El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aprobó una declaración de desastre mayor para partes del estado de Texas, después de que las devastadoras tormentas invernales de la semana pasada causaran apagones que afectaron a millones de personas, provocaran escasez de agua y dejaran alrededor de 70 muertos en todo el país.
En la localidad de Conroe, en el estado de Texas, Cristian Pavón Pineda, un niño de once años, falleció en la casa móvil de su familia después de quedarse sin calefacción, como ocurrió en muchas otras casas en el área de la ciudad de Houston. Su familia inició una demanda judicial por homicidio culposo contra las compañías eléctricas de Texas, ya que alega que las empresas priorizaron sus ganancias por sobre la vida de los clientes.
Otra víctima joven, un niño hondureño de ocho años, se ahogó la semana pasada mientras intentaba cruzar el helado río Grande con su familia desde México para llegar a Estados Unidos. Según se informa, los agentes fronterizos estadounidenses expulsaron a la familia a México.
Mientras tanto, sigue creciendo la indignación después de que los residentes del estado de Texas recibieran exorbitantes facturas de electricidad debido al aumento vertiginoso de los precios provocado por el clima invernal. Un hombre recibió una factura de electricidad de más de 16.000 dólares.
La Casa Blanca dijo el viernes que las mortíferas tormentas invernales retrasaron la distribución de unas seis millones de dosis de vacunas contra la COVID-19.
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