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El presidente Biden está en Israel en una muestra más de apoyo a su implacable ataque a la Franja de Gaza, que ha reducido gran parte del territorio a escombros y ha provocado al menos 3.300 muertes así como el desplazamiento de más de un millón de personas palestinas. Israel también continúa manteniendo un sitio completo sobre Gaza, que impide el ingreso de alimentos, agua, combustible, medicamentos y otros productos de primera necesidad. Mientras tanto, crece la indignación internacional por la explosión masiva en el Hospital Bautista Al-Ahli, que mató a cientos de personas el martes 17 de octubre. Las autoridades palestinas dicen que fue un ataque aéreo israelí, mientras que Israel afirma que la explosión fue causada por un lanzamiento fallido de cohetes por parte de milicianos de Gaza. “Quienquiera que haya sido el responsable, el resultado será una enorme ira hacia Estados Unidos por su apoyo incondicional a Israel, además de un nuevo incremento en la cifra de muertes dentro de Gaza”, dice el historiador palestino-estadounidense Rashid Khalidi, profesor de la cátedra Edward Said de Estudios Árabes Modernos de la Universidad de Columbia.
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