Masacre en Cochabamba: aumenta la violencia de los militares contra los indígenas mientras las protestas denuncian el golpe de Estado en Bolivia

Original en Español19 de noviembre de 2019
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En Bolivia, al menos 23 personas murieron en la escalada de violencia que se vive desde que el presidente Evo Morales, primer presidente indígena del país, renunciara la semana pasada tras el pedido de las fuerzas militares. El creciente malestar rápidamente se convirtió en caos violento el viernes 15 de noviembre en las afueras de Cochabamba, cuando las fuerzas militares abrieron fuego contra manifestantes indígenas partidarios de Morales. Al menos nueve personas murieron y más de cien resultaron heridas. La violencia empezó inmediatamente después de que miles de manifestantes, muchos de ellos productores indígenas cocaleros, se reunieran para realizar una marcha pacífica en la localidad de Sacaba y luego intentaran pasar por un puesto de control militar para ingresar a Cochabamba. En medio de la escalada de violencia y las denuncias de actos racistas contra los indígenas generalizados, los manifestantes exigen la dimisión de Jeanine Áñez, la auto proclamada presidenta interina. Áñez es una legisladora de derecha que se autodesignó la semana pasada en una sesión legislativa sin quórum. Dijo que el presidente socialista exiliado Morales que se exilió en México tras ser depuesto por las fuerzas militares el 10 de noviembre, no podría participar en una nueva vuelta electoral y debería enfrentar una demanda judicial si regresaba a Bolivia, país de población mayoritariamente indígena. El domingo 17 de noviembre, el enviado especial de la ONU Jean Arnault convocó a Jeanine Áñez y los líderes del partido político de Morales, Movimiento al Socialismo, a un diálogo, aunque sin fijar una fecha.
Para saber más de este tema hablamos con Kathryn Ledebur, quien que se comunica con nosotros desde Cochabamba. Ledebur es directora de la Red Andina de Información e investigadora, activista y analista con más de dos décadas de experiencia en Bolivia.

Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.

AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now!, democracynow.org, soy Amy Goodman. Hoy hablamos del golpe de Estado en Bolivia, donde al menos 23 personas han muerto en medio de una creciente violencia desatada desde que el presidente Evo Morales renunció a su cargo por orden de las fuerzas armadas. El creciente malestar social se convirtió en violencia y caos el viernes 15 de noviembre en los alrededores de Cochabamba después de que las fuerzas armadas abrieran fuego contra manifestantes indígenas partidarios de Morales, asesinando al menos a nueve personas e hiriendo a más de 100. La violencia comenzó cuando miles de manifestantes, muchos de ellos cocaleros indígenas, se concentraron en la localidad de Sacaba para realizar una marcha pacífica e intentaron atravesar un puesto de control militar para entrar en Cochabamba. Esta es una de las manifestantes en Sacaba.

MANIFESTANTE: “…Directo a atacar: ‘ustedes, ustedes los del MAS son los que atacan’. Y no es así, señores. En realidad ellos han venido tranquilamente, han esperado largo tiempo. Y los periodistas de Bolivia, toditos, toditos no graban, no pueden entrevistar a uno de aquí porque saben que van a hablar la verdad y ellos no quieren que salga a la luz la verdad. Nosotros lo que pedimos es paz para Bolivia, por favor. Ya no queremos más muertos, ya no queremos esta tristeza. Usted está viendo cuántos muertos hay.

AMY GOODMAN: La masacre ocurrió un día después de que la presidenta autoproclamada Jeanine Áñez emitiera un decreto que exime a los militares de cualquier tipo de responsabilidad penal por los actos violentos que puedan cometer. Los manifestantes están exigiendo la renuncia de Áñez, una senadora boliviana de derecha que se nombró a sí misma presidenta la semana pasada en una sesión legislativa sin el cuórum necesario. Tras su autonombramiento formó un nuevo gabinete sin ningún miembro indígena, pero finalmente incluyó alguna persona indígena en el gabinete debido a la presión pública. Áñez ha calificado en el pasado a las comunidades indígenas de “satánicas” y ha declarado que con su presidencia la Biblia vuelve a Bolivia.

Áñez dijo la semana pasada que el presidente socialista exiliado de Bolivia, Evo Morales, quien huyó a México tras ser depuesto por los militares el domingo pasado, no podrá volver a postularse para unas nuevas elecciones y que será procesado si vuelve al país. Morales es el primer presidente indígena de Bolivia, un país cuya población es mayoritariamente indígena.

El domingo, el enviado de la ONU para Bolivia, Jean Arnault, pidió que se abran conversaciones entre Áñez y los líderes del Movimiento al Socialismo, el partido de Morales. Aún no se ha establecido una fecha para dichas conversaciones.

Para hablar más de este asunto nos acompaña desde Cochabamba Kathryn Ledebur, directora de la Red Andina de Información, investigadora, activista y analista con más de dos décadas de experiencia en Bolivia. Bienvenida a Democracy Now! ¿Puede explicar lo que ocurrió el viernes?

KATHRYN LEDEBUR: Claro que sí. Mire, eso ocurrió el viernes en la ciudad de Sacaba, que está a unos 20 minutos de Cochabamba. Es importante tomar en cuenta que desde la semana pasada, desde el golpe de Estado, las fuerzas de seguridad, militares y policías combinados no han permitido gente de áreas rurales y especialmente gente del área productora de coca del trópico de Cochabamba, de donde es Evo Morales, entrar a la ciudad. Les han apuntado con armas, les han maleado, les han mandado, hasta a miembros del Congreso boliviano, como la diputada Juana Quispe, le dicen: “Vuelvan a su lugar, ustedes no pertenecen aquí”. Eso es una situación completamente antidemocrática y han optado, los miembros, algunos representantes de la organización de las seis federaciones del trópico de productores de coca, por intentar marchar pacíficamente a la ciudad de Cochabamba.

Hemos documentado la noche de la masacre, hemos estado con un representante de la Clínica de Derechos Humanos de la Universidad de Harvard. Los manifestantes estaban desarmados. La versión del nuevo supuesto Gobierno boliviano de que ellos estaban armados es patentemente falsa. En ningún momento… yo he trabajado con los productores de coca por 20 años y este no ha sido el caso en ningún momento. Ellos han sacado sus barbijos, que estaban usando para evitar los gases lacrimógenos, y estaban avanzando pacíficamente, según el testimonio de más de 30 testigos. En ese momento, las fuerzas combinadas lanzaron gas lacrimógeno y después inmediatamente balas de guerra.

AMY GOODMAN: Explique quiénes son las fuerzas armadas que han abierto fuego contra los manifestantes.

KATHRYN LEDEBUR: Bueno, son fuerzas armadas y también son fuerzas policiales que han sido destacados para evitar que entren los productores de coca y otra gente del área rural a las ciudades, aunque ellos sean del mismo departamento y tienen todo el derecho de transitar. Ellos tenían el deseo de marchar pacíficamente a la ciudad de La Paz. Eso es bajo orden directa del Estado que se ha autoimpuesto. Eso ha sido avalado por un decreto supremo, brindando impunidad completa y borrando cualquier responsabilidad de las fuerzas de seguridad. Es una situación de violencia autorizada, de dictadura, que conduce a una situación y un desenlace trágico si no cambian las cosas.

AMY GOODMAN: ¿Puede hablar del decreto aprobado por el nuevo Gobierno tras la destitución de Evo Morales que dice que todo el mundo está obligado a cooperar con las fuerzas armadas y que quedan “exentos de responsabilidad penal”? El decreto fue emitido por la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez. Explique quién es ella y hable de su actitud hacia las personas indígenas.

KATHRYN LEDEBUR: Bueno, este decreto supremo nunca fue publicado en la Gaceta Oficial, fue firmado a puerta cerrada. Es algo que inmediatamente la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha denunciado por violar todos los convenios internacionales de derechos humanos y han tenido una serie de reclamos específicos. Esto se hizo de manera callada por el Gobierno de Jeanine Áñez.

Ella es una senadora de la zona de tierras bajas del Beni. Ella no tiene ningún derecho constitucional, ella fue la segunda vicepresidenta del Senado y no tiene derecho, según la Constitución, a ser presidenta. Ella, en sus cuentas de Twitter y por otros medios en internet, en el pasado ha expresado sentimientos racistas antindígenas, comparando la cosmovisión andina con ritos satánicos, burlándose de personas indígenas por usar zapatos. Y eso es algo que comparten los otros miembros de su gabinete, con la mayoría de ellos.

AMY GOODMAN: ¿Puede hablar sobre la gente que ha ocupado el poder desde la renuncia de Evo Morales, no solo Áñez, quien se autodeclaró presidenta sin el cuórum necesario, sino también Luis Fernando Camacho? Explique quién es él y si lo considera un fascista. Camacho es conocido por su actitud hacia los indígenas y por hablar, tanto él como la gente alrededor suyo, de traer la Biblia de nuevo a Bolivia.

KATHRYN LEDEBUR: Bueno Amy, yo creo que es una situación sumamente preocupante, porque en las elecciones del pasado 20 de octubre vimos a Carlos Mesa, un supuesto centrista, como el segundo candidato más votado. Pero durante los pasados meses los elementos centristas de la oposición se han ido halando hacia la derecha y ahora el portavoz principal de este movimiento es Luis Fernando Camacho.

Camacho empezó su carrera política como presidente de la Unión Juvenil Cruceñista. Esa es una organización que utiliza un saludo nazi como parte de sus reuniones y en sus comunicados oficiales. Ahora él es un extremista presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz. Él ha sido votado por menos de 250 miembros del comité. Camacho le está dando un bañado pseudoreligioso a un odio, a un control del estado por parte de la ciudad de Santa Cruz y a un discurso cada vez más afiliado con la ultra ultraderecha. Y los elementos que antes percibíamos que eran centristas han dejado que él empuje el coche y no denuncian este comportamiento. Es una situación sumamente preocupante.

AMY GOODMAN: Quiero que veamos un video de una manifestación en Cochabamba tras el fin de semana, en el que un hombre denuncia la falta de cobertura mediática en Bolivia de la violencia de los militares y la policía contra los manifestantes indígenas pro-Morales.

MANIFESTANTE: ¿Por qué no vienen a buscar la verdad de mis hermanos caídos? ¿Por qué no vienen? ¿Por qué se excusan diciendo que nosotros los vamos a agredir? Mi pueblo no los va agredir, mi pueblo ha venido a buscar paz. Solo queremos eso. Hago un llamado a toda la prensa, que venga y muestre la realidad. Que no distorsione la información, que no genere más violencia, que no nos van a luchar como bolivianos, porque solo nosotros buscamos paz y justicia. ¿Qué queremos?

MULTITUD: ¡Justicia!

AMY GOODMAN: Esta es una mujer en el funeral de una de las nueve víctimas confirmadas después de que los militares abrieran fuego contra los manifestantes en Sacaba.

MUJER EN FUNERAL: Lo que la gente está viviendo hoy en día nadie está mostrando. Agradezco a las personas que hoy en día están viniendo a dar un plato de comida a nuestros hermanos. Y vamos a seguir luchando hermanos. ¡El pueblo no está solo carajo! ¡El pueblo no está solo carajo! ¡Queremos que renuncie!

AMY GOODMAN: La mujer está hablando de la autoproclamada presidenta Áñez, pero ambas personas están hablando de la falta de cobertura en los medios de comunicación de la masacre. ¿Puede hablar de la prensa en Bolivia?

KATHRYN LEDEBUR: Sí, es una situación tremenda, como si en un periodo de 12 horas después de la renuncia de Morales… y después de amenazas directas de parte del nuevo ministro de Gobierno y del nuevo Gobierno diciendo que iban a detener a todos los periodistas sediciosos, extranjeros y nacionales, algo anticonstitucional. Obviamente hay libertad de prensa según las leyes bolivianas. Y una mezcla de miedo y de conveniencia ha conducido a que no hubieran medios nacionales que cubrieran esta masacre. Es fácil llegar a la zona como norteamericana. Yo he ido sin problema. No habían medios nacionales, sólo mostraban o copiaban el discurso del Estado y había una desesperación de la gente pidiendo que la comunidad internacional y que la prensa internacional cubra lo que estaba pasando para que no pase desapercibido.

AMY GOODMAN: ¿Qué dicen los militares sobre las muertes de los manifestantes pro-Morales? ¿Qué tipo de tratamiento médico están recibiendo? ¿Tiene la gente miedo de acudir a los hospitales? ¿Tiene la gente miedo de que los militares que han abierto fuego vayan a los hospitales donde los heridos en las protestas están siendo tratados?

KATHRYN LEDEBUR: Bueno, el Gobierno con mucho descaro ha anunciado que manejaban armas de fuego, dos manifestantes, lo que no era cierto y hemos constatado que es mentira. Sugirieron que ellos se estaban disparando entre ellos en la nuca. Eso también es falso. Sólo había una clase de bala que hemos encontrado y centenares de balas y centenares de cartuchos de gas lacrimógeno. Una cosa sumamente preocupante de la capacidad del Estado de tergiversar, de tratar de mantener la población urbana y blanca en contra de la población indígena y de bajos recursos.

AMY GOODMAN: Quiero que escuchemos al presidente exiliado de Bolivia, Evo Morales, hablando con el Washington Post sobre una de las razones por las que se vio forzado a renunciar.

EVO MORALES: Planteamos un nuevo Tribunal Supremo Electoral con nuevos actores políticos y, sin Evo Morales, nuevas elecciones. Tampoco aceptaron. Pero seguían las agresiones, seguían quemas de viviendas, de nuestras autoridades, de los dirigentes sindicales, amenazas a quemar esposas, a familiares, hijas e hijos. Era insoportable. Y para que no haya estas agresiones de la derecha, de los violentos, yo renuncié. Para que se acabe eso.

AMY GOODMAN: Ese era Evo Morales. En una entrevista a Al Jazeera, Morales dijo que quiere volver a Bolivia para terminar su mandato, que terminaría en unos meses, pero que no se postulará para una nueva reelección. ¿Qué opina de esto?

KATHRYN LEDEBUR: Yo creo que esa es la idea. Es importante saber que el Gobierno de Evo Morales ha cedido a todas las demandas de la oposición derechista y que ellos en ningún momento han frenado la violencia, no se han presentado abiertos a la negociación y no se están comportando de una manera democrática. Y si no hay una apertura de su parte, si no entran en razón, el futuro cercano será de violencia aguda, violaciones de derechos humanos y mayor polarización.

AMY GOODMAN: ¿Ve alguna posibilidad de que las fuerzas que tienen el poder ahora en Bolivia entablen conversaciones con el movimiento al socialismo de Morales, para lograr unas negociaciones pacíficas que puedan permitir la vuelta de Morales? Por supuesto la autoproclamada presidenta dice que Morales no puede postularse de nuevo.

KATHRYN LEDEBUR: Lógicamente Morales es presidente constitucional hasta el 22 de enero de 2020. Áñez se ha reunido con el enviado especial de la ONU, ojalá que participen en eso. Pero hasta el momento el comportamiento, las declaraciones, los decretos supremos que ellos han aprobado no sugieren esa apertura y la situación aquí es muy preocupante. Y es muy importante la intención y la presión de la comunidad internacional para que cese la violencia y para que negocien y convoquen a elecciones transparentes.

AMY GOODMAN: ¿Cree que el derrocamiento de Evo Morales fue un golpe de Estado?

KATHRYN LEDEBUR: Por supuesto que sí ha sido un golpe de Estado. Las fuerzas armadas inicialmente no eran las fuerzas principales del derrocamiento. Había grupos de choque civiles, había un motín de la policía, pero inmediatamente con la renuncia de Morales a pedido del comandante de las fuerzas armadas, algo sumamente anticonstitucional, los militares han salido a las calles, han empezado a meter bala y ha empezado a morir la gente. Sin duda esto es un golpe de Estado. Y ahora estamos en una situación de dictadura sin una salida previsible.

AMY GOODMAN: Finalmente, puede explicar para una audiencia global la importancia de la región de Santa Cruz, y hable de la abierta actitud hostil y racista de las personas en el poder ahora mismo y de las divisiones que hay en el país.

KATHRYN LEDEBUR: Bueno, Santa Cruz es creo la tercera o segunda ciudad en términos de población de Bolivia. Es una ciudad de tierras bajas que era, hasta la dictadura de Banzer en los años 70, muy pequeña. Ha crecido bastante, tiene una economía dinámica, por lo menos hasta el mes pasado, y muchos de sus residentes son migrantes de otras regiones del país. Sin embargo, siempre ha habido un grupo de élite, una oligarquía cruceña blanca, económicamente pudiente, que ha promovido la visión de separatismo, de la superioridad de los cruceños. Esa no es la opinión de la mayoría de la población allá, pero es algo que existe. En 2008 encabezaron, con el apoyo de Estados Unidos, un intento separatista de golpe que fue frustrado y, por ejemplo, este grupo de élite se ha opuesto a la Ley de Identidad de Género. Entonces, esto es un grupo que tiene mucha gente afuera por cargos de violación de derechos humanos, corrupción, gente que quiere que vuelvan sus élites, que tengan bastante dinero. Por ejemplo, Camacho aparece varias veces en los “papeles de Panamá” con cuentas en el exterior y una falta de transparencia.

AMY GOODMAN: Explique que dicen los papeles de Panamá sobre Camacho y cómo ha sido su ascenso al poder. ¿Diría que es un personaje similar a Guaidó, quien se autoproclamó presidente de Venezuela y recibió el apoyo de Estados Unidos en su intento de expulsar del poder a Maduro?

KATHRYN LEDEBUR: Bueno, tiene una figura y una ideología parecida a Guaidó o incluso peor en términos de su enfoque derechista. Nunca ha pedido un cargo político, pero es un movimiento pseudo carismático basado en el odio que está impulsando ese movimiento golpista. Según los papeles de Panamá él tiene tres cuentas o tres entradas en los papeles de Panamá. Uno es con un solo socio y una deuda no pagada. Hay un segundo con 31 socios y todos estos socios son de las familias oligárquicas de Santa Cruz y Beni, muchas de las familias que estaban respaldando este golpe de Estado, pero también lo hacen las élites en las otras ciudades. Y otra cuenta con pocos socios que tampoco se sabe de qué se trata. Pero se nota claramente que hay mucho dinero y que no está en Bolivia y que no sabemos las orígenes ni los nexos de esos fondos.

AMY GOODMAN: ¿Qué rol cree usted que está teniendo Estados Unidos en lo que está ocurriendo en Bolivia?

KATHRYN LEDEBUR: Bueno, al principio, las primeras declaraciones públicas de Estados Unidos fueron más o menos comedidas, apoyaron la auditoría de la OEA. Pero inmediatamente después de la renuncia de Morales han aplaudido lo que ellos ven [como] la restauración de la democracia, han aplaudido la presidencia y han reconocido inmediatamente a Áñez, tanto ellos como otros países de ese mismo bloque de Estados Unidos. Y Trump personalmente ha felicitado a Áñez. Y, además, el secretario de Estado, Pompeo, ha hablado de la restauración de democracia en Bolivia y de que ojalá Venezuela siga el mismo camino. Es sumamente preocupante tuitear eso en el mismo día de una masacre, el mismo día de un decreto supremo autorizando impunidad para las fuerzas armadas y la policía. Entonces no está claro el papel que ha jugado Estados Unidos, pero que existe apoyo desde la Casa Blanca para este golpe y que no han dicho nada para que se frene la violencia, eso sí es cierto.

AMY GOODMAN: Para terminar, y gracias por su tiempo, sabemos que las cosas están muy difíciles en Cochabamba tras la masacre, pero ¿le sorprendió que Morales dijera que no se postulará para un cuarto mandato? ¿Cree que cometió un error previamente al intentar ser reelegido de nuevo, generado malestar en su propia base progresista? Explique cómo se llegó a esta situación.

KATHRYN LEDEBUR: Bueno, yo creo que la decisión… desde las elecciones las actuaciones que ha tomado el presidente Morales han sido conciliadoras, negociadoras, en colaboración con la comunidad internacional. La decisión de no candidatizarse después de la auditoría de la OEA era un intento para conciliar la paz y tener una salida. Había mucha gente que cuestionaba el esfuerzo de Morales para reelegirse para un cuarto mandato. Él perdió un referéndum, pero con intervención de la oposición en el proceso y con noticias falsas que han sido una parte clave de toda esta crisis. Y después, la decisión del Tribunal Constitucional para un cuarto mandato fue ampliamente cuestionada. Pero es importante señalar que en este momento ya no hay Evo Morales, ya no hay justificativo, y hay que señalar que una parte de la decisión del cuarto mandato se basaba en el temor de lo que está pasando exactamente ahora, este enfoque sistemáticamente racista contra la gente de áreas rurales, la gente indígena, con violencia estatal enfocada, algo sumamente preocupante. Entonces, el temor de que se evite esto no sé si justifica o no justifica, es el punto de vista de cada quien. Pero aquí estamos, con un ataque contra la gente indígena, con grupos de choque en motos, golpeando a gente por cómo se visten o cómo es su cara. Y ahora ya no está Evo Morales, él ya no es un factor en el conflicto, y el comportamiento antidemocrático, la violencia, el enfoque de detenciones para sediciosos y las amenazas contra defensores de derechos humanos, líderes que apoyaban al MAS y periodistas siguen y ponen en peligro a la mayoría de la población boliviana.

AMY GOODMAN: Kathryn Ledebur, muchas gracias por acompañarnos, continuaremos cubriendo este asunto. Ledebur es directora de la Red Andina de Información en Cochabamba, donde ocurrió la masacre del viernes, además de investigadora, activista y analista con más de 20 años de experiencia en Bolivia. Esto es Democracy Now! Soy Amy Goodman. Muchas gracias por acompañarnos.


Participaron en la producción de esta entrevista: Clara Ibarra, Igor Moreno Unanua, Ileán Pérez, Iván Hincapié y Democracy Now!.

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