El sábado se llevaron a cabo protestas y congregaciones en la ciudad de Louisville, en el estado de Kentucky, y en otras ciudades de todo Estados Unidos, un año después de que agentes de policía vestidos de civil irrumpieron en el domicilio de Breonna Taylor en medio de la noche y la mataron a disparos. Breonna Taylor era una joven afroestadounidense de 26 años de edad que trabajaba como técnica de urgencias hospitalarias y aspiraba a ser enfermera. Estas fueron las palabras expresadas por Keturah Herron, de la delegación de Kentucky de la Unión Estadounidense para las Libertades Civiles.
Keturah Herron: “No se han presentado cargos contra nadie. Nadie ha sido imputado ni condenado por su muerte. Y es importante que la gente recuerde eso y recuerde que debemos seguir luchando y que no podemos parar. Tenemos que seguir adelante y no podemos descansar. Breonna no pudo descansar, por lo que nosotros no descansaremos hasta que alguien rinda cuentas por su muerte”.
El viernes, el novio de Breonna Taylor, Kenneth Walker, presentó una demanda federal contra el Departamento de Policía de Louisville por violaciones a sus derechos constitucionales. Walker, quien estaba en el apartamento con Taylor en el momento de su muerte, fue absuelto la semana pasada de cargos por presuntamente disparar y herir a un oficial de policía durante la redada mortal.
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