar de esto públicamente. No es algo que se pueda revertir, por eso. Pero bueno, ya me parecía muy excesivo, que los agentes de migración me ordenaran que no tomara notas o sino me esposarían; estaba tan indignada que llamé a Glenn, y él terminó haciendo un artículo sobre eso para el sitio Salon.com.
NERMEEN SHAIKH: Laura, tu decisión de llevar a Berlin el material que habías filmado con Edward Snowden, y hacer la edición allí y no en Estados Unidos, ¿tuvo que ver con eso?
LAURA POITRAS: Sí. En realidad, ya antes de que Snowden me contactara yo tenía bastante material filmado y, bueno, quería comenzar a editar. Y sentía que no tenía forma de garantizar que mi todo el material que tenía filmado en crudo estuviera seguro al cruzar la frontera. Y yo en ése momento yo estaba filmando a varias personas que eran perseguidas por el gobierno, como ser William Binney, el denunciante que mencionaba recién de la NSA; Thomas Drake, otro denunciante de la NSA; con Jacob Appelbaum, que es parte del Proyecto Tor y capacita a activistas en cuestiones de contra-vigilancia; y también con Julian Assange. O sea que yo estaba filmando a personas en las que sabía que el gobierno estaba interesado, y sentía que no era seguro que viajara con el material fílmico a cuestas. Así que me había mudado a Berlín para hacer el trabajo de edición. Y fue ahí, mientras estaba en Berlín, que recibí el primer correo electrónico de Edward Snowden.
AMY GOODMAN: Volvamos al primer video de Edward Snowden, que todo el mundo vio en junio de 2013. Lo filmaste dentro de su habitación de hotel en Hong Kong y fue publicado en el sitio web del periódico The Guardian.
EDWARD SNOWDEN: La NSA y los organismos de inteligencia en general, buscan conseguir toda la información de inteligencia que sea posible, de donde sea y por cualquier medio, considerando, sobre la base de la autolegitimación, que esa información sirve a los intereses de la nación. En un principio, esa búsqueda se hacía con un enfoque reducido, ajustado a cierto criterio, como material de inteligencia obtenido fuera del país. Ahora, cada vez más vemos que ese trabajo se está realizando dentro del país. Y para hacer eso, ellos, la NSA específicamente, vigila todas las comunicaciones. Las incorpora en su procedimiento estándar. Las recoge en su sistema y las filtra, las analiza, las mide, y las almacena durante ciertos periodos de tiempo, simplemente porque es la manera más fácil, más eficiente y más valiosa para alcanzar sus fines. Entonces, aunque quieran vigilar a alguien asociado con un gobierno extranjero o a alguien sospechoso de terrorismo, para hacerlo están recolectando todas tus comunicaciones. Cualquier analista puede vigilar a cualquier persona, en cualquier momento, usar cualquier selector en cualquier lugar. El lugar donde se recogerán esas comunicaciones depende de la cobertura de las redes de sensores y de la autoridad que se le haya otorgado al analista. No todos los analistas tienen la capacidad de vigilar todo. Pero yo, sentado en mi escritorio, ciertamente tenía la autoridad para intervenir el teléfono de cualquiera, desde usted o su contador hasta un juez federal, e incluso al presidente, de tener su correo electrónico personal.
AMY GOODMAN: Ese era Edward Snowden, filmado por Laura Poitras, la primera vez que el mundo lo vio. Y Laura, incluso la forma en que lo filmaste, ya en ese momento, creo que envió un gran mensaje. Está él, y de un lado hay una ventana, muy luminosa, y del otro lado hay un espejo que muestra su espalda. Todo habla de transparencia. Ese es el mensaje, según creo, que transmite la imagen. Se lo puede ver desde todos lados.
LAURA POITRAS: Bueno, o sea, como cineasta, en ese momento tenía varias limitaciones para hacer mi trabajo; estábamos en una habitación de hotel, no había muchas opciones para filmar. Así que bueno, sí, mucha gente ha tratado de interpretar el simbolismo del espejo, y bueno, lo cierto es que no fue algo tan planeado. O sea, yo simplemente pensé que era una buena toma, que me permitía no mostrar otras cosas que había en la habitación. Así que no fue algo tan intencionadamente simbólico.
AMY GOODMAN: Háblanos acerca de, algo muy potente en tu película es que es como ver una película de suspenso, porque realmente todo se fue desarrollando así, los primeros informes periodísticos, la gente preguntándose quién estaba detrás de eso, y, como decías recién, la interesante decisión de Edward Snowden de dar su nombre públicamente, como forma de evitar que la historia se centre en él. Para evitar que la gente esté especulando. Entonces, cuéntanos acerca de las revelaciones que sacudieron al mundo.
LAURA POITRAS: Con respecto a cómo se desarrolla la película, yo vengo de, mi películas se insertan en un estilo o tradición llamada cinéma vérité, o cine de realidad. Y una de las caraterísticas de este tipo de películas es que te sitúan realmente en el momento en el que las cosas están sucediendo, estás documentando los acontecimientos a medida que se desarrollan. Y entonces, como estás metida en ese momento, hay toda una incertidumbre, porque no sabes qué es lo que va a ocurrir a continuación. Así que esa es la sensación que da la narrativa, esa impronta dramática. O sea, llegan estos mensajes que nos llevan a Hong Kong, y luego los eventos de Hong Kong se desarrollan día a día, comenzando un lunes y terminando al lunes siguiente. Y yo no hago muchas entrevistas ahí. De hecho, la única entrevista que hice fue la que se publicó en el sitio web de The Guardian. Todo lo demás fue filmado de una forma, con el estilo de ir contando lo que iba ocurriendo.
AMY GOODMAN: ¿Y qué pasó después, cuando él se dio a conocer? Cuéntanos lo que ocurrió.
LAURA POITRAS: Después de que se diera a conocer, ¿en cuanto de las repercusiones de los informes periodísticos?
AMY GOODMAN: Exactamente, él tuvo que dejar su hotel…
LAURA POITRAS: Bien.
AMY GOODMAN: …luego se fue a tu hotel, y cómo logró salir del país.
LAURA POITRAS: Sí, sí, claro. Bueno, o sea, todo comienza, comenzamos a publicar artículos sobre el tema y bueno, poco después de que Glenn publica el primer artículo, que habla sobre Verizon, vemos que su pareja comienza a recibir mensajes de correo electrónico. Alguien va a su casa a buscarlo. Entonces queda claro que el gobierno sospecha que él es la fuente. Así que seguimos publicando artículos y vemos cómo se difunde el tema en las noticias. Y queda claro que, vemos que el gobierno sabe que él se ha ido. Y ahí publicamos ese video de él. Y cuando lo vemos por última vez en Hong Kong, se está reuniendo con abogados de derechos humanos, y luego se va. Después de eso, la película pasa a enfocarse en la cobertura periodística. Y bueno, supongo que también es importante decir que, como yo realmente participo en la película, como que soy una de las protagonistas, todo está narrado desde un punto de vista subjetivo. Así que nos vamos a Berlín, donde yo estaba viviendo, y ahí aparecemos él y yo conversando, y Glenn, y vemos las repercusiones que están teniendo estas revelaciones a nivel mundial.
AMY GOODMAN: Estamos con la premiada cineasta Laura Poitras, hablando sobre su nuevo documental, “Citizenfour”, sobre el denunciante de la NSA, Edward Snowden. Visitando nuestro sitio web democracynow.org, se puede ver una línea de tiempo en video con toda nuestra cobertura acerca de las revelaciones de Snowden. Vamos a una pausa y, al regresar, continúa nuestra entrevista con Laura Poitras, que nos contará sobre las nuevas revelaciones que aparecen en la película, de un segundo denunciante. También hablaremos con Jeremy Scahill sobre el fallo de culpabilidad en el caso de Blackwater. Quédense con nosotros.
[Pausa]
AMY GOODMAN: Nine Inch Nails. El compositor ganador del Oscar Trent Reznor es el creador de la banda sonora de “Citizenfour”. Esto es Democracy Now!, estamos en democracynow.org, El informativo de guerra y paz. Somos Amy Goodman y Nermeen Shaikh. Volvemos a nuestra entrevista con la galardonada cineasta Laura Poitras, sobre su nuevo documental, “Citizenfour”, que se estrena este fin de semana.
NERMEEN SHAIKH: Le pedí a Laura que hablara acerca de otro fragmento de la película, que muestra una discusión editorial en la sala de redacción del periódico The Guardian, sobre cómo publicar los documentos filtrados por el denunciante de la NSA Edward Snowden.
LAURA POITRAS: En esa parte, creo que en The Guardian están trabajando en el artículo sobre Tempora. Cuando estábamos en Hong Kong, Edward Snowden le explicó a Ewen MacAskill —Ewen MacAskill es un periodista de investigación del diario The Guardian que acompañó a Glenn en ese viaje— entonces, cuando estábamos en Hong Kong, Edward Snowden le explica el funcionamiento de un programa llamado Tempora, que él describe como, creo que él dice que es el programas de recolección de datos por Internet “más invasivo” que hay, en el que el Reino Unido almacena todo lo que obtiene de Internet. Así que él comparte esto con Ewen, le explica lo que significa, y después de Hong Kong, Ewen pasa esta información a sus colegas del diario The Guardian y ellos lo publican. De modo que ahí se ve cuando hablan sobre el programa de la GCHQ, llamado Tempora.
AMY GOODMAN: Vamos a ver ese fragmento.
PAUL JOHNSON: De acuerdo. Entonces, ¿qué es lo que queremos poner aquí? Aquí habla de asuntos operativos, así que no debemos decir nada de esto.
JULIAN BORGER: Entonces elimina eso.
PAUL JOHNSON: Ve hacia la parte superior. ¿Y la cita de Alexander? ¿Es algo que…?
JULIAN BORGER: Sí, eso está en la parte de TARMAC. “¿Por qué no recoger todas las señales, todo el tiempo? Suena como un buen proyecto de verano para desarrollar en Menwith”. Eso fue de Keith Alexander, el director de la NSA, en una visita al Reino Unido. Ésta.
PAUL JOHNSON: Sí. Es un documento secreto dentro de aquel documento secreto. Tenemos una memoria USB que sólo debería contener tres diapositivas individuales. Si contiene más de tres diapositivas individuales, tenemos que ser extremadamente cuidadosos.
NICK HOPKINS: ¿Ésta?
PAUL JOHNSON: Sí, es ésa. Éste es un material muy peligroso para nosotros, The Guardian [inaudible]. Si cometemos errores, [inaudible] muy enojado. Hemos mantenido todo bajo llave. Y nadie lo sabe. No, no estoy diciendo eso. Si profundizamos en esto, ellos van a entrar tirando la puerta abajo. Él dijo: “El primer ministro está desesperadamente preocupado por esto”. Y todo el tiempo decían: “Esto viene de lo más alto”.
AMY GOODMAN: El fragmento termina mostrando una pantalla de chat co una conversación entre nuestra invitada, Laura Poitras, y Edward Snowden. Él escribe: “¿Cómo están las cosas por allá?”
NERMEEN SHAIKH: Y Poitras responde: “Estoy en el diario The Guardian. Publicarán lo de TEMPORA hoy. Están muy nerviosos, preocupados por recibir alguna medida cautelar”.
AMY GOODMAN: Snowden dice: “A la NSA le encanta ese programa”.
NERMEEN SHAIKH: Poitras le pregunta: “¿Por qué?”
AMY GOODMAN: Snowden responde: “Porque es algo que no está permitido en Estados Unidos. El Reino Unido nos permite consultarlo durante todo el día”.
NERMEEN SHAIKH: Y Poitras le responde: “No se animan del todo a publicar los nombres de las empresas de telecomunicaciones que colaboran con el programa”.
AMY GOODMAN: Snowden dice: “¿Saben cuáles son las empresas?”
NERMEEN SHAIKH: Y Poitras responde: “Sí, creo que sí”.
AMY GOODMAN: Esa es la conversación entre Snowden y Laura Poitras. Por supuesto, se comunicaban de manera cifrada. Laura Poitras, explícanos qué es Tempora.
LAURA POITRAS: Bueno, Tempora es lo que se llama un programa de almacenamiento total de Internet, que usa el GCHQ para recolectar toda la información que pasa por Internet, y lo que hacen con el programa es volver más lentas las operaciones de manera de poder mirar todo y guardar ciertas cosas. De modo que es un almacenamiento total que incluye verdaderamente todo. Y en esa conversación se puede ver que Edward Snowden dice que a la NSA no se le permite hacer esto, por lo que consultan el sistema del Reino Unido para encontrar, para buscar filtros y selectores, y ese tipo de cosas. Así que, bueno, lo describe como muy invasivo y de almacenamiento total. Entonces, esto es, o sea, creo que eso es lo más importante para destacar, en cuanto a la información que él ha difundido, la escala de la que estamos hablando y que estos, bueno, la NSA y los “Cinco ojos”, sus socios, están buscando almacenar la mayor cantidad de información que puedan, con un enfoque tipo red de arrastre que capte masivamente todo, recolectando todos los signos como información de inteligencia, en lugar hacerlo a partir de un blanco específico, de modo que se hace una recolección, digamos, no basada en sospechas de nuestras comunicaciones.
NERMEEN SHAIKH: En tu película se ve una sesión del congreso del año 2012, antes de las revelaciones de Snowden. El congresista demócrata Hank Johnson interroga al entonces director de la NSA, Keith Alexander, sobre el alcance de la agencia en cuanto a la vigilancia dentro del país.
REPRESENTANTE HANK JOHNSON: ¿La NSA intercepta de manera rutinaria mensajes de correo electrónico de los ciudadanos estadounidenses?
KEITH ALEXANDER: No.
REPRESENTANTE HANK JOHNSON: ¿La NSA intercepta las conversaciones de teléfonos celulares de los estadounidenses?
KEITH ALEXANDER: No.
REPRESENTANTE HANK JOHNSON: ¿Las búsquedas de Google?
KEITH ALEXANDER: No.
REPRESENTANTE HANK JOHNSON: ¿Los mensajes de texto?
KEITH ALEXANDER: No.
REPRESENTANTE HANK JOHNSON: ¿Las compras en Amazon.com?
KEITH ALEXANDER: No. REP.
HANK JOHNSON: ¿Los registros bancarios?
KEITH ALEXANDER: No. REP.
HANK JOHNSON: ¿Qué tipo de permiso judicial se requiere para que la NSA intercepte comunicaciones e información de ciudadanos estadounidenses?
KEITH ALEXANDER: Dentro de Estados Unidos, eso sería algo ordenado por el FBI. Si se tratara de un actor extranjero en Estados Unidos, también sería por orden del FBI, y podría implementarlo junto con la NSA o con otras agencias de inteligencia autorizadas. Pero para llevar a cabo ese tipo de recolección de información en Estados Unidos, se requiere una orden de la corte, la corte tendría que autorizarlo. Ni estamos autorizados a hacerlo, ni lo hacemos.
NERMEEN SHAIKH: Esuchábamos al entonces director de la NSA, Keith Alexander, respondiendo a las preguntas del congresista demócrata Hank Johnson, en el año 2012. Laura Poitras, a la luz de las revelaciones de Snowden, ¿qué dirías acerca de las enfáticas respuestas de Keith Alexander?
LAURA POITRAS: Bueno, en realidad, lo que yo diría es, lo que hacemos al comienzo de la película, en lo que sería la primera escena antes de ir a Hong Kong, es de alguna manera contextualizar los hechos, mostrar el escenario en este tema y la negación existente de parte del gobierno. Creo que aún más reveladora en ese sentido es la audiencia con James Clapper, que es interrogado por Ron Wyden, el senador Ron Wyden, que de hecho sabe acerca del programa de recolección de metadatos, pero no quiere decirlo explícitamente.
AMY GOODMAN: Veamos ese fragmento del senador demócrata Ron Wyden interrogando al Director de Inteligencia James Clapper, en una audiencia del Senado del año 2013. Por supuesto, esto es antes de las revelaciones de Snowden sobre el programa de vigilancia de la NSA.
SEN. RON WYDEN: ¿La NSA recopila algún tipo de información sobre millones, o cientos de millones, de estadounidenses?
JAMES CLAPPER: No, señor.
SEN. RON WYDEN: No lo hace.
JAMES CLAPPER: No intencionadamente. Hay casos en los que, inadvertidamente, tal vez pueden llegar a recolectar esta información, pero no es algo que se haga intencionadamente.
AMY GOODMAN: Ahí escuchábamos a James Clapper que, bueno, Laura, cuéntanos lo que se vio obligado a decir después de las revelaciones de Snowden.
LAURA POITRAS: Claro. O sea, fue un momento importante, creo yo, tanto para Snowden, que lo estaba viendo, pero también en cuanto al gobierno. Porque la situación, lo que está sucediendo allí es que Ron Wyden de hecho forma parte del Comité de Inteligencia y sabía muy bien que la NSA estaba recolectando los registros de metadatos, tipo registros telefónicos que se obtienen bajo el artículo 215 de la Ley Patriótica, bajo una, entre comillas, “interpretación secreta de la ley”. Así que Ron Wyden sabe acerca de esto y está tratando de interrogar a James Clapper para que lo diga. Y James Clapper claramente miente, porque sin duda sabe que están recolectando los registros telefónicos.
Y entonces, bueno, a partir de eso pasamos rápidamente a Hong Kong. Y la primera historia que Glenn publica es la de Verizon y la orden del tribunal FISA —de nuevo, un tribunal secreto— que ordena recolectar y juntar los registros telefónicos de los ciudadanos estadounidenses. Así que éste es un ejemplo de, bueno, del poder ejecutivo mintiendo claramente ante el Congreso. Y también, bueno, para mí, una de las cosas que creo que la gente, que espero que la gente piense al ver esta película, tiene que ver con esta situación, en el que el propio Ron Wyden de hecho sabía que esto estaba sucediendo, y estaba en contra de ello, y sin embargo no lo expuso públicamente. Y luego, bueno, viene un denunciante, que es el único que se anima a salir públicamente a decir que el pueblo tiene derecho a saber acerca de esto. Y yo creo que Wyden y Udall, por un lado, sí vienen tratando de presionar a las agencias de inteligencia para que sean más transparentes. Pero por el otro lado, bueno, realmente tienen mucha protección. O sea, podrían decir mucho más. Tienen inmunidad. Podrían salir públicamente a decirle a la gente lo que saben. Si ellos piensan que el pueblo debería saber lo que está haciendo el gobierno, realmente tienen el poder para hacerlo.
NERMEEN SHAIKH: Y, Laura Poitras, ¿qué mensaje crees que tu película transmite, o qué mensaje quisieras que transmita a potenciales informantes?
LAURA POITRAS: No sé si se trata realmente de, o sea, la película comienza con William Binney, un denunciante de la NSA que trabajó en la NSA durante tres décadas, y supo acerca del espionaje interno y el programa Stellar Wind. Y ahí se puede ver lo que sucede, llegan a su casa agentes del FBI, armados. Y luego Edward Snowden toma decisiones diferentes. Él tiene documentos, a diferencia de Binney que no tenía documentos, y decide abandonar el país y buscar asilo político. Así que bueno, no sé si se trata realmente de un mensaje para los denunciantes. O sea, creo que es más una pregunta para todos nosotros, digamos, ¿por qué es que alguna gente tiene que hacer estos sacrificios para que el pueblo sepa lo que nuestro gobierno está haciendo? Creo que esa es la verdadera pregunta.
AMY GOODMAN: Vamos a ver una entrevista con William Binney, a quien de hecho tú trajiste a nuestro estudio, cuando hiciste aquel evento en el museo Whitney, con Jacob Appelbaum, que también aparece en la película, y Bill Binney, que trabajó casi 40 años en la Agencia Nacional de Seguridad y se retiró un mes después del 11 de septiembre de 2001, después de los ataques, muy preocupado por la vigilancia interna sin control; durante un tiempo fue en gran medida responsable de automatización de la red de espionaje de la agencia a nivel mundial. En 2012, dió su primera entrevista en televisión, para Democracy Now!, en un programa en el que tú estuviste también, Laura.
WILLIAM BINNEY: Después de 11 de septiembre, la NSA dejó caer todas sus barreras y se decidió, entre la Casa Blanca, la NSA y la CIA, eliminar los resguardos que había sobre la información de los ciudadanos estadounidenses y hacer este tipo de recolección de datos también dentro del país. Así que empezaron a recolectar la información de las empresas —yo sé de una empresa privada que participó proporcionado más de 300— obteniendo probablemente, en promedio, alrededor de 320 millones de registros de comunicación entre ciudadano estadounidense a otro ciudadano estadounidense.
AMY GOODMAN: ¿Qué empresa era?
WILLIAM BINNEY: AT&T. Eran las comunicaciones de larga distancia. La empresa proporcionaba los datos de facturación. En ese momento supe que no podía quedarme, porque se trataba de una violación directa de los derechos constitucionales de todas los habitantes del país. Además, se estaban violando la ley de registro de números marcados y la ley de almacenamiento de comunicaciones, la ley de privacidad en las comunicaciones electrónicas y normativas vinculadas a las tareas de inteligencia de 1947 y 1978. O sea, tan solo esta serie de; ah, también las leyes federales que rigen a las empresas de telecomunicaciones. O sea, se estaban violando todas estas leyes, incluida la Constitución. Y se trataba de una decisión que se había tomado y no se iba a revertir, de modo que yo no podía quedarme allí. Tuve que irme.
AMY GOODMAN: Escuchábamos al denunciante de la NSA Bill Binney, que también contó lo sucedido cuando hicieron una redada en su casa en 2007, años después de haberse ido de la NSA.
WILLIAM BINNEY: Ellos irrumpieron en mi casa.
AMY GOODMAN: ¿Quiénes son “ellos”?
WILLIAM BINNEY: El FBI. Eran unas 12 personas, creo, entre 10 y 12. Entraron en mi casa con las armas desenfundadas.
AMY GOODMAN: ¿Tú dónde estabas?
WILLIAM BINNEY: Estaba en la ducha. Estaba tomando una ducha, así que mi hijo abrió la puerta. Y por supuesto, ellos lo hicieron a un lado a punta de pistola, subieron corriendo las escaleras y me encontraron en la ducha. Entraron y me apuntaron con el arma mí mientras yo estaba, bueno…
AMY GOODMAN: ¿Te apuntaron en la cabeza con el arma?
WILLIAM BINNEY: Y sí, sí. Supongo que querían asegurarse de que yo la viera y me sintiera debidamente intimidado.
AMY GOODMAN: Escuchábamos nuevamente a Bill Binney, describiendo lo que pasó en su casa. Laura, él aparece en tu película por sus declaraciones antes de las revelaciones de Snowden, pero también después. Y eso es algo muy fuerte de la película, que muestra como Snowden dio fuerza a otras personas para seguir Pronto se ve a Bill Binney, que ha sido amputado a causa de la diabetes, yendo a testificar en su silla de ruedas, lo mismo que otras personas, mientras el mundo, país por país, comienza a darse cuenta de lo que está ocurriendo.
LAURA POITRAS: Cierto. O sea, ésa es una de las cosas. Cuando empecé a filmar a Bill y también a Tom Drake y Kirk Wiebe, y Ed Loomis, era la primera vez que gente de la NSA salía a denunciar públicamente estas cosas ¿cierto? Y yo pensaba: “Guau, el mundo debería estar prestándoles más atención”. Y bueno, mucha gente lo hizo. O sea, tú lo invitaste al programa y luego empezó a dar más entrevistas. Pero como que no lograba agitar las cosas. Y recuerdo pensar algo así como: “La gente debería llenar los auditorios para escuchar lo que él tiene para contar”. Y luego, bueno, Snowden salió a hablar públicamente y mostró todas las pruebas y documentación que tenía, y después vemos que Bill comenzó a viajar alrededor del mundo hablando sobre los peligros de lo que están haciendo la NSA y otros organismos de inteligencia, y l considera que eso amenaza que representa para las democracias. Entonces bueno, ahora en Alemania hay una comisión investigando lo que está sucediendo con el espionaje de la NSA, es una investigación en curso, y lo han llamado a declarar ahí. Y sí, eso es parte de la última parte de la película.
AMY GOODMAN: Laura, sabemos que te tiene que tiene que irse. La película termina con Jeremy Scahill y un posible segundo informante. Cuéntanos qué está sucediendo ahora con eso, y Jeremy continuará el relato donde tú lo dejes.
LAURA POITRAS: Yo sentía fuertemente que esta película no estaba terminada, que había cosas que, bueno, si bien Snowden tomó todos esos riesgos para dar a conocer públicamente esta información, eran cosas todavía seguían sucediendo. Y quería que la película transmitiera esa sensación de que no hay un final, que no tenga una sensación de cierre. Y entonces al final de la película, volvemos de alguna manera al tema de la guerra que vemos que existe contra el periodismo, la persecución a periodistas, y también planteamos lo difícil que es hacer periodismo de investigación cuando estas agencias de inteligencia tienen la capacidad de recolectar tanta información sobre nosotros y sobre nuestras fuentes. Y hay una escena en la que William Binney y Jeremy Scahill hablan sobre estos riesgos. Y luego la película pone la atención en otras personas que también están saliendo a hablar públicamente, otros denunciantes, que también siguen estando en situación de riesgo mientras que seguimos informando sobre el tema.
Y para mí, eso de alguna manera cierra el círculo, ya que este denunciante, ha tomado grandes riesgos para revelar algo que, para mí, es muy valioso e importante porque habla de las “listas negras” y el hecho de que hay 1,2 millones de personas en este tipo de listas en Estados Unidos. Y esto es algo que, bueno, cuando me empezaron a detener en la frontera, yo le preguntaba al gobierno: “¿por qué estoy en la lista?” Y la respuesta del gobierno era: “No vamos a confirmar ni a negar que esa lista exista”. Y ahora, por cierto, gracias a los riesgos y el sacrificio de un denunciante, realmente sabemos que el gobierno tiene una lista. Hay documentos que lo prueban, lo que abre la posibilidad de realizar acciones legales, de hecho ya hemos visto alguna gente plantearlo públicamente sobre este tema, y ahora los tribunales pueden intervenir y decir: “¿De qué se trata este proceso? ¿Cómo funciona este proceso de las listas? ¿Es legal?” Así que en eso estamos ahora.
AMY GOODMAN: Incluso Edward Snowden se sorprende con la información que le transmite Glenn cuando ya está viviendo en Rusia, y tú también le transmites; cuando ya está en Rusia con su novia, a quien había dejado en Hawai, sin atreverse a decirle lo que estaba haciendo porque no quería ponerla en peligro por tener conocimiento del tema.
LAURA POITRAS: Así es. O sea, ahí se puede ver, bueno, es una escena muy fuerte, entre Snowden, Glenn y también yo. Nos volvemos a reunir en una habitación de otro hotel, ya más tarde, después de las revelaciones de Hong Kong. Así que es, bueno no quiero contar demasiado de la película, del final de la película.
AMY GOODMAN: Laura, hay un montón de rumores de Oscar por ahí. ¿Qué más esperas que ocurra con esta película, que se está estrenando ahora en cuatro ciudades y más adelante en todo el país?
LAURA POITRAS: Bueno, honestamente mi situación como cineasta es que hay personas que me han permitido documentar sus experiencias y que han puesto sus vidas en peligro. Entonces espero que la película muestre el riesgo que estas personas han tomado y transmita la idea de que, bueno, la gente debería darles su apoyo y defenderlos, ya que se trata de información que el pueblo debería tener. Y que éstas son personas que están sacrificando sus vidas para compartir información que el pueblo debería tener.
AMY GOODMAN: Laura Poitras, periodista galardonada, directora del nuevo documental “Citizenfour”, sobre la vigilancia masiva y el denunciante de la NSA Edward Snowden. Se estrena el viernes en Nueva York, Los Ángeles, San Francisco y Washington DC. El trabajo periodístico de Poitras sobre la NSA contribuyó a que los periódicos The Guardian y The Washington Post recibieran el premio Pulitzer al servicio público. Laura es co-fundadora, junto con Glenn Greenwald y Jeremy Scahill, del nuevo emprendimiento mediático “The Intercept” (La intercepción). Jeremy nos acompaña ahora aquí en el estudio. Él aparece al final de “Citizenfour”, cuando se revela que un segundo denunciante ha seguido los pasos de Snowden y está filtrando información sobre los organismos de seguridad nacional. Jeremy, tienes información de esta segunda fuente sobre dos temas. Cuéntanos sobre él y sus revelaciones acerca de las listas negras y los ataques con aviones no tripulados.
JEREMY SCAHILL: Bueno, tu has dicho “él”, no yo. O sea, quiero dejar en claro desde el inicio que nuestra prioridad absoluta es la protección de nuestras fuentes. Así que, bueno, toda la información que se está revelando, proveniente de esta fuente, se la está tratando de tal manera que permita cuidar su seguridad. Lo que se ve en la película es que tenemos una fuente que nos proporcionó un documento de 166 páginas, que no era un documento público, de todos los organismos de inteligencia que elaboraron los reglamentos para colocar a las personas en una variedad de listas. Hace mucho tiempo que se estaba buscando este documento y otros por el estilo, desde la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles y otras organizaciones del ámbito jurídico, y abogados cuyos clientes han sido colocados injustamente en listas que les prohíben volar. Lo que hizo esta persona extremadamente honrada y valiente al presentarse como denunciante ha tenido un impacto inmediato, en el sentido de que ya se está utilizando en casos judiciales. Un juzgado federal ha declarado inconstitucionales los atributos del programa que impiden que las personas que están en una lista conozcan su situación en la misma. Una coalición de grupos de defensa de las libertades civiles están dando ahora en una importantísima batalla política ante el Departamento de Justicia de Obama para lograr que se difunda esta información, afirmando que se trata básicamente de un sistema legal paralelo y secreto, que no permite el pueblo estadounidense ni a la gente que visita Estados Unidos conocer sus reglas. Entonces, ¿cómo hace alguien para luchar contra un proceso secreto en su contra, en el que nadie le dice que de alguna manera ha sido etiquetado como un terrorista o sospechoso de terrorismo? Hemos publicado varios documentos, que estaban clasificados como secretos, que revelan que hay más de un millón de personas en estas listas, que personas que están muertas pueden se colocadas en una lista, que las familias de personas sospechosas de tener contacto con terroristas potenciales pueden ser colocadas en una de estas listas. Entonces, lo que hizo este individuo al hacerse denunciante, implicó tomar gran riesgo a nivel personal pero también ha tenido un impacto inmediato, tratándose de un tema que afecta a más de un millón de personas, muchísimas de ellas ciudadanas de Estados Unidos. Aquí también se revela que la ciudad de Dearborn, en Michigan, que tiene una población de 96.000 habitantes y el mayor porcentaje de árabes estadounidenses per cápita, y de musulmanes estadounidenses per cápita, es la segunda ciudad de Estados Unidos -las cinco primeras son las ciudades más grandes, como Nueva York, Chicago, San Diego, Houston— pero ésta pequeña ciudad cerca de Detroit, Michigan, es el segundo lugar donde, según los servicios de inteligencia de Estados Unidos reside la mayor cantidad de terroristas o sospechosos de terrorismo. Es muy claro que este diagnóstico está atravesado por un sesgo religioso y étnico básico. Y sólo sabemos de su existencia gracias a un denunciante que ha asumido un gran riesgo a nivel personal para revelar esto al pueblo estadounidense y al mundo.
AMY GOODMAN: ¿Y cómo es lo de Rammstein? ¿Cómo se relacionan los ataques con aviones no tripulados con lo que esta fuente ha revelado?
JEREMY SCAHILL: Bueno, no quisiera decir más de lo que se ve en la película, y no quiero echarla a perder para quienes aún no la han visto. Cuando se comenzó a difundir esta película, se le preguntó al gobierno alemán sobre este tema. Básicamente, en la película se ve a Glenn Greenwald hablando de un documento que yo obtuve, que aún no se ha publicado, en el que se señala que los ataques con aviones no tripulados se coordinan a través de la base militar estadounidense de Rammstein, en Alemania. Y el portavoz del gobierno alemán negó que alguna de las bases estadounidenses en Alemania participe en los operativos internacionales para realizar asesinatos extrajudiciales. Es interesante que usen ese término, porque tal vez ellos piensan que son legales, cuando, por supuesto, una mayoría de expertos en asuntos jurídicos dice que no lo son. Lo único que puedo decir sobre esto es que, o bien el gobierno alemán está mintiendo sobre la participación de esta base militar de Estados Unidos en el programa de aviones no tripulados, o es que no tienen conocimiento de lo que sucede, y Estados Unidos no le está diciendo a Alemania el papel que está jugando.
AMY GOODMAN: Jeremy, tenemos que ir a una pausa. Cuando regresemos, vamos a hablar de los impresionantes veredictos del caso Blackwater que se presentaron ayer. Jeremy Scahill, co-fundador de TheIntercept.org, autor del best-seller “Blackwater: El auge del ejército mercenario más poderoso del mundo” Su libro más reciente se titula: “Dirty Wars: The World is a Battlefield” (Guerras sucias: el mundo es un campo de batalla) y acaba de ser lanzado en edición de bolsillo. Estaremos de vuelta con él en un minuto.
Traducido por María Constanza Sánchez Chiappe. Editado por Verónica Gelman y Clara Ibarra y Democracy Now! en Español.